jueves,18 agosto 2022
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Requeijo, Jaime (Coord.) / Economistas nº 150

Análisis de los textos de economía, empresa e historia económica utilizados en el bachillerato

Redacción
Muchos manuales usados por los más de 2,5 millones de estudiantes de Bachillerato y ESO, los próximos universitarios,transmiten visiones negativas del empresario y de la empresa, cuando la normativa vigente dice que se debe fomentar el espíritu emprendedor.Así lo indica el Análisis de libros de economía (6), empresa (5) e historia económica (otros 5) presentado por el Colegio de Economistas de Madrid a cargo de Rocío Albert, Francisco Cabrillo, Amelia Pérez Zabaleta y Jaime Requeijo (director)

El Colegio de Economistas de Madrid ha presentado públicamente la tercera de sus valoraciones sobre los manuales, incluida en el número 154 de su revista, bajo el titulo "Análisis de los textos de economía, empresa e historia económica utilizados en el bachillerato español", en un acto cuyo vídeo puede encontrarse en Youtube.

La vicepresidenta del Colegio, Amelia Pérez Zabaleta, afirmó que los 16 textos nos han sorprendido positivamente, pues utilizan metodología moderna, con recurso de artículos de prensa, cuadros y otros materiales que seguro que los profesores utilizan y enriquecen en su aclaración a los estudiantes. Pero muchos en vez de centrarse en lo que es la economía incluyen juicios de valor sobre lo que debería ser..

En este sentido, tanto la catedrática Pérez Zabaleta como su colega Francisco Cabrillo indicaron que les ha preocupado en muchos textos visiones negativas del empresario y de la empresa, cuando la normativa vigente dice que se debe fomentar el espíritu emprendedor. Se tilda al empresario de explotador. Y a veces se incurre en dificultad de comprensión, por querer abarcar casi todo. Se trata de un "sesgo ideológico anti-empresarial y anti-liberal con argumentos en muchos casos equivocados en los manuales de economía e historia, son más neutrales los de economía de la empresa".

Los textos completos pueden encontrarse en este enlace a la Revista Economistas. Algunos hallazgos se resumen en los siguientes mensajes principales:

 

– Los libros deberían abarcar  menos temas y ser mucho más sencillos y claros.  Sus diferencias, mayores en economía e historia que en economía de la empresa.

 

Algunos libros de historia presentan una visión ideológica y sesgada de la actividad económica, en contra de los principios de la economía de mercado.

 

Hay libros de economía no capaces de dar una definición clara y concisa de ella ni del problema económico: necesidades ilimitadas, recursos limitados y alternativos.

 

– Debería dedicarse más atención en todos los libros a la variable innovación y menos a la redistribución, pues las ideas expropiatorias de Chávez, Morales o Maduro parecen estar muy presentes entre nuestros profesores.

 

– Algunos olvidan que la demanda de trabajo es derivada y segmentada.

 

La idea de que siempre se beneficia al que más tiene genera decepción ante la vida y repulsa hacia empresas, instituciones y  Estado.

 

– En muchos párrafos de los libros examinados, la interpretación de la empresa no es tan positiva como indica el Real Decreto sobre ESO y Bachillerato. El alumno de Bachillerato que los siga no va a pensar que son necesarias, sino un peligro. La visión de las multinacionales es especialmente negativa.

 

-En el conjunto de los libros analizados destaca la manifiesta preferencia de los autores por los modelos keynesianos. Las referencias a los bancos no suelen ser muy halagüeñas ni aclarar que la actividad bancaria es mucho menos simple.

 

Se da la idea de que el comercio internacional beneficia mucho más a los países ricos, los desarrollados, y, por tanto, debe ser regulado.

