jueves,18 agosto 2022
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España, segundo país de la UE donde más creció la desigualdad de rentas durante la crisis

Redacción
España es el segundo país de la UE donde más creció la desigualdad de rentas durante la crisis. El aumento del paro y de la brecha salarial, más de un 10%, así como del número de pensionistas, fueron las causas La fractura en los sueldos se amplió durante los tres años posteriores a la reforma laboral, según un estudio publicado por Funcas y resumido por Begoña P. Ramírez en InfoLibre.es

España fue el segundo país de la Unión Europea donde más creció la desigualdad de rentas de mercado entre 2007 y 2015, sólo superado por Dinamarca. Las rentas de mercado son los salarios y las rentas obtenidas de las acciones, planes de pensiones privados o alquileres que perciben los ciudadanos. La brecha en esas rentas primarias, antes de impuestos y de otras intervenciones públicas de redistribución, creció un 9,3% en España, mientras en Dinamarca aumentó un 10,6%, según los cálculos elaborados por Samuel Calonge y Antonio Manresa, profesores de Economía de la Universidad de Barcelona y autores de Crisis económica y desigualdad de la renta en España. Efectos distributivos de las políticas públicas, que ha publicado Funcas, la fundación de las cajas de ahorro. En comparación, la desigualdad de las rentas de mercado creció en Alemania y en Italia sólo un 1,96%, y sólo un poco más, un 2,3%, en Francia.


Las causas de esa herida social y económica fueron el aumento del desempleo –la crisis dejó sin trabajo a tres millones de personas entre 2007 y 2012–, el crecimiento de la desigualdad salarial y el alza del número de jubilados, cuyas pensiones no son renta de mercado, sino un gasto social de la Administración, precisan los autores. La cifra de pensionistas españoles creció un 10,2% entre 2007 y 2015.


El informe de Calonge y Manresa desvela que fueron los parados y los autónomos arruinados por la crisis quienes coparon en España el segmento más pobre de la distribución salarial, desplazando a los pensionistas hacia arriba. Además, en 2012 la mitad de los desempleados registrados no recibía ninguna prestación, lo que hizo aumentar “significativamente” los niveles de pobreza. Así, el número de pobres –quienes no llegan al 60% de la mediana de la renta extendida, es decir, de la suma de los salarios, rentas del capital, subsidios y pensiones, menos los impuestos y más las transferencias públicas en sanidad y educación– pasó del 11,6% en 2007 al 21,6% en 2015.


Políticas públicas sobre las rentas de mercado


Según los autores del estudio, la desigualdad salarial creció sobre todo entre 2012 y 2015, precisamente los tres años posteriores a la reforma laboral. El repunte del empleo temporal y el uso cada vez más extenso de contratos de muy corta duración explican buena parte de la brecha de salarios. España es el país europeo líder en temporalidad, con una tasa del 26,4%, según los datos de Eurostat, la oficina estadística de la UE, referidos al segundo trimestre de este año. La media comunitaria es del 13,6%. Pero no son los únicos factores. Ese tipo de contratos se concentran, además, en sectores estacionales y con menores niveles de productividad, destacan Calonge y Manresa. Si se les añaden factores de género y de nivel educativo, la fractura se hace más clara aún. Los asalariados con contratos temporales suelen alternar periodos de actividad con otros de desempleo, por lo que su sueldo anual se resiente. Mientras el salario bruto mensual de un trabajador temporal era en 2007 de 1.110 euros, el de uno fijo alcanzaba los 1.998 euros, según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE. En 2015, la diferencia entre uno y otro se había agrandado un 18,7%.


De forma que la desigualdad salarial en España, tal y como la miden Calonge y Manresa, aumentó entre un 10% y un 15% entre 2007 y 2015, pero especialmente, destacan, a partir de 2012, año de aprobación de la reforma laboral.


A juicio de los autores, las políticas públicas “deberían centrarse mucho más en reducir la desigualdad en las rentas de mercado, dejando así margen a las políticas de redistribución a posteriori”. Samuel Calonge precisa a infoLibre que deberían ser políticas “estructurales, a largo plazo”. Una reforma del mercado de trabajo que acabe realmente con el abuso del empleo temporal y parcial, así como medidas sobre capital humano y formación de los parados y los trabajadores. También contra el fracaso escolar, que es mucho mayor en España que en Europa. “Quien no controle las nuevas tecnologías está condenado a ser un trabajo precario”, augura. Calonge propone igualmente que se rediseñe el sistema de prestaciones de desempleo.


Estado del bienestar eficaz, pero agotado


El estudio deja claro que el Estado de bienestar en España ha sido “eficaz” a la hora de reducir la desigualdad de la renta. Las pensiones públicas y el seguro de desempleo han tenido “un efecto contracíclico significativo”, reduciendo la desigualdad en un 23% antes de la crisis pero hasta un 27,9% en 2015, cuando el PIB comenzó a recuperarse. En 2012, el peor año de la crisis, las pensiones representaron el 49% de esa distribución, destacan Calonge y Manresa, y un 9,1% el seguro de desempleo. Es más, si se analiza sólo la renta de los hogares activos, excluyendo los pensionistas, resulta que la desigualdad provocada por la crisis sobre quienes trabajaban es mayor que la sufrida por el conjunto de la población y el efecto de las políticas redistributivas en quienes tenían empleo fue menor.


El mismo impacto positivo cabe atribuirlo al impuesto sobre la renta, puesto que el 80% de la redistribución que genera procede del 10% de los hogares más ricos.


Y otro tanto puede decirse del gasto público en sanidad y educación, que redujo la desigualdad de la renta un 23,6% en 2007 y menos –la lucha contra el déficit obligó a recortarlo–, un 18,7%, en 2012 y 2015.


En cualquier caso, Samuel Calonge cree que el Estado “no da para más, está agotado”, como demuestra el elevado déficit de la Seguridad Social y el hecho de que sus ayudas no lleguen en España a los más pobres. Por ese motivo reclama que se descargue a las administraciones públicas de la ingente tarea contra la desigualdad atajándola en su raíz, esas rentas primariasintegradas por unos salarios anémicos y unas rentas de capital cuya participación en los ingresos de los hogares es en España muy pequeña.

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