jueves,18 agosto 2022
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Luisa Espinosa Ballesteros / Edición Edición Punto Didot

Tres Cantos y la Universidad Popular, un siglo después de extenderse por España estas instituciones

Redacción
Esta historia de la Universidad Popular de Tres Cantos es también una de las historias de la nueva ciudad creada hace cuatro décadas al norte de Madrid, al amparo de una de esas universidades extendidas tras su supresión durante el franquismo y de las que ahora hay unas 300.En 2006, al siglo de surgir estas instituciones, Luisa Espinosa Ballesteros peleaba por la mejora sanitaria local y recoge algo que ha cobrado gran interés con la pandemia de COVID: nuestros problemas con la Sanidad Pública.

El libro es un viaje por el tiempo que arranca a finales de la década de los años ochenta, cuando Tres Cantos era una parte de Colmenar Viejo, por lo que se convierte en testimonio de estas instituciones, resurgidas al amparo de los ayuntamientos democráticos aunque ahora algunos puedan verlas como reflejo de la crisis de la democracia. Ello realza el valor de relatos vivos de la gestación de una ciudad a través de su universidad popular. Explica en este esta obra cómo se gestó la Universidad Popular Carmen de Michelena, de la que la autora ha sido secretaria durante doce años. Carmen de Michelena tenía muy clara la necesidad de crear una universidad popular que “hiciera pueblo” en Tres Cantos, y a sus más de noventa años encontró en Luisa Espinosa y en su marido, Rodrigo García – Quismondo, el vehículo para lograrlo. Ella fue la musa y ellos dos los artífices que la llevaron a cabo. Después se sumarían muchos que permitieron su desarrollo. Esta andadura, desde su nacimiento hasta 2018 es contada en primera persona.

Luisa nació en Madrid en 1949, en aquella España de la postguerra en la que la educación era un lujo para muchas familias. Sin embargo, desde muy pequeña le atrapó el interés por la literatura y el teatro. Si bien, por las circunstancias de aquellos momentos, no pudo ir a la universidad en sus años jóvenes, a lo largo de su vida siempre estuvo actualizando su cultura, de una manera o de otra y a través de la UNED.  Su inquietud la llevó a cursar, una vez retirada de su vida laboral, estudios de Filología Hispánica en la Universidad Autónoma de Madrid, después de terminar el Programa “PUMA” que esa Universidad orienta a los mayores. Su interés por las artes escénicas han hecho de ella una buena actriz y mejor directora teatral aficionada y llegó a contar con compañía propia.

El libro se publica cuando en las universidades populares, resurgidas al amparo de los ayuntamientos democráticos y que suman en España más de 210, algunos ahora puedan ver un reflejo de la crisis de la democracia

Con un estilo directo, ameno y muy ágil, relata en este ensayo autobiográfico varios aspectos que permiten comprender por qué Tres Cantos es como se la conoce en la actualidad. En la introducción da pistas. Pone en boca del Profesor Don José Luis Mora la siguiente frase “lo que no está escrito, no existe” y estaba decidida a que su mundo personal y la ciudad donde reside desde hace casi cuatro décadas “existiera” y nosotros pudiéramos conocerla.

El libro es un viaje por el tiempo que arranca a finales de la década de los años ochenta, cuando Tres Cantos era una parte olvidada de Colmenar Viejo. Es, entonces, cuando la inquietud de Luisa empieza a aflorar. Ahora, más de treinta años después, he descubierto cómo y cuándo aparecieron por toda la ciudad algo tan útil y cotidiano como las marquesinas de los autobuses. Ya, en las primeras líneas comprendí que el libro de Luisa era un relato vivo de la gestación de una ciudad que en la actualidad pasa de los cuarenta mil habitantes.

Aún en  2006, Luisa peleaba por la mejora sanitaria de Tres Cantos. Sus rivales eran, por entonces, la Consejería de Salud y la falta de presupuestos. La batalla personal de la autora queda reflejada en uno de los capítulos más entretenidos de su libro. Es un sorprendente relato de una lucha vecinal contra lo políticamente correcto. Es el empeño por lograr lo necesario y alcanzar lo realmente importante. El tema que toca no es precisamente trivial, es la salud de todos los tricantinos, es la lucha por la mejora sanitaria de toda la ciudad, sin embargo, el sentido del humor está presente en todo el relato.

