Una ´idoneidad´ que se mantiene en un 88 por ciento en el segundo ciclo de la educación primaria, correspondiente a los 8 años, se mantiene a los 10 años con casi un 80 por ciento pero quiebra a los doce años, la edad teórica de comienzo de la E.S.O. A esta edad más de la mitad del alumnado se ha visto obligado a repetir curso.
Más allá de esta edad el futuro es incierto para el estudiante ceutí, a juzgar por las estadísticas. Sólo uno de cada diez jóvenes sigue estudiando a los 22 años. El 7,2 por ciento de ellos llega a la universidad y el 8 por ciento restante se divide a partes iguales en la enseñanza secundaria y los ciclos formativos no universitarios.
Aunque las diferencias no son abismales, cabe destacar que a medida que pasan los ciclos formativos son más las mujeres que estudian, una diferencia de formación que no tiene su reflejo en el mercado laboral: casi cuatro de cada diez mujeres está en el paro. Así, casi un 20 por ciento de las mujeres alcanzan los estudios universitarios, el doble que en el caso de sus compañeros
La tasa de abandono temprano supera el 43 por ciento, trece puntos más que la media nacional, un porcentaje que supera el 50 por ciento en el caso de los chicos y que baja hasta el 37 en el caso de las féminas. Resulta preocupante que este índice haya descendido en los últimos diez años en el resto del país mientras que en el caso de Ceuta sigue creciendo paulatinamente, pasando del 40 por ciento al 43,2 en esta década. Quizá por este último dato Ceuta destaca entre todas las regiones del país con un 38 por ciento del alumnado en ciclos de garantía social.
En 2004 sólo nueve alumnos ceutíes sacaron adelante su licenciatura y aprobaron 158 su diplomatura. Un total de 25 aprobaron ciclos superiores de idiomas y 14 de música. Hasta 477 se graduaron en la ESO y 223 en Programas de garantía social y 206 en ciclos formativos.
