viernes,19 agosto 2022
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El envés

Frustración y desconcierto

El Envés
Reducir el déficit a costa de los ciudadanos, incrementar los gastos militares y permitir la evasión de miles de millones de euros forman parte de la incoherente respuesta de algunos gobiernos europeos ante la crisis. En España, el fraude fiscal es de 88.000 millones de euros. Uno se asombra de que no hayan puesto a todos los inspectores de Hacienda a perseguir y encerrar a estos delincuentes. En la situación actual, es un delito de Estado porque las víctimas son los ciudadanos.

 

En dos semanas se evadieron más de 30.000 millones de euros. La Unión Europea exige recortar el déficit en un tiempo imposible mientras el Banco Mundial estigmatiza a los países con más deuda europea por sus reformas económicas y el alto número de parados.

Todo presidido por el siniestro y secreto mundo de “los mercados financieros” a quienes hicieron el boca a boca para sacarlos a flote.

En Andalucía se grava a los bancos y suben los impuestos a los más ricos, en Extremadura y en Cataluña también, pero cada uno a su aire y el Gobierno sin atreverse a gravar un 0,05 % las transacciones financieras, ni subir los impuestos a los más ricos, ni acabar con los privilegios fiscales de la Iglesia, controlar los gastos de la Casa Real y otras instituciones que no dan cuenta de sus ingresos, como el Tribunal Constitucional y otros organismos judiciales.

Es necesario que se reduzcan los gastos militares, que se repatríen a nuestros soldados que, en Afganistán, dedican el 90% de su tiempo a protegerse a sí mismos. Nuestra misión en Afganistán, sólo en 2009, costó al Erario público 713 millones de euros. Unas cifras que aumentarán en 2010, ya que se han enviado más efectivos. Es incomprensible no gravar los enormes ingresos de directivos de bancos y empresas así como son obscenos las cifras que cobran los deportistas de élite.

El Estado debe dejar de financiar a los sindicatos y que éstos se arreglen con las cuotas de sus afiliados, así como la ayuda a la patronal de empresarios con cargo al Erario Público. Que se reduzcan en un 80% los parques móviles de ministerios, ejércitos e instituciones públicas y que, excepto el Rey y los ministros, por razones de seguridad, todos los demás cargos se desplacen  por sus medios. Los milagros alemán y japonés consistieron en trabajar más y mejor, en reducir gastos innecesarios y en aplicar políticas fiscales adecuadas.

Se extiende una sensación de malestar y de desorientación a causa de un Gobierno contra las cuerdas, una Oposición cainita que busca el poder  a cualquier precio, y de unos privilegiados que evaden impuestos y capitales sin rubor ni peligro.

Los primeros recortes que la Unión Europea exige al gobierno español son la congelación de las pensiones, recortar los sueldos de los funcionarios y el desmantelamiento de las conquistas del Estado social de Bienestar: educación, sanidad, pensiones y ayuda a las personas con grave dependencia.

“Pero existe otra manera de prestar ayuda a Grecia: tomar la iniciativa, como Unión Europea, de fomentar el desarme en la región. En los últimos meses, Francia le ha vendido seis fragatas a Grecia por 2.500 millones de euros. Helicópteros por 400 millones. Equipos de combate por 100 millones cada uno.  Y Alemania ha vendido a Grecia otros 6 submarinos por otros 1.000 millones. ¡Les prestamos dinero para que nos compren armas! Creo que aplicar estos recortes es más eficaz que recortar sueldos de menos de mil euros”.

Así lo denunció Daniel Cohn-Bendit, ante el Parlamento Europeo. Exigió la creación de un Fondo Monetario Europeo que ponga freno a la especulación. Grecia, con 11 millones de habitantes tiene 100.000 soldados, Alemania, con 85 millones, tiene 200.000 soldados.

Millones de euros fueron para los culpables de la crisis financiera, mientras no se atreven con las sociedades de inversión SICAV que sólo tributan el 1% de sus beneficios. No se han recuperado los ingentes capitales que españoles sin escrúpulos mantienen en paraísos fiscales. Muchas autonomías actúan como reinos de Taifas ignorando que el porvenir pertenece a quines construyan una Europa unida económica, política y socialmente. Causa dolor contemplar cómo se vienen abajo las conquistas del Estado de Bienestar social ante el regocijo de quienes hace medio siglo enterraron a sus muertos mientras decenas de miles permanecen en las cunetas. Entre la justicia y el orden apuestan por la seguridad de una ideología que parecía pacíficamente superada.

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