Y es que esta nueva tecnología permite domesticar organismos vivos a nuestro antojo y también la modificación del propio genoma humano o la creación de nuevas armas bacteriológicas. Craig Venter, el ´padre´ de la nueva célula creada en el laboratorio sabe que se ha abierto un mundo de posibilidades. Y, por ello, se ha apresurado a pedir que se regule esta tecnología tan poderosa. Al premio Príncipe de Asturias de Investigación no le preocupa tanto el paso que él acaba de dar como lo que vendrá en los próximos años.
“Creo que las regulaciones existentes no bastan y como inventores y responsables de su desarrollo queremos ver que se hace todo lo posible para prevenir abusos”, afirmaba Venter al diario británico ´The Independent´. Su propio grupo, antes de acometer sus experimentos puso en marcha un estudio bioético. “Creo que es la primera vez que un equipo científico lo hace”, agrega.
Preguntado si trata de jugar a ser Dios, replica que eso se dice cada vez que se produce un importante descubrimiento en las ciencias, sobre todo en la biología. “La ciencia consiste en comprender la vida e intentar utilizar ese conocimiento para la mejora de la humanidad”. Y es que las altas instancias eclesiásticas también han mostrado ya su inquietud sobre el avance de Venter.
Por su parte, el propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha pedido consejo a sus asesores en bioética para que piensen en las posibles implicaciones y derivaciones. La Casa Blanca celebrará una reunión la próxima semana para evaluar las opciones positivas y negativas del nuevo paso científico. A Obama le preocupan los riesgos en materia de seguridad, efectos en el medio ambiente y la salud.