Resumen de contenidos

En Portada: Los estudiantes tienen en la mayoría de los casos entre 16 y 18 años y con una formación científica y cultural bastante limitada. Además de los manuales, nos ha parecido muy relevante también estudiar la forma en la que se enseña la economía. Los conocimientos que intentan transmitir son excesivos en algunos temas. Las diferencias encontradas en los textos son mayores en los libros de economía e historia contemporánea que en los de economía de la empresa. En la mayor parte de los casos, el tratamiento de los temas es ponderado y técnicamente correcto, y solo en ocasiones cometen algunos errores concretos sobre determinados conceptos. Algunos libros de historia presentan una visión ideológica y sesgada de la actividad económica, en contra de los principios de la economía de mercado, a la que se considera responsable de problemas de todo tipo; y no se reconoce, en cambio, que el desarrollo económico del mundo occidental –es decir, el tema fundamental de los apartados dedicados a la historia económica– tiene su base en los principios de la economía de mercado y que el nivel de vida alcanzado en occidente –y, en la actualidad, en muchos países en vías de desarrollo– habría sido imposible sin ese conjunto de instituciones que, con mayores o menores defectos o insuficiencias, permiten el funcionamiento de nuestro sistema económico.

 

Integrantes del grupo evaluador. Rocío Albert es profesora de Economía y Hacienda en la Universidad Complutense de Madrid; Francisco Cabrillo, Catedrático de Economía también en la UCM desde el año 1983; Amelia Pérez Zabaleta, Profesora titular de Economía Aplicada de la UNED desde el año 1992 y del Máster en Economía y Empresa (UNED) 2011, y Jaime Requeijo (director del estudio), Técnico Comercial y Economista del Estado (jub.) y Catedrático Emérito de Economía Aplicada (UNED e IEB), además de autor de ocho libros y más de 70 artículos en revistas especializadas.

 

Visión de la actividad económica:

 

¿Qué es la economía? Algunos libros de economía (caso del de Torres) no son capaces de dar una definición clara y concisa de ella (se refieren a su rama Historia) ni del problema económico (omiten las necesidades ilimitadas humanas frente a recursos limitados y de uso alternativo). Incluyen errores como  vincular riqueza y tener más o menos recursos, sin explicar que Venezuela sea por ejemplo uno de los países con mayores recursos y con menor PIB y con problemas de desabastecimiento, al contrario que Japón. Mezclan la economía con la política y el poder al afirmar que quien tiene el dinero tiene el poder y más libertad. Incluso niegan que sea una ciencia y la presentan como una especie de religión. Dan a entender que la economía debe ser un instrumento de redistribución de la riqueza, más relevante al presentar a los clásicos que definir la economía o las teorías del valor y del comercio. Y achacan al neoliberalismo entre otros efectos la reducción del gasto social y la deuda externa.

 

 – Los bienes y servicios producidos por la actividad económica. Torres y cols., al diferenciar entre mercancías y bienes y servicios, trasladan que el intercambio de bienes es algo que puede ser realmente nocivo. Olvidan que la fuente del valor y de su función de precio es la oferta y la demanda, por lo que puede haber bienes muy escasos sin interés o demanda y así con valor y precios bajos, mientras que por el contrario el precio de equilibrio en el mercado de otros como educación y sanidad no permitirían que las personas pudieran disfrutar sin subvenciones. Para acabar de confundir a los alumnos dicen que a la actividad económica se le atribuye función social. Hay errores también en los libros de Penalonga y Díaz y cols, pues el afán de la injusticia social en el reparto de recursos y rentas es algo que está presente en toda economía de bachillerato.

 

– La función de producción. En algunos libros, no son capaces de explicar correctamente en qué consiste la función de producción y se le acaba dando atributos personales. Y al vincular competitividad y productividad otros olvidan la innovación como elemento clave de la productividad multifactorial. No tenemos ninguna duda de que debería dedicarse más atención en todos los libros a la variable innovación y menos a la redistribución. No olvidar los conceptos básicos del comercio internacional y de la ventaja comparativa de los países. Algunos consideran que la reducción del sector agrícola en favor de otros sectores es la causante del hambre, mientras que para otros autores la culpa de los problemas económicos en España la tiene el sector de la construcción. Se confunde renta (flujo) con riqueza (fondo). No hay duda que las ideas expropiatorias de Chávez, Morales o Maduro parecen estar muy presentes entre nuestros profesores. No se vincula el desarrollo de servicios tales como la educación o la sanidad al desarrollo económico, sino a la descentralización o transferencia de competencias a las comunidades autónomas.

