jueves,18 agosto 2022
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4.0

Hacia una nueva Universidad

Futurolandia
Nadie debería menospreciar la aportación de nuestras universidades al desarrollo de la sociedad, en su sentido más amplio. Durante diez siglos (incluso más si se amplia el enfoque), la cultura, la educación superior y la evolución científica ha germinado en su seno.Pero tampoco nadie debería desconocer que su propia supervivencia ha exigido un cambio constante de estructuras y organización, superando el posible ensimismamiento de mirarse en el espejo de su éxito a pasado.

Los procesos individualistas de las civilizaciones emergentes europeas de Grecia y Roma o las de China, India, Japón, Islam…dan paso, tras muchos siglos, a las primeras universidades, ya como instituciones que cuentan con procesos organizados de enseñanza superior, habitualmente alrededor de una educación religiosa/espiritual.

Al parecer,  fueron universidades de la India (como Nalanda, Takshashila, Ujjain o Viramshila) o Japón (Heian-Kyo) quienes tomaron la delantera ya durante el siglo IX (http://eduvoice.in/2019/04/24/%EF%BB%BFhigher-education-a-journey-from-1-0-to-4-0-part-2/).

Las principales universidades europeas se establecen a finales del siglo XI. Se considera a la de Bolonia como la más antigua (1088), seguida por Oxford (1096) y París (1175). En España, los inicios se sitúan en las universidades de Palencia (1212) y Salamanca (1218).

Sin embargo, estas primeras universidades medievales (las1.0en una escala artificial de versiones) responden, realmente,  a las necesidades de un gremio de maestros y aprendices para formar a los no iniciados en los principios del saber de la época (principalmente derecho, teología y filosofía) a efectos de ejercer su futuro ejercicio como maestros. Con el paso del tiempo su objetivo se amplia para atender a seguidores de la carrera eclesiástica o de la incipiente burocracia real.

Según algunas interpretaciones, la  Universidad 2.0 podría haberse idio gestando a partir de mediados del siglo XV con la invención de la imprenta que convierte, progresivamente, a los libros en la fuente de transmisión masiva del conocimiento. Durante más o menos cuatro siglos las universidades abren sus puertas a una educación superior formal, masiva aunque elitista, ampliada a campos del saber cada vez más diversos.

La Universidad más moderna (la 3.0) daría sus primeros pasos en Europa a principios del XIX, como herencia, más o menos directa, de los principio establecidos por Wilhem von Humboldt. Los rasgos básicos de esta universidad "humboldtiana" podrían resumirse en los cuatro siguientes:

  1. Constituir una comunidad autogobernada, con autonomía institucional y libertad individual
  2. Combinar la función docente con la investigadora, principalmente a nivel aplicado y buscando su difusión social
  3. Contar con el apoyo de la financiación pública, pero complementado por la aportación empresarial en investigación
  4. Responder a la necesidad de transmitir valores propios de la entidad nacional y cultural

Durante dos siglos se produce un proceso de democratización de la enseñanza superior y atención simultánea a la I+D, en un entorno tecnológico que va caminando, progresivamente, hacia una era digital. El momento presente puede interpretarse como una nueva fase de esa universidad moderna o como un cambio tan disruptivo como para exigir una universidad radicalmente nueva (4.0) en organización, tecnología y estrategia educativa-investigadora, como para responder a las exigencias de una sociedad profundamente evolucionada.

A escala global podemos ya visualizar universidades con"parches"más o menos extensos de futuro, que tratan, por diversos caminos, de actualizar sus estructuras y métodos de trabajo, principalmente"digitalizando" su gestión. Pero, en mi opinión, lo que debemos exigirnos es mucho más que actualizar unos centros de enseñanza e investigación superior, en una nueva sociedad digital del conocimiento.

El auténtico reto no es tratar de mejorar nuestra imagen con retoques estéticos y algunas mejoras ya imprescindibles, sino atravesar el espejo en que nos miramos, para construir una nueva universidad del futuro. Por supuesto no existe un camino único para alcanzar ese futuro y es un largo andar que habrá que cubrir por etapas. Pero hay que caminar… y deprisa. Sólo me atrevo a unas breves reflexiones en cuatro aspectos claves a añadir al de una digitalización integral, que ya comenté en mi anterior post:

  1. Liderazgo y gestión del talento
  2. Globalización
  3. Interdisciplinariedad
  4. Conexión Universidad-Sociedad

Creo que puede haber un reconocimiento amplio hacia elliderazgo intelectual y la concentración de talentoen nuestras universidades. Pero pienso que también puede haber acuerdo en que las universidades del siglo XXI exigen nuevas estructuras organizativas menos burocráticas,  gestores más eficientes y una atención mucho más comprometida con la captación, conservación y utilización del talento de profesores y personal de servicios, así como una adecuada estrategia de desarrollo del talento (conocimientos técnicos y habilidades conductuales) de nuestros alumnos.

