jueves,18 agosto 2022
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Innovación social o cómo luchar por un sueño

Concepción Galdón (directora de Área 31 en IE Business School)
¿Estamos haciendo el mejor uso posible de los fondos destinados a mejoras sociales? Seguro que no porque, a pesar de lo que hagamos, todo puede mejorarse aprovechando los avances en tantas áreas. Los proyectos sociales tendrían que vivir en una permanente carrera por mejorar, y la única vía para hacer esto de forma radical es la innovación social. Esto es, la invención y ejecución de soluciones novedosas para problemas sociales.

Las empresas viven así. En el momento que dejan de correr, otro les alcanza. Ese miedo a ser desplazados es su acicate para la mejora continua. ¿Qué acicate hay en el sector social? Cada persona que queda desatendida porque no hicimos lo posible con la tecnología y los recursos que teníamos. Pero el sector social, enfrentado a multitud de retos, lo tiene difícil para correr.

En una España cuyas ONG han vivido principalmente de subvenciones públicas esta carencia de innovación es explicable. El Gobierno es conservador en el uso de los recursos públicos (no les critico por ello). Piden a las organizaciones planes a un año que definan qué acciones harán con nuestro dinero. Al final del proyecto, las organizaciones dan cuenta con fotos y firmas de que cada una de esas actividades se ha llevado a cabo con diligencia. El hecho de haber cumplido fielmente el plan aumenta sus posibilidades de ser subvencionados en el futuro. Pero ¿y si por el camino descubres que las acciones propuestas no son las mejores y quieres cambiarlas a fondo? ¿Y si aprendes o inventas un método nuevo?.

No defiendo que el Gobierno deba dar dinero de nuestros impuestos a cualquiera que tenga una ´feliz idea´. La forma general de ofrecer servicios sociales debe estar bien controlada. Pero también las grandes empresas tienen este problema. Apple no puede cambiar su cartera de productos cada vez que un ingeniero tenga una nueva idea. ¿Cómo lo resuelven? Tienen un área dedicada específicamente a testar proyextos antes de aprobarlos. Son las áreas de I+D, transferencia tecnológica u open innovation. Ya hay Gobiernos que replican esta estrategia en el ámbito social. Estados Unidos tiene una oficina de Innovación Social, al igual que Reino Unido, que además acaba de lanzar un fondo especializado en captar financiación para proyectos innovadores.

Mientras el Gobierno español analiza (o quizá no) esta posibilidad, muchas personas están desarrollando proyectos de innovación social sin apoyo. Algunos ejemplos son ´Social Coin´ con sus cadenas de favores, ´Mitwin´ en el ámbito del empleo, ´Bluemove car sharing´ en movilidad sostenible o ´Goteo´ en financiación de proyectos. Esta es una lista injusta en la que cabrían muchos más.

Y la lista de personas que desean aportar sus ideas es muy extensa. Lo hemos visto en los eventos Inside Social Innovation, de IE Business School en colaboración con Ashoka, UEIA, Creas e ImpactHub. Hay tres elementos importantes para la innovación: la colaboración, tanto entre profesionales y como entre organizaciones; el uso de metodologías adecuadas, y lanzarse a trabajar. Son los ingredientes de Inside Social Innovation, una invitación abierta a crear soluciones innovadoras para un proyecto de social aplicando metodologías de diseño centrado en el usuario (Design Thinking). En Barcelona y Madrid los asistentes han demostrado que en España hay ganas de innovar en el ámbito social. Démonos permiso para salir de las estructuras que conocemos. El coste de no hacerlo es demasiado alto.

Concepción Galdón es directora de Área 31, el espacio de innovación y emprendimiento de IE Business School.

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