P.- ¿Cuáles son los plazos de aplicación del ‘proceso de Bolonia’ con el que trabajan los ministros de Educación de los 46 países que forman parte del EEES?
R.- El único plazo fijado por las distintas Declaraciones de ministros es el año 2010 como fecha de referencia.
“Un alumno español recibirá una formación comparable a la de un alumno alemán"
P.- ¿Qué mecanismos contempla el EEES para reforzar las salidas laborales para los graduados, titulados con máster y doctores del conjunto de países comprometidos?
R.- La clave del Espacio Europeo de Educación Superior es la comparabilidad de los títulos y de la formación recibida. Esto quiere decir, básicamente, que gracias a las nuevas titulaciones se superan las barreras que generaban planteamientos heterogéneos con respecto a la misma carrera. Un alumno español recibirá una formación superior comparable a la de un alumno alemán, lo cual facilitará mucho las cosas a la hora no sólo de plantearse su futuro profesional en otro país dentro del marco del EEES, sino también para cursar un máster o un doctorado.
P.- ¿Qué problemas están surgiendo en Europa y en España en la implantación de la nueva estructura de carreras? ¿Es fácil la adaptación de las tradiciones nacionales al nuevo sistema que plantea el EEES?
R.- No es tanto un proceso de adaptación sino de construcción entre todos de un marco común. Las dificultades que esto puede llegar a plantear se superan por una razón muy sencilla: el enorme beneficio que supone para alumnos y administraciones educativas. Tanto es así que el número de países inmersos en el también llamado Proceso de Bolonia es ya de 40, superando el marco de
P.- ¿Qué participación están teniendo los agentes sociales en la reforma europea, teniendo en cuenta que la Universidad está cada vez más conectada con el catálogo de empleos disponibles?
R.- Incidiendo en lo que mencionaba antes, la base para que este trabajo de integración tenga éxito es contar con todos los agentes implicados. Cada título ha sido consultado con la comunidad universitaria, colegios profesionales, sindicatos, y toda asociación representativa que tuviera algo que aportar. Con satisfacción constatamos que las cosas marchan en la buena dirección y a una velocidad que la universidad española necesitaba.
“Nuestro objetivo es que las universidades españolas se sitúen en posiciones de liderazgo en el EEES”
P.- Es de suponer que los Gobiernos nacionales están trabajando en ‘legislaciones-puente’ que faciliten una implantación gradual del EEES de aquí a 2010. En el caso de España, ¿qué líneas de Gobierno están apuntando ya en la dirección del EEES?
R.- Todas las actuaciones que hemos hecho en materia de universidades se han hecho en línea con la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior, ya que nuestro objetivo es que las universidades españolas estén preparadas para situarse en los puestos de liderazgo del EEES.
“LOU: No hemos hecho una ley nueva si no una reforma de la existente”
P.- La aplicación de la LOU puede ser inminente si el Gobierno aprueba los desarrollos normativos pendientes. ¿Es previsible que la Universidad española viva su particular revolución ya en el próximo curso académico?
R.- Muchos de los desarrollos de la LOU y de los relacionados con el Espacio Europeo de Educación Superior se aprobarán este otoño, lo que supondrá introducir bastantes mejoras en la Universidad española, pero yo no lo definiría como una revolución porque los cambios van a ser tranquilos. La aprobación de la LOU del PP en 2001 supuso prácticamente la paralización de los campus por los muchos aspectos que regularon en exceso. Nosotros no hemos hecho una ley nueva, sino una reforma de la existente precisamente para que la universidad pueda seguir desarrollando su actividad normalmente, pero mejorando aquellos aspectos en los que era necesaria una modificación urgente, como la selección del profesorado o el impulso a la I+D+i universitaria y su transferencia a la sociedad.
P.- ¿Espera resistencias importantes a la aplicación de la LOU, aprovechando la mayor autonomía universitaria que permite?
R.-
P.- Al estimularse la competencia entre universidades, ¿no se puede caer en una competición centrada en unas pocas carreras con mucha proyección social y laboral?
R.- No se trata de competir por competir sino de especializarse en aquello que cada uno es mejor, para que entre todas nuestras universidades tengamos un sistema universitario excelente, del miso modo que el MIT estadounidense es una de las mejores universidades del mundo en Ingeniería y Harvard en Derecho y Economía, pero no al revés. Además, no se trata sólo de centrarse en carreras con muchos alumnos. Entre los factores que pueden llevar a una universidad a apostar por una determinada carrera pueden estar también el interés social y cultural.