 

– Agentes económicos básicos. El afán de esquematizar y ordenar todo lleva en ocasiones a considerar agentes económicos a elementos que no lo son, como el sector exterior (caso de Belso y cols. Pero otras (Torres y cols.) analizan el método científico sin una mínima o clara alusión a la diferencia entre microeconomía y macroeconomía. O se empeñan en hacer divisiones y subdivisiones imposibles de comprender con una simple definición.

 

Sistemas económicos:

 

 – Capitalismo y lucha de clases. La visión simplificada por Marx y Engels de la sociedad del siglo XIX como dividida entre burgueses y proletarios sigue siendo aceptada con pocas matizaciones por muchos historiadores, caso de Álvarez Rey y cols, que atribuyen al desaparecer la desigualdad jurídica la división social en esas dos clases: la de los nuevos privilegiados, por poder establecer las condiciones salariales y laborales e influir en las decisiones económicas y políticas, y el resto o proletariado, al que incluso se presenta como carente de derechos políticos. Otros grupos sociales se desvanecieron ante la línea argumental de Marx y Engels, pese a que en el siglo XIX una gran parte de la población vivía en el campo y existía una red social mucho más compleja.

 

 – Condiciones de vida. La idea de que el desarrollo de la economía en el siglo XIX se basó en la explotación de los trabajadores desempeña un papel muy importante en la mayor parte de los libros en los que nuestros estudiantes de bachillerato estudian estos temas; en especial –aunque no únicamente– en los de historia, caso del libro de Luis E. Otero, para el que desigualdad social es fruto de la industrialización, cuando las desigualdades eran mucho mayores en la sociedad estamental. Presentan el horror de las ciudades frente a un bucólico campo y hablan de explotación incluso de niños, olvidando explicar el exceso de mano de obra debido a la emigración del campo a la ciudad, a ciudades saturadas de población, a que la gente huía del campo donde morían de hambre literalmente.

 

– Industrialización y paro. En las relaciones entre la industrialización y la pérdida de empleo también se equivocan, caso de L. Álvarez Rey y cols., al afirmar que la introducción de la maquinaria en las fábricas de tejidos redujo el número de tejedores de 800.000 a 200.000 en Gran Bretaña entre 1800 y 1834, sin decir nada de los millones de empleos creados por la industrialización. Incurre en el grave error de sacar conclusiones a partir de los resultados de un solo sector, en decadencia o en transformación, sin ver lo que ocurría en el conjunto de la economía.

 

 – Una visión sesgada del capitalismo. Diversos libros de texto intentan situar el capitalismo que tanto critican en un marco más amplio de evolución de los sistemas económicos. Así, Belso y cols. afirman que las tres opciones de organización económica son la tradición, el mercado y la planificación centralizada. Dicen que oficios y herencias se transmiten de padres a hijos y sitúan en ese contexto las diferencias salariales entre hombres y mujeres, cuando la teoría económica ha desarrollado diversos modelos que las explican de una forma bastante más seria que atribuirlas a vestigios de la tradición. Dicen también que capitalismo o economía de mercado otorgan una prioridad absoluta al mercado como organizador de la economía, al capitalismo manchesteriano, cuando la realidad muestra economías notablemente intervenidas. Y Torres y cols. y atribuyen crisis económicas y pobreza a la propiedad de recursos naturales y capitalismo. Añaden que cualquier actividad humana pueda mercantilizarse: cultura, amistad, juego, sexo… porque leyes e instituciones amparan la búsqueda incesante de beneficio, como si tal cosa no existiera en la naturaleza humana. Olvidan, entre otras cosas, que todos los sistemas políticos que han intentado por la fuerza conseguir tal hombre nuevo han acabado en desastres. Su idea excluye que en una empresa capitalista propietarios y empleados puedan tener algún interés común, lo que ha sido desmentido por los hechos en numerosas ocasiones.

