A nivel europeo, nuestro país se sitúa en la franja baja del empleo TIC, junto a los países del sur como Italia o Grecia. No es casualidad.
Tras el pinchazo de la burbuja de las puntocom a principios de siglo, la apuesta por el crecimiento económico y a creación rápida de empelo se trasladó a sectores como el inmobiliario y el turismo. Para entonces, España tampoco contaba con una alternativa industrial como la de décadas anteriores.
Este movimiento se produjo en toda Europa, pero con mayor intensidad en los países con modelos productivos más similares al nuestro. caracterizados por una baja intensidad innovadora.
En nuestro aso, además, el impacto de la crisis financiera terminó de arrojarnos a los brazos del turismo, único sector en crecimiento gracias a que se aprovechó de la inestabilidad política y social de la denominada primavera árabe.
Pero esto nos ha colocado en una extrema vulnerabilidad ante una situación como la pandemia, Como explicamos hace unas semanas en Ibercampus, el 44,3% de nuestro empleo se ubicaba en los sectores más afectados por la crisis sanitaria. Y menos innovadores.
España, a la cola del crecimiento del empleo TIC
Una de las principales consecuencias de la pandemia en el terreno del empleo es la redoblada urgencia por acelerar la adaptación de la fureza laboral a la denominada Cuarta Revolución Industrial. Para esto es necesario reforzar el talento TIC.
En este sentido, los paises europeos que parten hoy de una mejor situación de salida son aquellos que aprovecharon la recuperación tras la crisis finaciera para reforzar este capital humano tecnológico.
Como se puede apreciar en el gráfico, nuestro crecimiento medio anual del empleo TIC se sitúa en la franja más baja de los 27, tanto en el total como al analizar el aumento del talento femenino y masculino por separado.
¿Una década perdida?
En 2011, la tasa de empelo TIC de España era el 3%, el mismo nivel que la media de la UE, que Francia y Alemania y algo por encima de Italia (2,7%) y Portugal (2%).
Es revelador por lo tanto comparar cómo ha evolucionado desde entonces en relación a estos países. Para ello, este gráfico sitúa como punto cero el año 2011:
El crecimiento del empleo TIC en España permaneció prácticamente congelado entre 2011 y 2012 y de 2013 a 2015. Mientras, Francia, Alemania y sobre todo Portugal lo iniciaron su crecimiento años antes.
Aunque nosotros logramos finamente mantenernos por delante de Italia, no pudimos superar siquiera la media de la UE.
Así, cerramos 2020 con un 3,8% de empleo TIC mientras que Portugal, que en 2011 estaba muy por detrás de nosotros, nos terminó adelantando por dos décimas.
Una brecha de género superior al 75%
Aunque estas diferencias parecen mínimas, la tendencia es preocupante: la evolución del número de profesionales TIC es un termómetro de la evolución de una industria de la innovación que multiplica su impacto en el resto de sectores.
Pero también es uno de los sectores con mayor brecha de género. De media, la proporción de mujeres es un 77,3% inferior a la de los hombres en la UE. España, con un 75,3% se sitúa por debajo de países como Alemania, Países Bajos o incluso Finlandia o Noruega.
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El problema es es que mientras la UE ha reducido en 2 puntos esta brecha desde 2011, nosotros la hemos incrementado un 0,6%. Menos que otros países, pero mas que aquellos a los que queremos parecernos.
Uno de los aspectos más extraños detectados al analizar la evolución del talento femenino TIC es su extrema volatilidad.
Estadísticamente se puede explicar por su reducido número (apenas son 20 de cada 100 trabajadores TIC), que hace que una contratación menor dispare el crecimiento.
Pero como se puede ver en el Gráfico 1, España es está en el tercio de países UE en los que el empleo TIC femenino creció menos que el masculino en la última década.
Lo cual complica nuestras expectativas para aprender a aprovechar una fuerza de trabajo realmente competitiva en términos de innovación.