«Mi vocación es la de empresario, una actividad que me ha permitido tener una experiencia muy completa desde los muy diferentes puntos de vista que confluyen en la actividad emprendedora: capital riesgo, franquicia, gestión de nuevas empresas y pymes (pequeñas y medianas empresas) y empresas familiares», reconoce este profesor del Instituto de Empresa, cargo que ejerce desde 1992. Desde entonces ha compatibilizado su actividad docente con la directiva en la escuela de negocios madrileña que ha adquirido el 80% de la Universidad SEK segoviana.
El centro lleva a cabo un programa de formación sobre alta gestión en la comunidad autónoma, y Manuel Bermejo asistió para disertar sobre las pequeñas y medianas empresas y sobre los negocios familiares.
-Como experto y docente en la materia, ¿cuál es la situación actual de las pymes y de las empresas familiares en España?
-Los retos de la empresa familiar van más allá del mero ámbito regional. Los desafíos son comunes, ya que han de competir en la globalización, profesionalizarse para estar en un mercado marcado por las nuevas tecnologías. Han de adaptarse a un entorno inmerso en unos cambios vertiginosos.
-Comenta la adaptación a as nuevas tecnologías como uno de los grandes desafíos. ¿Cómo definiría este escenario en las pymes y en las empresas familiares?
-Lo cierto es que sería injusto generalizar sobre la situación de este tipo de empresas. Por ejemplo, hay que reconocer que Pascual está en última línea de vanguardia. Creo que la gente tiene que cambiar el chip mental. Pongo otro ejemplo, la gente dice que hay que tener una web, pero tienen que tener en cuenta que es un escenario para el mundo y que no basta con decir que están en Internet. Este tipo de herramientas obligan a un cambio de chip y a integrarlas en la estructura de la empresa.
-¿Cuál es la diferencia entre una empresa familiar y una pyme?
-El punto diferenciador es el carácter familiar del negocio. En este sentido, pienso que en la empresa familiar falta el salto a la profesional, yes que a veces se antepone lo familiar a lo empresarial.
-¿Cree que España es un país de emprendedores?
-Es un país crecientemente emprendedor. Hay dos vías para ello. Por un lado, la de la devoción. En este sentido, cada vez se habla mejor de la imagen del empresario. La otra vía es la de la obligación porque la sociedad impone a las personas el autoempleo. Hay que darse cuenta la cantidad de gente que hay prejubilada, y las personas que tienen dificultades para encontrar acomodo en el mercado laboral. La perpetuación de un puesto enla misma empresa se ha quedado obsoleto.
Apoyo público
-El Instituto de Empresa ha adquirido la SEK. ¿Cuál es el papel de la universidad en todo el planteamiento que usted desarrolla?
-La universidad y la empresa son dos mundos que deberían entenderse, pero que no se entienden. Entre ambas hay una relación de desamor. El reto de la universidad debe ser acercarse al modelo anglosajón, donde la relación con la empresa es casi un encargo.
-¿Cree que existe falta de apoyo público?
-Pienso que existe falta de entendimiento. Es curioso, porque en este país se celebran cosas como el Día del Orgullo del Gay y debería crearse el Día del Emprendedor. Existen clichés sobre esta figura y sobre el empresario que están alejados de la realidad. Creo que hace falta más decisión y más coraje políticos.
-¿Se podría traducir esta crítica en la falta de ayudas?
-Eso es complicado, porque depende de las circunstancias del mercado, como por ejemplo los tipos de interés o los precios de la energía. Lo que es verdaderamente interesante es que haya un marco estable y predecible. En España existe un problema con el tema del desarrollo autonómico. Hay que trabajar par simplificar la actividad empresarial.