 

 – El socialismo. Mientras el capitalismo es presentado en los manuales de economía e historia como un sistema cuyos principios más sobresalientes son la avaricia, la explotación y un comportamiento moral detestable por parte del empresariado, explican el socialismo también a partir de una historia de buenos y malos, trabajadores y organizaciones obreras frente a los burgueses. La planificación socialista se equipara a distribución de renta más igualitaria y, aunque sea menos eficaz es, sin embargo, equitativa. Sobre la Comuna de París de 1871, dicen que las reformas de su gobierno se convirtieron en el referente para el movimiento obrero y democrático (expropiación de bienes de la Iglesia, entrega de empresas a obreros, y otras que hoy parecen de actualidad, como liberar del pago del alquiler a los inquilinos o condonar las deudas de los trabajadores), cuando duró poco más de dos meses, en un ambiente de violencia y guerra civil, con barrios de la ciudad que fueron destruidos o muy dañados. Sobre la revolución rusa, al afirmar que Lenin sustituyó el comunismo de guerra por la Nueva Política Económica se exagera y se dice que esta política supuso la implantación de un sistema mixto que permitía el mercado libre para estimular la agricultura, el comercio y la producción industrial, como si Lenin y de mercado libre un oxímoron.  Y al explicar por qué se hundió el sistema soviético, los libros de Otero, Álvarez Rey y cols. y Torres y cols. insisten en errores políticos y minusvaloran los enormes fallos económicos.

 

 – América Latina. Igualmente, al hablar de América Latina omiten la desastrosa experiencia económica de Cuba y comentan con cierta extensión la crisis de los misiles de 1961. En las referencias a los nuevos regímenes populistas de la región (Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Evo Morales, Kirchner, Lula da Silva…) lo único que cuestionan de ellos es la falta de libertad de información, sin referencia a todos sus problemas económicos.  Atribuyen la reducción de la pobreza de la región a las políticas contra el hambre y las desigualdades sociales, no a las medidas liberalizadoras de la economía que han realizado países como Chile, Perú o Colombia. La conclusión equivocada parece ser que hay que ir a un crecimiento propio y no dependiente, al margen de las grandes corrientes del comercio y las inversiones internacionales.

 

Mercados:

 

 – La curva de demanda y de oferta y el equilibrio. Uno de los errores más habituales en los textos de economía se produce precisamente en estos temas. No dejan meridianamente clara la diferencia entre cambios en la demanda y la cantidad demandada, o en la oferta y en la cantidad ofertada. Además, falta de matices como que son las empresas y no el sector las que incurren en pérdidas,  confunden al estudiante. Al final no quedan dudas de que los autores de manuales carecen de conocimientos sobre la demanda y la oferta de un bien y su equilibrio. El error de confundir cantidad demandada de trabajo y demanda se extiende al mercado de trabajo.

 

– Estructuras de mercado. También se cometen errores importantes, así como omisiones, al distinguir las diferentes estructuras del mercado (competencia perfecta, competencia monopolística, oligopolio, duopolio y monopolio). Torres y cols. presentan la estructura de mercado del monopolio como si fuera un resultado siempre de la concentración de capitales, olvidando que existen mercados monopolistas concentrados desde el principio por las características del bien o servicio, no a los capitales. Omiten la mínima referencia a los monopolios naturales, a los monopolios estatales o a los monopolios por razones de eficiencia, quizá intencionadamente, aunque sí se hacen referencia (inadecuada para niños de 15 años) a la discriminación de precios del monopolista. El libro de Penalonga parece dividir los oligopolios en no colusores y colusores, porque olvida la inestabilidad inherente del equilibrio de los oligopolistas: el mismo oligopolio puede coludir unas veces al buscar mayores beneficios y otras no.  Es tal su desconfianza hacia la concentración de mercados que les otorgan “súper poderes”, como el de tener la capacidad de derrocar a un gobierno y cambiarlo por otro de su mejor conveniencia. Y el libro de Valle asegura que el cartel de la OPEP se mantiene porque no surgió en su momento una autoridad supranacional que lo prohibiera.

