Si ambos mensajes no funcionan y encandilan mejor a los mercados respecto a España, apaga y vámonos. Puede ocurrir que, sin saber de los trucos de Romanones, esperen a ver cómo se reglamentan y desarrollan esos dos y otros compromisos. Pero al final el riesgo político de España , esa parte con creciente peso en los rating y que encarece las deudas públicas y privadas, tendría que bajar muy considerablemente cuando los agentes mundiales se percaten de la extraordinaria importancia de ambas medidas, ambas dirigidas a taponar el principal riesgo económico de la política: la llamada inconsistencia temporal de los políticos y de quienes les critican. Otra cosa es que no les lleguen bien los mensajes. O, aun peor, que no se los crean.
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