Científicos del Instituto del Agua de la Universidad de Granada lideran un estudio internacional que pretende analizar los ecosistemas de alta montaña como los del macizo granadino. Sierra Nevada constituye uno de esos “ecomarcadores” de alto valor ecológico que pueden delatar las consecuencias del aumento de intrusiones saharianas, que también pueden alcanzar la costa Este de América. A los investigadores granadinos se suman científicos nacionales e internacionales que analizarán lagos de los Alpes, los Pirineos, la Antártida, el Ártico y la Patagonia.
Según han constatado los investigadores, las polvorientas nubes transportan nutrientes minerales y microorganismos procedentes del suelo africano, que se depositan en los lagos de los macizos montañosos. Esta “migración” de partículas, cada vez más frecuente, puede modificar las poblaciones de bacterias autóctonas, transformar el ecosistema por completo e incluso tener consecuencias negativas para la salud humana.
Para acometer el estudio, los científicos filtran el aire de la atmósfera a 3.000 metros de altura mediante colectores atmosféricos de alto volumen. El siguiente paso consiste en la purificación del ADN de los organismos incluidos en la columna de aire para determinar el origen de la misma. De ahí se obtienen pequeñas cantidades de material genético que, por su escasez, resulta necesario amplificar. La secuenciación de este ADN permitirá determinar qué microorganismos son transportados asociados al polvo del desierto durante largos trayectos.
Una vez identificados los microorganismos que llegan a los lagos, se procederá a especificar sus consecuencias para los ecosistemas locales.