Como afirma José Luis Bozal, director de la Asociación de Escuelas de Dirección de Empresas (AEEDE), hay que distinguir entre los másteres que no exigen experiencia a los alumnos y los "executive", dirigidos a profesionales con un bagaje superior a los tres años. "En el primer caso, las personas que los hacen quieren mejorar su posicionamiento para encontrar trabajo. Los segundos tienen una cierta proyección directiva en su empresa y quieren adquirir una visión global del negocio para que su carrera crezca".
En el currículum de unos y otros el máster siempre es un plus, pero el mercado aprecia más esta formación entre los veteranos. Según la última edición del "Informe Infoempleo", el porcentaje de ofertas de trabajo que incluyen el requisito del posgrado crece a medida que se asciende en el organigrama. Si el 3,10% de las ofertas para empleados valora este tipo de formación, este porcentaje sube hasta el 12,19% en las vacantes de puestos directivos.
El sector de la consultoría, que se caracteriza por el alto nivel de cualificación de sus empleados, es uno de los que más aprecia la formación de posgrado. Javier Garilleti, director de responsabilidad social corporativa y gestión del talento de PricewaterhouseCoopers, estima que el 25% de los profesionales que trabajan en unidades de negocio de la compañía ha estudiado un máster: "Entre los principiantes es un complemento de formación que enriquece el perfil en la parte de conocimientos, pero no es exigible. Para nosotros lo más importante es el potencial que detectamos en ellos. A partir de ahí ya decidiremos, porque tenemos nuestro propio máster corporativo. Para el veterano, sin embargo, cada día es más recomendable. Hace unos años un profesional con mucha experiencia podía prescindir del MBA. Hoy, gracias al ´executive´, puede contrastar lo que sabe con otros colegas".
En la consultora de selección Michael Page confirman que las empresas afinan mucho más ahora en sus procesos de búsqueda de candidatos. En este contexto, el dominio del inglés y el estudio de un máster pueden inclinar la balanza hacia uno de los postulantes. Sin embargo, Ignacio Hernández de la Torre, mánager de las divisiones de finanzas y seguros de la consultora, advierte: "Lo que se valora en primera instancia es el perfil técnico y el personal del candidato. El máster como tal no te proporciona un puesto sino una mejora que luego tienes que demostrar en la entrevista".
Pero el valor del programa en el mercado depende en buena medida de dónde se cursó. "Hay tanta oferta que es muy necesario hacerlo en un centro de prestigio -apunta Javier Garilleti-. Vivimos en un mundo de marcas, y uno tiene que estar en aquellos que le den garantías, tanto por su calidad académica como por su red de antiguos alumnos, que, con el tiempo, son tan relevantes en la carrera".
Una vez terminado el máster, el candidato puede sentir la tentación de recuperar rápidamente la suma invertida, que en algunos casos, como en los ´executive´ de carácter internacional, puede llegar a los 80.000 euros. "Hay candidatos que te piden hasta 20.000 euros más. Y en muchos casos esta subida está justificada, pero no conviene inflar demasiado el salario a costa del máster", aconseja Ignacio de la Torre.
La firma de recursos humanos Randstad ha identificado los másteres más solicitados por las empresas. En total son seis, y entre ellos no podía faltar el programa estrella: el Máster en Administración y Dirección de Empresas, más conocido por sus siglas en inglés, MBA. Se trata de un posgrado generalista que aporta una visión integral de la empresa. También es muy demandado el MRH o MBA especializado en recursos humanos.
El máster en Derecho está pensado para aquellos que deseen desarrollar su carrera jurídica en una determinada área de la empresa. El máster en Banca y Finanzas, también de carácter especializado, es otro de los más recurrentes en las ofertas de empleo. Cierran la lista el máster en Economía, un buen complemento para licenciados en letras e ingenieros, y el de Márketing.
Fuente: ABC
