jueves,18 agosto 2022
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Los rescates: credibilidad contra matemáticas

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Tres hechos parecen claros dentro de la confusión sobre los rescates aprobados por el BCE. Una es que deben ser solicitados y sometidos a estrictas condiciones. Otra, que Mariano Rajoy no decidirá pedir el de España al menos hasta reunirse esta semana con los ministros económicos de la UE (Ecofin) y los 17 países de la eurozona […]

Tres hechos parecen claros dentro de la confusión sobre los rescates aprobados por el BCE. Una es que deben ser solicitados y sometidos a estrictas condiciones. Otra, que Mariano Rajoy no decidirá pedir el de España al menos hasta reunirse esta semana con los ministros económicos de la UE (Ecofin) y los 17 países de la eurozona (Eurogrupo).La tercera es que no solo está en juego la credibilidad de cada país candidato o concesionario y sus líderes, sino la del BCE y la integración europea. Por eso conviene llamar la atención acerca de otra evidencia nada válida para desenredar la madeja: las condiciones de austeridad utilizadas como medio de restaurar esas credibilidades ofenden tanto a la política y la soberanía como a la economía y, sobre todo, a sus matemáticas.

 

Veamos la razón cuantitativa que afecta a todo el meollo. Al menos en teoría, el objetivo de la ayuda es poder pagar la deuda ahora y en el futuro. Esto implica reducir su carga de intereses y su volumen total en términos de valor añadido producido por el país en cuestión o PIB. Las matemáticas dicen que esto último solo será posible, y en consecuencia ayudará a lo anterior, si esa carga de intereses es menor que el crecimiento del PIB anual (producto real mas la inflación).  A lo que suba por ello la deuda total ha de añadirse el déficit público de cada año.

 
Tendencia de España

En España, pese al fuerte aumento de la prima de riesgo los dos últimos años, y en especial desde abril hasta el pasado jueves, la carga media de intereses es todavía del 3% sobre una deuda pública menor al 80% del PIB, por lo su servidumbre tampoco llega al 3% del PIB. Pero nuestro problema es que el ciclo adverso europeo, y sobre todo las medidas de austeridad o de consolidación fiscal, reducirán este año el PIB real al menos el 1,5% (a mediados de año ya acumulaba cuatro trimestres en negativo, llevaba un ritmo anual del -1,3% en el PIB y -4,6% en el empleo, equivalentes a 800.000 nuevos parados netos). Con una inflación próxima al 2,5%, el PIB nominal quedará en torno al 1%; es decir, apenas un tercio de la carga de intereses, cuando debería superar a esta. Ello significa que la ecuación hará aumentar la deuda total, pese a las medidas y eventuales rescates que dicen intentar reducirla. Y a ese resultado habrá de añadirse el déficit público y el lastre que al Estado pueda causarle la banca.

 

Esas matemáticas llevan así a estimar que la deuda estatal española terminará el presente año algo por encima del 85% del PIB, frente nivel del 67% al que finalizó el 2011. Estos 18 puntos de incremento en un solo año, además de situarnos por primera vez por encima de una media europea que ya sobrepasaba el 80%, se deberán casi por igual a la mencionada ecuación matemática, al 6,4% del PIB en déficit público esperado para el año, y al menos a otro 6% de posible efecto del rescate bancario sobre la deuda pública. Todo ello elevará la carga financiera pública y frenara la supuesta consolidación fiscal, por muchos recortes que se le añadan, o quizá también gracias al impacto que tengan en la citada merma del PIB nominal.

 
Crédito europeo y del BCE

El conjunto de la eurozona o incluso de la UE tampoco quedará mucho mejor librado por la política seguida, aun cuando tenga una recesión inferior a la española. Mientras los EEUU van camino de recuperar el 2,4% de crecimiento real del 2010, Japón el 2,5% y los países emergentes el doble de esas cifras, la zona del euro ha confirmado su recesión en el pasado trimestre. Será la única del mundo que decrezca este año el 0,5%. Pese a ello, tendrá una inflación del 2,3%, superior a la de EEUU y mucho más a la de Japón. Su PIB nominal (inferior al 2%) casi duplicará al de la carga financiera de la deuda. También elevará este año su deuda total varios puntos frente a los 18 españoles, por su menor déficit público del presente año.

 

En esta situación se produjo el pasado jueves la esperada decisión del BCE para restaurar la confianza en el euro y su propia credibilidadConfirmó que hará compras ilimitadas de deuda en el mercado secundario, aunque solo de los países que lo pidan y se sometan a estrictas condiciones. Además de crear así dinero, creó un nombre para su plan: Outright Monetary Transations, Plan de Transacciones Monetarias Contundentes. Enseguida vinieron las interpretaciones de quienes dijeron que esto no es un rescate en el que el país solicitante recibe dinero a cambio de una serie de condiciones, los elogios a la credibilidad e independencia política del BCE, así como las primeras bajadas de la prima de riesgo u subidas de las bolsas.  El diferencial o prima de la deuda española sobre la de Alemania cayó 144 de los 547 puntos con que había iniciado la semana, la mayor cesión desde que se creó el euro, por lo que el BCE obraba parte del milagro buscado con su mero bazoka verbal y su presidente Draghi volvía a recibir los apelativos de Super-Mario.  Desde que el 24 de julio la prima española llegara al máximo de 638 puntos, solo con sus palabras ha bajado casi 200.

