P.- ¿Cuál es el principal objetivo de Red FUE?
R.- La Red de Fundaciones Universidad Empresa tiene como objetivo favorecer y estrechar las relaciones entre los ámbitos empresarial y universitario. Al mismo tiempo, Red FUE tiene como misión potenciar, fortalecer y divulgar las actividades de las 33 Fundaciones Universidad Empresa que forman parte de ella. A través de sus integrantes, Red FUE tiene estrecha relación con 50 Universidades españolas y con más de 1.000 organizaciones entre las que se encuentran empresas, Cámaras de Comercio, Asociaciones profesionales y empresariales o Administraciones.
P.- Uno de los fines de las fundaciones Universidad-Empresa es servir como puente entre ambos mundos. ¿Son tan distantes como parecen? ¿Salen los titulados preparados para adentrarse en el mundo laboral?
R.- Efectivamente, la distancia entre el mundo de la empresa y el de la universidad es importante aunque no tan amplia como en principio puede parecer. En la universidad se prepara a los estudiantes para adentrarse al mundo laboral, no sólo con conocimientos teóricos, sino con prácticas en las empresas dónde desarrollan labores similares a las que realizarán cuando se incorporen al mundo laboral con un contrato. Esta incorporación a la empresa en prácticas, ya sea cómo estudiantes o como graduados, supone un salto importante en la formación de los universitarios y en su vínculo con
Resumiendo, pienso que los titulados, en un porcentaje muy amplio, sí salen preparados para adentrarse en el mundo laboral aunque, indudablemente, les quede mucho aprendizaje por delante.
P.- ¿Cuáles son en este momento las demandas de la empresa y de los propios alumnos respecto a la futura inserción de éstos en el mercado laboral?
R.- Desde el punto de vista de la empresa, se solicitan personas con capacidades sociales más que con grandes conocimientos. Se valora enormemente la capacidad de trabajo en equipo, comunicación, iniciativa, responsabilidad… Generalmente, los directivos de las empresas son conscientes de que tienen que formar a las personas que se incorporan. Ahí tienen un punto importante de acción ya que lo que los recién incorporados suelen tener es una actitud muy abierta al aprendizaje. Buscan futuros profesionales que en muchos casos permanecen trabajando en las empresas después de las prácticas. Creo que esta es una buena fórmula tanto para quienes contratan como para quienes desean trabajar, ya que si finalmente existen posibilidades de incorporación, las dos partes saben perfectamente cuáles son sus expectativas.
P-. ¿Qué aporta la realización de una práctica en una empresa a un joven universitario?
R.- Ya sea universitario como recién graduado, realizar prácticas en una empresa es la formación complementaria a la carrera que más les va a aportar. No estoy refiriéndome únicamente a nivel de conocimientos sino a otros aspectos sociales. La convivencia con personas con experiencia en ese campo, el trabajo en equipo y principalmente, verse por primera vez envueltos en situaciones dónde pueden aplicar lo que se les enseña en clase, supone una experiencia absolutamente enriquecedora. De hecho, cuando vuelven a incorporarse a sus clases, si es que no han terminado la carrera todavía, absorben la información que reciben de las diferentes asignaturas desde un punto de vista completamente distinto.
P.-. Los ranking más prestigiosos colocan a la universidad española en puestos años luz de las mejores universidades del mundo ¿Cuáles son las principales carencias del sistema educativo español?
R.- Efectivamente hoy en día no estamos al nivel de las grandes universidades. Probablemente, con la inserción del plan de Bolonia en 2010, demos un salto importante.
P.- Ser funcionario sigue por delante de adentrarse en la aventura empresarial, en lo referente a las preferencias de los universitarios. ¿Por qué en nuestro país escasea tanto el espíritu emprendedor?
R.- Es cierto que el formar parte de una entidad pública, con un puesto de trabajo “para toda la vida”, con un sueldo relativamente alto y fijo ha sido, pienso que, hasta ahora, un punto de referencia para la gran mayoría de los trabajadores. Esta idea de seguridad era lo que se nos inculcaba desde la infancia.
Hoy en día, estamos viviendo un momento de cambio radical en el contexto empresarial y en la forma de ver y pensar sobre él. Los jóvenes trabajadores se incorporan a las empresas pensando en lo que la empresa les puede aportar en ese momento. Valoran más lo que pueden aprender allí que cuánto tiempo van a permanecer. Creo que gracias a este ambiente de cambio constante, el temor a correr el riesgo que supone crear una empresa se está perdiendo, lo que indudablemente tiene consecuencias positivas para el mundo emprendedor.
Básicamente, considero que el mayor inconveniente que ha tenido en España el mundo emprendedor ha sido el miedo al fracaso y a la inestabilidad económica que puede suponer. Hoy en día, este nuevo contexto de cambio favorece ‘asumir riesgos’ por lo que el espíritu emprendedor se ve radicalmente favorecido. Basta leer la prensa o hablar con amigos y conocidos para ver que la seguridad ya no lo es tanto ni siquiera en ámbitos considerados hace no mucho tiempo como muy estables.
P.- ¿Hasta qué punto es posible “enseñar” la vocación empresarial”?
R.- Siempre he defendido que hay pocas cosas que no se pueden aprender. Independientemente de las cualidades innatas de cada persona, y siempre que exista la actitud adecuada, veo factible enseñar cómo afrontar una aventura empresarial. De hecho, desde las fundaciones empresa se fomenta el emprendimiento desde los primeros años de la carrera.
Indudablemente, y aunque pueda sonar algo paradójico, no todo el mundo debe crear una empresa. Es tan bueno trabajar a cuenta de otros como por cuenta propia siempre y cuando sea lo que realmente se desea para desarrollar la carrera profesional. Las fundaciones empresa también actúan directamente en este campo, orientando a futuros profesionales para que desarrollen esta capacidad de decisión.
Por poner un ejemplo concreto y que conozco de primera mano, en