Será a partir de los acontecimientos de 2007 cuando el libro de Luisa se centra en lo que será su vida hasta 2018. Deja el teatro para dedicarse a “su tercera hija” como la llama en ocasiones. Ese año puso en marcha, junto a la para ella inolvidable Carmen de Michelena y su marido Rodrigo García-Quismondo, la Universidad Popular. Es el relato del nacimiento de una institución cultural del tipo que José Luis Mora califica “de las que hacen pueblo”. Se convirtió en cita obligada de las tardes cuando personalidades como Federico Mayor Zaragoza, presidente de UNESCO, Mariano Barbacid, uno de los mejores investigadores del mundo sobre el cáncer, visitaron Tres Cantos para dar una charla en la Universidad. Y no fueron los únicos, Alfonso Guerra,  Ángel Gabilondo, ministro de Educación y rector de la Universidad Autónoma, Martín Pallín, magistrado del tribunal Supremo y una larguísima lista de primeras espadas en muchos campos estuvieron, gracias a la Universidad Popular, en la ciudad de Tres Cantos.

El relato, como no puede ser de otra manera, es una subida y bajada de emociones que la autora contagia al lector. Desde la felicidad que provoca el éxito, hasta la tristeza y añoranza por la pérdida de Carmen de Michelena, “la musa inspiradora” de la Universidad de quien Luisa regala toda una biografía. Es la narración de la vida de una mujer, cultísima, que solo se comprende como puente entre el siglo XX y en el que nosotros vivimos. El relato nos sitúa en las circunstancias que llevaron a la creación de la Universidad. En el desasosiego por la falta “de todo” en los primeros años de andadura, en la impotencia ante las posibilidades y los medios reales que las instituciones públicas aportaban, llegando al cenit a partir de 2015. El libro transmite la alegría por lo conseguido, por la amistad creada alrededor de la Universidad y a la tristeza por los malentendidos que surgen en cualquier proyecto humano. Sin embargo, la vivencia, el aprendizaje y el crecimiento personal, lo justifican todo y así nos lo hace saber la autora. El relato narrado en este libro es toda una escuela de vida.

La obra está plagada de referencias a lo que ha sido durante siglos el germen y la base de cualquier institución cultural. Desde las universidades nacidas en la Edad Media a los gabinetes ilustrados del siglo XIX, llegando a los cafés parisinos del XX. Recoge la evolución por la que pasan, desde el grupo de amigos íntimos que se reúnen a disfrutar del saber, hasta que se convierte en centros del saber, donde la amistad íntima se supera para dar cabida a nuevos amigos a los que une el deseo de aprender y transmitir conocimientos, de disfrutar en un ambiente y poner de relieve el valor de la cultura. Carmen de Michelena tenía muy clara la necesidad de crear una universidad popular que “hiciera pueblo” en Tres Cantos y a su más de noventa años encontró en Luisa Espinosa y en su marido, Rodrigo García – Quismondo, el vehículo para lograrlo. Ella fue la musa y ellos dos los artífices que la llevaron a cabo. Después se sumarían muchos que permitieron su desarrollo y que habían sido atraídos por la importancia de lo que se estaba haciendo. 

Más de un siglo de historia de las universidades populares

La primera referencia bibliográfica de estas instituciones es la obra Las universidades populares, de Leopoldo Palacios Morini ( F. Sempere y Compañia Editores), publicada en Valencia, sin fecha, hacia finales de 1908 o principios de 1909 y que en sus 249 páginas relata la historia de s primeras instituciones; la edición digital de esa obra apareció en junio de 2002 con el patrocinio de Fundación Municipal de Cultura de Gijón, al celebrarse los veinte años de la fundación de la Universidad Popular de Gijón. He aquí el acceso a sus contenidos: PrólogoCómo se estudia en París la cuestión socialLa educación social en Francia.  Fuera de Francia… La misión social de la escuelaMás sobre la escuela.  Las Escuelas del BosqueEl presupuesto de culturaHistoria de un legadoLa extensión universitariaToynbee-HallLas universidades popularesUn museo socialLas cooperativas de consumo y el socialismo.  Cooperativas de vacacionesEnsayo de un programa de educación social

Las universidades populares tienen más de un siglo de historia. La primera apareció en 1903, y desde su nacimiento han sido instituciones enteramente dedicadas a transmitir conocimientos sin ánimo de lucro a todas las capas sociales. Tienen su origen en Francia,donde el 9 de octubre de 1899 abría sus puertas la primera universidad popular, en un barrio popular de la capital. En el caso de España habría que esperar un poquito más: el primer centro de este tipo se inauguró el 8 de marzo de 1903 en Valencia. Su fundador fue el conocido escritor Vicente Blaso Ibáñez. En general, la burguesía reformista, a menudo vinculada a sectores republicanos, va a ser la principal impulsora de las universidades populares.  