 
¿Estabilidad del euro?

Sin embargo, la estabilidad del euro depende de otras muchas variables, ajenas incluso a la ejecución del citado plan, como se verá en las próximas semanas y meses. Sus indicadores serán las decisiones sobre Grecia y España, la suerte en los mercados del apretado calendario de emisiones de deuda pública, las concreciones de las intervenciones de los fondos de rescate europeos en los mercados primarios, los avances de las negociaciones para las uniones bancaria (el próximo reto será centralizar la supervisión) y fiscal (concretar la aplicación del nuevo tratado), y en suma la voluntad que se perciba de avanzar o retroceder en el problema clave de la unión política y su comunicación.  Sobre esto ultimo se ha anticipado el pasado fin de semana que habrá un consejo europeo extraordinario.

 

¿Se atreverán en ese consejo a rescatar la idea de Europa? Para quienes aún creemos en la superioridad de las ideas sobre los intereses (ingredientes básicos en la configuración del poder), el proyecto de integración europeo era en sus orígenes y todavía puede ser una idea ilusionante que debería acabar en la unión política superadora de la vía del conflicto a través de una integración mas avanzada que la simple cooperación internacional . A la búsqueda del mercado interior basada en las libertades se añadió en los años noventa la de una unión monetaria, que desafiaba a la teoría de las zonas monetarias óptimas, puesto que esta requiere políticas de estabilidad dirigidas a la movilidad del trabajo y de los capitales, aunque también efectivas políticas de redistribución de las rentas que compensaran los fallos de las anteriores.

 

En aras de recuperar la idea integradora, podría resultar aceptable, si al final hubiera redistribución, hasta la filigrana de intentar de nuevo realizar esa desafío con instrumentos reducidos a la libertad de los capitales y mediante el retorno a la autocracia monetaria diseñada en Maastricht para lograr las convergencias reales entre países a través de las convergencias nominales. Pero habría que ver si al final no vuelve a venir Alemania con la rebaja de frenar la supuesta unión de transferencias, falaz idea neonacionalista que corroe cualquier redistribución dirigida a superar los juegos de suma cero. Y digo falaz porque supuestamente intenta frenar lo que no existe, sino todo lo contrario. La UE, y mucho mas la eurozona, es una unión de normas, no de transferencias, que en términos netos y si se calcularan por todos los conceptos beneficia a Alemania, mucho más desde que se abrió el insoportable diferencial de primas de riesgo.

 

Calcular y cuantificar de forma transparente y completa los beneficios y costes de cada uno de los países en ese renovado proyecto integrador será tan importante como institucionalizar la representación democrática frente a dicha autocracia monetaria. El expresidente del BCE, Jean-Claude Trichet, acaba de decir (palabra de dios) que la Comisión presagia un futuro gobierno democrático europeo, tal y como ha sugerido el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, quien ha propuesto instituir un presidente electo. El Consejo Europeo o de jefes de Estado y gobierno se suele identificar con la futura cámara alta del Parlamento Europeo, mientras que la cámara baja ya está elegida por todos los ciudadanos de la UE.

 
Reuniones del Ecofin y Eurogrupo

De camino a esos sueños a la realidad, las próximas decisiones sobre la suerte del euro y del futuro europeo saldrán del Ecofin el próximo miércoles y luego del Eurogrupo. De ambas dependen la concreción de los rescates a Grecia y España, aunque los últimos días por si acaso el Gobierno de Portugal ha dado otro paso hacia la devaluación social (subir cotizaciones a los trabajadores y bajarlas a las empresas). Respecto a la primera, al parecer Angela Merkel se ha comprometido en privado a impedir la salida de Grecia del euro, según el semanario alemán Der Spiegel. En la segunda figura la perspectiva de un acuerdo para que el  gobierno español decida solicitar el rescate, y si para ello bastarían con los ajustes ya anunciados de cerca de 130.000 millones de euros en de aquí al 2013 o tendría que por ejemplo reformar las pensiones y recentralizar las autonomías. Sólo cuando se conozca la decisión final España tendrá acceso a las ilimitadas compras de deuda del BCE en el  mercado secundario y a alguna de las líneas de crédito menos intrusivas contempladas en los fondos europeos de rescate, que como la de 100.000 millones solicitada hace mas de tres meses para la banca y todavía pendiente incluso del primer anticipo podrían incluso no ser utilizadas.

 

Vistas las experiencias, el Gobierno de España duda con razón, no solo por cálculo político, sino económico, pues como hemos explicado se juega con sus decisiones una mayor recesión que incida también en la política. Una probable estrategia sería no tomar la decisión final hasta que se hayan sentado las bases de la reestructuración de las entidades financieras sobre las condiciones de la línea de crédito que Europa ha concedido al FROB. Ello sintoniza con quiénes apuestan a que Rajoy no decide solicitar el rescate hasta pasadas las elecciones gallegas y vascas. Pero la cosa es mas sería de lo que se pinta, pues España supone un 12% de a economía eurozona, del BCE y de sus dos fondos de rescate,  donde abocar a la cuarta economía de la Eurozona a una recesión aún más grave con medidas aún más duras puede resultar contraproducente para toda la eurozona.

 

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