 

– Fallos de mercado. Los distintos libros introducen a los fallos de mercado de forma confusa. Penalonga los ilustra con la foto del Prestige y petróleo derramado por todos sitios, cuando fue una catástrofe, un error de la empresa, una tragedia, no un fallo de mercado. Luego comete un error mayor: al enumerar los fallos de mercado, el primero es la inestabilidad de los ciclos económicos, que son resultado de un mal funcionamiento de la economía, no de fallos de mercado. Y se dota a las empresas de la mala fe de despedir trabajadores cuando su salario es la única fuente financiera de sus familias. Así, ¿Quién puede desear montar una empresa o apoyar a un empresario? Otros libros también consideran en el análisis de los fallos del mercado a  los ciclos económicos. Por su parte, Torres y cols. cuando introducen los bienes públicos, no mencionan el concepto de rivalidad, solo el de exclusión.  Con los faros ponen como ejemplo a toda obra pública, cuando no toda es bien público, pues algunas pueden tener un consumo rival y mecanismos para excluir a los consumidores que no paguen por ella. Confunden también consumo rival con calidad.

 

– Nuevas aproximaciones. Economía del comportamiento. Hay libros de introducción a la economía que introduzcan nuevos enfoques como este. Cabrera habla de efecto manada, efecto empujón (cuando nos marcan una casilla por defecto), efecto ancla (la primera impresión queda fijada) o efecto dotación (sobrevalorar lo nuestro), ideas interesantes pero misteriosas para quien no sepa de lo que se habla. Se repite con frecuencia en  estos libros que, por querer reflejar todos los conceptos relacionados y meter todo (ya sea en el texto, en un esquema, en un recuadro etc.), lo único que se produce es un efecto no buscado: confusiones y rechazos. Suele suceder con la información asimétrica, argumento más potente para justificar algún tipo de regulación en ciertos mercados, para luego llevar esta más allá de lo necesario, generando fallos de mercado.

 

 – Mercados de Akerlof y regulación. Olvidan otros manuales que el propio mercado tiene capacidad, en ocasiones, de generar soluciones para reducir los efectos de las asimetrías de información sin necesidad de acudir a otras instancias que no podrían resolver estos fallos. Penalonga insiste en que la crisis del 29 fue superada gracias a la intervención absoluta del Estado,  lo que induce a la falsa conclusión de que solo con más intervención y más Estado se puede salir de las crisis económicas. Otros olvidan varios años actualizar los textos al cambiar incluso el nombre de las comisiones reguladoras.

 

– Mercado de trabajo. Algunos errores vienen de olvidar que la demanda de trabajo es derivada: un aumento de la demanda de calzado aumenta su precio e induce a las empresas a incrementar su producción y, por lo general, a aumentar su plantilla. Otros, de que el mercado de trabajo es muy segmentado o fraccionado. Torres y cols. no aclaran que los salarios dependen de la productividad marginal, pues la unen también al deseo del empresario de pagar salarios más bajos para ahorrar en costes, para mantener que así se dedica menos al consumo y por tanto las empresas tienen menos ventas y menos beneficios, conclusión por la que los alumnos pensarán que todos deben tener salarios altos para que puedan comprar mucho y las empresas vender mucho y mantener los salarios altos. Su idea de que siempre se beneficia al que más tiene genera decepción ante la vida y repulsa hacia empresas, instituciones y  Estado

 

La empresa y el empresario:

 

 – Sobre la empresa.  En muchos párrafos de los libros examinados, la interpretación de la empresa no es tan positiva como indica Real Decreto 1105/2014, del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, sobre Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, BOE 3/1/2015, pág. 246).Torres y cols. reconoce que las empresas son necesarias, pero que la gestión deja mucho que desear y debe ser controlada por el Estado. El de Segura ve en la empresa aspectos positivos contrarrestados por los negativos, porque contaminan el medio natural, consumen recursos no renovables, alientan el consumismo irracional y, muchas veces, abusan de su poder sobre los trabajadores, sobre el mercado y sobre los competidores. Para Perales, las empresas intentan producir aquello que se demanda más porque así́ se puede producir más y más caro, y guiadas por este objetivo, toman sus decisiones sin que nadie se lo ordene, La crítica a la empresa puede ser más rotunda en otros textos, en especial el de Torres y cols. Un alumno de bachillerato cuando los lea no va a pensar que las empresas son necesarias, en una sociedad donde gran parte de la actividad económica se desarrolla a su través. Va a pensar, posiblemente, que las empresas son un peligro.