A la de Valencia siguieron, hasta los años treinta, iniciativas parejas en MadridSevillaA CoruñaOurenseSegovia y de nuevo, Valencia. La difusión inicial de este tipo de universidades fue bastante lenta y reducida, y varias de ellas no permanecieron demasiado tiempo en funcionamiento. Sólo la segoviana continuaría su actividad hasta la II República. Pese a la escasez de medios inicial, sin duda se trataba de proyectos de una enorme importancia a nivel educativo: lideradas por intelectuales de prestigio, como el citado Blasco IbáñezAntonio Machado o Wenceslao Fernández Flórez, solían ser iniciativas colectivas no excluyentes, destinadas a un público ideológicamente plural, que rompían con el elitismo de la enseñanza hasta entonces preponderante. Había una buena dosis de utopía en sus impulsores, que las consideraban herramientas para lograr la regeneración social y la solidaridad humana entre personas de adscripciones sociales muy diferentes. De este modo se lograría alcanzar la ansiada paz social. Para lograrlo, en estas primeras décadas de historia las universidades populares realizaron actividades de índole muy variada: conferencias sobre higiene popular o divulgación científica, cursos para obreros, monográficos de carácter aplicado en temas como la producción agrícola y la legislación laboral, sesiones musicales, visitas guiadas a museos y monumentos o excursiones… Se trataba de programas que hoy en día pueden llegar a asombrarnos por su pluralidad y aparente modernidad.

Tras el advenimiento de la II República, en 1931, la Universidad Popular de Cartagena incrementa la lista y se convierte en un referente, llegando a impartir conferencias en las que participaron nombres tan destacados como María de MaeztuMargarita NelkenMiguel Hernández o Elena Fortún, además de celebrar certámenes literarios, concursos fotográficos, exposiciones y hasta publicaciones y documentales. Como proyecto que contó con el apoyo de una gran parte de la intelectualidad del momento, la iniciativa de Cartagena contaba incluso con dos bibliotecas circulantes, una general y otra infantil, que llevaban la lectura a puntos recónditos de toda la región.

La Guerra Civil impidió que se pusiese en marcha un importante proyecto, el de las Federaciones Universitarias de Estudiantes, que reclamaba la creación de universidades populares en diversas poblaciones de España, fuesen o no capitales de provincia. Se trataba del germen de una eclosión sin precedentes de este tipo de centros, con matrícula y enseñanza gratuitas. Con el franquismo, las universidades populares, que durante la República y la Guerra se habían ideologizado en ciertos casos, pasaron a ser suprimidas o transformadas radicalmente. Durante los casi cuarenta años de dictadura no existió ninguna institución con tal nombre o que recuperase sus principios.

Hubo que esperar a la restauración democrática para que se recuperasen, ahora en el seno de ayuntamientos que las veían como un medio de permitir el acceso de los bienes culturales y favorecer una mayor articulación de la sociedad, según el artículo Las Universidades Populares en España (1903-2010), de Pedro Luis Moreno Martínezy  Ana Sebastián Vicente (Universidad de Murcia, CEE Participación Educativa, número extraordinario, 2010, pp. 165-179, texto realizado con las ayudas del Ministerio de Educación y Ciencia al proyecto de investigación SEJ2007-66165EDUC y la Fundación Séneca-Agencia de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia).