No es ningún secreto que, en muchas universidades, la falta de estímulos, reconocimientos y medios, así como las cargas burocráticas, han llevado a renunciar a puestos de dirección a muchos líderes especialmente capacitados. Tampoco debemos desconocer localismos en procesos de selección de candidatos, una intrincada y nebulosa carrera para el nuevo profesorado, las limitaciones (mantenidas durante ya muchos años) para el rejuvenecimiento de plantillas o el predominio de la sobrevaloración de una actividad investigadora con criterios heredados de un pasado y la infravaloración de las actividades de docencia y transmisión de conocimiento a la sociedad.

Mención especial merece el tema de la  globalización 4.0 de nuestras universidades. Sin duda se está realizando un esfuerzo en la internacionalización de nuestros centros de educación superior, públicos y privados. Pero reconozcamos que los programas europeos de estancias de alumnos tienen objetivos y resultados muy limitados, así como las acciones para atraer alumnos de otros países. Admitamos que una conexión internacional en acciones educativas e investigadoras es aún insuficiente para la elevada interrelación de las sociedades del siglo XXI y la potencialidad de las nuevas tecnologías. No puede ser una opción para una algunos centros comprometidos de excelencia; debe ser una opción estratégica inaplazable para todas las universidades, con el necesario apoyo de fondos y medios públicos y privados.

La interdisciplinariedad debe dejar de ser un lugar común de buenas intenciones, para pasar a ser una prioridad estratégica clave de las universidades. La nueva sociedad del conocimiento exige la acción conjunta de especialistas en campos muy localizados del saber, con una acción común de visión amplia, generalista e incluso humanista. Desgraciadamente en este campo queda mucho por hacer, en un entorno que muchas veces parece primar la superespecialización.

Hace más de treinta años tuve la oportunidad de asistir en la Universidad de Tsukuba, Japón, a una reunión del Proyecto Link, que dirigía el profesor Klein, Premio Nobel de Economía 1980. Una de mis mayores sorpresas fue encontrar que, en esta nueva y pujante universidad, no existían centros (facultades y departamentos) especializados por campos de conocimientos, sino edificios por áreas de aplicación, como Energía, Mar o Medio Ambiente. Los profesores-investigadores de diferentes especializaciones trabajaban juntos y los alumnos se desplazaban a los centros interdisciplinarios para recibir su formación.

Con motivo de la acción emprendida en España,  hace ahora diez años, de Campus de Excelencia dediqué mucho esfuerzo en diseñar en  UAM-CSIC unos Centros de Formación e Investigación (CEFIs) interdisciplinarios. Fueron tres: CEFI en Sostenibilidad, CEFI en Ciencia de los Servicios y CEFI en Estudios Internacionales y Comparados. Siguen hoy día olvidados en el mundo de los sueños, donde cohabitan con los buenos deseos de todos aquellos que constituimos, bajo la dirección del profesor Jesús Lizcano, la revista de investigación, divulgación y debate Encuentros Multidisciplinares (http://www.encuentros-multidisciplinares.orgque acaba de cumplir 50 años.

Por último, en este resumen apresurado de retos de futuro (ya presente), una referencia al tema de laconexión Universidad- Sociedad.  En diciembre de 1973 (¡hace ya 46 años!) se constituyó la primera Fundación Universidad-Empresa https://fundacionuniversidadempresa.es 

Desde sus comienzos he colaborado con esta fundación, que ha buscado una conexión permanente entre universidad, empresa, administraciones públicas y tercer sector de instituciones sin fines de lucro. Mucho se ha hecho, pero aún queda un largo camino por recorrer. Nuestras universidades aún continúan siendo centros fundamentalmente orientados a la formación de los jóvenes (grados y masters), con unas limitadas prácticas en empresas u otras instituciones.

Un gran y meritorio esfuerzo, pero aún lejos de esa formación de por vidaque es ya nuestro inmediato futuro, irrenunciable en un mundo en rápida y profunda transformación en que conocimientos y habilidades necesitan actualizaciones permanentes. La investigación conjunta universidad-empresa es aún una  rara especie en nuestro caso, a pesar de meritorios, aunque aún limitados esfuerzos de incubadoras y parques científicos, en un entorno mundial profundamente dinámico de start-up, plataformas digitales o empresas unicornio.

Antonio Pulido http://www.twitter.com/@PsrA

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