 

– Sobre el empresario. Por lo general, los textos no distinguen entre empresarios y gestores, el mejor servicio que se le puede prestar al alumno de bachiller, culturalmente poco propenso a la aventura empresarial, es mostrarle que esa aventura puede resultar muy satisfactoria siempre que se tenga muy en cuenta la importancia de la innovación.

 

Políticas económicas:

 

 – Visión de la política económica. En el conjunto de los libros analizados destaca la manifiesta preferencia de los autores por los modelos keynesianos que, claramente, dominan la explicación de los problemas macroeconómicos que se discuten en el texto y las políticas que se proponen para solucionarlos. En algún otro manual se indica que una de las funciones económicas del Estado consiste en estimular el consumo de bienes y servicios preferentes, sin que quede claro cuáles son tales bienes y servicios y por qué el Estado debe convertirse en un tutor que lleva al ciudadano por el buen camino

 

– Déficit y deuda pública. El caso de España, Cabrera, por ejemplo, plantea la necesidad de reducir los gastos o elevar los impuestos, y tiene claro que esta última es la estrategia más conveniente. Refiriéndose a la situación española dice que en los gastos ya se han hecho recortes, en algunos casos excesivos y contraproducentes (sanidad, educación e I+D). Pero no se plantea la posibilidad de reducir otros gastos, de elevar la eficiencia del sistema educativo o de la asistencia sanitaria o reformar la Administración Publica en todos sus niveles. El libro mantiene la idea de que en España, a lo largo de la crisis, el gasto público se redujo de forma notable; lo cual, simplemente, no es cierto.

 

– La política económica en el Siglo XX: una visión histórica. De la lectura de los libros de Bachillerato se obtiene, en resumen, la impresión de que cualquier crisis económica se puede resolver con más gasto público y mayor intervención del Estado. Los alumnos deberían, por lo menos, conocer las limitaciones de las políticas intervencionistas y los efectos negativos de muchas de ellas, que hacen, por lo general, más difícil la recuperación de una economía y un crecimiento equilibrado en el futuro.

 

 Dinero, banca y bolsa:

 

 – Qué es el dinero en la actualidad. El concepto del dinero y las funciones que cumple reciben, por lo general, un tratamiento adecuado. Aunque, a diferencia de lo que dice Torres, los bancos centrales no son, en la actualidad, bancos como los demás, son independientes para evitar interferencias de los gobiernos y susdecisiones no pueden ser asamblearias. Y al leer a Belso uno se imagina al Ministro de Economía arengando a los ciudadanos para que consuman e inviertan menos y pidiendo a los importadores extranjeros que reduzcan sus compras. Nos parece en general insuficiente la explicación del proceso de creación de dinero por parte de los intermediarios financieros; contra lo que dice alguno, los bancos no pueden crear dinero de forma prodigiosa, porque los bancos centrales regulan este proceso. Sí conviene evitar que los alumnos interpreten, de forma inadecuada, la diferenciación que aparece en algún texto, entre dinero legal y dinero bancario. 

 

– El sistema financiero. Alguno no explica que, para desarrollar su función, los bancos tienen que retribuir a los ahorradores y cobrar a los prestatarios, por lo que no es un negocio tan rentable como lo presenta, animando sin pretenderlo a que los alumnos se conviertan en banqueros. Pero sobre el tipo de interés poco es lo que se dice en los textos. En general, las referencias a los bancos no suelen ser muy halagüeñas ni aclarar suficientemente que la actividad bancaria es mucho menos simple de lo que parece desprenderse de algunos textos. Alguno confunde los fondos de inversión con los fondos de alto riesgo (hedge funds), y otros apuntan que de los fondos de inversión hay que desconfiar.