Esta investigación reconocía que la historia presente de estas instituciones está pendiente de estudio.Después de las primeras tentativas surgidas en 1976 en el barrio del Besós en Barcelona y Rekaldeberri en Bilbao, se creaba la Universidad Popular de San Sebastián de los Reyes (Madrid) en 1981 con el fin de posibilitar a las personas adultas y jóvenes, y excepcionalmente a los niños, el acceso al conocimiento y a los nuevos medios de expresión para desarrollar una “conducta libre, participativa y emancipadora”. A ésta le sucederían, entre otras, las de Gijón, Puertollano, Elche y Cartagena. La Federación Española de Universidades Populares (FEUP) se creaba en el transcurso del I Congreso de Universidades Populares, celebrado en Murcia en 1982, con la presencia del ministro de Educación José María Maravall. Al igual que sucediera en Francia con la fundación de la Sociedad de las Universidades Populares, a finales del XIX, o en nuestro país con la labor auspiciada por los estudiantes demócratas, durante la Segunda República, la constitución y las actuaciones emprendidas por la FEUP han sido determinantes para la difusión y consolidación del movimiento.

Un año despuñes de la Universidad Popular de San Sebastián de los Reyes, en 1981, se creaba la Federación Española de Universidades Populares (FEUP), como una manera de contribuir a la cohesión del movimiento. La FEUP ha pasado de las 23 Universidades Populares federadas en 1982 a 212 en 1999 y 228 en 2009. Once años despuéss son 210 las existentes, como eventual indicador de que la crisis económica iniciada entonces pudo generar crisis en la democracia y reflejarse esta en las universidades populares.

Antes de ese nuevo período, a comienzos del siglo XXI, doce Comunidades Autónomas contaban con Universidades Populares, pero su distribución geográfica no era equiparable de unas regiones a otras, según la citada investigación. Tres de cada cuatro Universidades Populares españolas estaban ubicadas en municipios de Extremadura y Castilla La Mancha,donde mantienen el dinamismo. Así, en Castilla-La Mancha hace dos semanas las Universidades Populares eran consideradas “motor de dinamización social”, en una acción formativa para Alcoba de los Montes, Anchuras, Arroba de los Montes, Ciudad Real, Las Labores, Puebla del Príncipe y San Lorenzo de Calatrava, localidades que han constituido recientemente en sus territorios Universidades Populares, con la colaboración de la Diputación provincial.Igualmente, en extremadura, la Asociación de Universidades Populares de Extremadura (AUPEX), en colaboración con la Diputación Provincial de Cáceres acaba de lanzar unas jornadas sobre mujeres artistas para universidades populares, y la Junta ha encauzado en AUPEX la gestión del Plan de Competencias Digitales para la Empleabilidad de Extremadura. En el resto de Comunidades Autónomas la evolución en el número de Universidades Populares federadas presentaba una situación relativamente estable con discretos avances y/o retrocesos.

El Proyecto Universidad Popular es definido por la FEUP como participativo, en el que la participación es un método de trabajo y un objetivo fundamental, en tanto que constituye un motor de cambio interno y externo.Este proyecto contempla los procesos de valoración y de evaluación continua, adaptando sus ofertas educativas, formativas y culturales a las necesidades, intereses y potencialidades de las personas y las comunidades, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las mismas.Las Universidades Populares en España (UU.PP) han desarrollado sus actividades en un amplio marco: Educación, Formación General, Formación para el empleo, Actividades Culturales y Temas Transversales.

La Universidad Popular de Tres Cantos lleva sus actividades al formato online bajo la pandemia

La pandemia y las recomendaciones sanitarias de evitar reunirse han afectado a la programación de la Universidad Popular tricantina. Tanto seminarios como talleres y conferencias vuelven a ser virtuales en esta temporada 2020-21, como ya lleva ocurriendo desde marzo de 2020 debido a la pandemia.
De hecho, este trimestre están programadas unas 22 conferencias que serán publicadas en el sitio web de la entidad. En este sentido, su director, Vicente Ausín, destaca que las actividades siguen adelante porque el objetivo de la UPTC sigue siendo que fomenten el conocimiento, la reflexión y la cultura.

El pasado 30 de octubre empezó un ciclo sobre la transición política española. A lo largo de seis sesiones, los conferenciantes hablarán sobre el contexto histórico, la elaboración de la Constitución o el legado de la transición en años posteriores.Entre los ponentes está los periodistas Manuel Campo Vidal y Luis Pintor, o el abogado José Sanromá. Este seminario se realizará mediante videoconferencia ante la imposibilidad de realizar reuniones presenciales.La programación se puede ver aquí, y pretende ser “lo más interactivo posible”. Cinco días antes de cada sesión, los asistentes recibirán documentación con el fin de que sirva de base al diálogo. Tras la exposición del invitado, se abrirá un debate  y una posterior puesta en común de puntos de vista.

 

 

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