  

 – Las bolsas. Hay alguna definición que parece responder a otros tiempos.  Pero también a veces aparecen textos escritos para quienes piensan dedicarse a la intermediación en la bolsa. Y, como de costumbre, se echa en falta una explicación sencilla, una explicación al alcance de un estudiante de bachillerato.

  

Economía mundial:

 

 – El comercio internacional. Con frecuencia se da idea de que el comercio internacional beneficia mucho más a los países ricos, los desarrollados, y, por tanto, debe ser regulado de forma que se otorguen preferencias a los países menos desarrollados.

 

– Las empresas multinacionales y la globalización. En los libros de texto examinados, y aunque de vez en cuando se acepte que las empresas multinacionales son transmisoras de tecnología y que, en ese sentido, pueden facilitar el desarrollo de muchos países, la visión negativa prevalece.

 

– La integración económica. Se pasa sobre el tema casi de puntillas, enumerando algunas instituciones de la Unión Europea y con una brevísima referencia a la Unión Monetaria.

 

– El tipo de cambio y la balanza de pagos. Este apartado contiene, en algunos textos, afirmaciones confusas o sorprendentes. 

 

Dificultades de comprensión:

 

 – Algunas reflexiones iniciales. En los manuales de enseñanza secundaria o bachillerato, es preciso el seguimiento de los contenidos dictados por el Ministerio de Educación, aunque no se determina el nivel de exigencia y conocimiento. En algunos temas, sobre todo de economía de la empresa, los contenidos básicos bien podrían asimilarse a los temarios de una materia de grado de Economía, Administración y Dirección de Empresas, o grado similar. Pero lo más significativo es que, no solo los epígrafes, sino incluso el nivel de exigencia superan el nivel de comprensión de un alumno medio de bachillerato. Cuando el autor conoce bien un tema, es capaz de comenzar de cero y llevar al estudiante a los conocimientos precisos. Mientras que, cuando el desconocimiento es mayor, las explicaciones y el nivel se incrementan desde el primer momento, aumentando su dificultad.

 

– Breve repaso a las dificultades de comprensión en economía. La comprensión de los textos de economía resulta superior que la de los de empresa. En la mayor parte de las ocasiones, lo que dificulta la comprensión son los errores que se puedan producir en las explicaciones. Normalmente los textos establecen una secuencia que permite, salvo en ocasiones, seguir el hilo conductor del libro.

 

– Breve repaso a las dificultades de comprensión en economía de la empresa. Los textos de economía de la empresa presentan múltiples complejidades y dificultades de comprensión, tanto por el cúmulo de temas abordados, como por la profundidad con que se tratan los mismos. Se parecen a los textos de introducción a la economía de la empresa de los grados de universidad en los que se analizan todos los temas empresariales de la titulación, dejando a veces sin contenido algunas de las materias de cursos superiores.

 

Reflexiones finales:

 

No queremos pasar por alto varios aspectos positivos de esos textos. Varios manuales subrayan la importancia del crecimiento económico en tanto que factor clave; se advierte el esfuerzo actualizador de algunos autores. Y estamos seguros de que los profesores corregirán con sus explicaciones olvidos, errores y explicaciones abstrusas. Pero es de desear que los textos abarquen menos temas y sean mucho más sencillos y claros.

Acerca del Colegio de Economistas de Madrid

El Colegio de Economistas de Madrid es una corporación de derecho público, con más de 8.000 colegiados en su ámbito de actuación, que en la actualidad comprende Ávila, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid, Toledo, Salamanca Segovia y Soria. Con publicaciones propias y una Escuela de Economía, promueve la participación de los economistas en más de un centenar de actividades anuales (congresos, conferencias, debates, mesas redondas, presentaciones…), contribuyendo al aumento de su red profesional, abiertas a autoridades, empresas, estudiantes y otros públicos, o restringidas a sus colegiados, algunas de las cuales se retransmiten en streaming para facilitar su seguimiento en directo o diferido

 

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