jueves,18 agosto 2022
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´Sólo compartimos gastos´, dice la empresa presentes en los

BlablaCar dice que su servicio de transporte es legal

Redacción
Después de que Fomento anunciara que multaría con hasta 6.000 euros a las empresas y personas que prestan el servicio de coches compartidos, por operar sin licencia administrativa, BlaBlaCar ha emitido un comunicado explicando que sus usuarios "sólo comparten los gastos del viaje" y por tanto "no hay ánimo de lucro", casi al mismo tiempo que la Comisión Europea rechazaba la idea de sancionar a usuarios tanto de esta red social como de Uber.

BlaBlaCar insiste en que es una red social cuyo servicio conecta personas particulares para compartir los gastos y no se trata de una retribución económica, por lo que “ni BlaBlaCar ni los usuarios de BlaBlaCar, que solo comparten los gastos del viaje, se dedican al transporte de viajeros por cuenta ajena”.

Dice esta red que el Ministerio de Fomento ha comunicado esta mañana que “los gastos compartidos no cuentan como "retribución" por usar el coche de otras personas”, aclarando que el Ministerio no busca perseguir a quienes comparten gasto sin ánimo de lucro.

Repite por ello que en BlaBlaCar no hay ánimo de lucro y cualquiera puede encontrar aquí cómo se calcula el precio para la compartición de gastos. Cuando se publica un viaje en la web, BlaBlaCar recomienda un precio por cada trayecto, calculado para que los conductores no obtengan ganancias, de acuerdo con la legislación.

Presentes en 12 paises, BlaBlaCar dice también que son diferentes a las plataformas P2P de viajes (se refiere a los modelos tipo Uber) dentro de la ciudad, porque tales plataformas ejercen una actividad profesional cobrando una retribución económica para llevar pasajeros dentro de la ciudad, en distancias muy parecidas a las de taxi.En cambio, los trayectos en BlaBlaCar son de media/ larga distancia, de alrededor de 350 km, y los usuarios sólo perciben una compensación por los gastos del viaje compartido, por lo que no hay beneficios.

Marcha atrás de Fomento

Fomento -a través del director general de Transporte Terrestre- ha dado marcha atrás y ha señalado que las personas que se pongan de acuerdo entre sí para realizar algún transporte en el ámbito privado "no serán multadas". "Hay que distinguir entre servicios públicos profesionales [es decir, que se considere una actividad empresarial que genere ingresos ] y un servicio privado, esa es la clave", ha señalado Joaquín del Moral.

Con 8 millones de usuarios en 12 países, BlablaCar, fundada en 2004 en Fancia, es una "comunidad de usuarios que conecta a conductores que tienen asientos vacíos con pasajeros viajan" .

El precio de cada viaje lo fija el conductor pero nunca puede exceder de un límite impuesto por BlablaCar para asegurar que el conductor no tenga beneficio. Generalmente, se paga el precio del combustible. Por ejemplo, un viaje Madrid-Valencia tendría un coste de entre 15 y 20 euros. De momento, en España se paga directamente en mano al conductor. En otros países, el pago se realiza obligatoriamente de forma informática.

El éxito de esta red social, que permite viajar de forma más barata que en medios tradicionales, está afectando en particular a los autobuses. La Federación Nacional Empresarial de Transporte de Autobús (FENEBUS) solicitó en marzo el cierre de Blablacar, a la que acusa de "instrusismo" porque "perjudica seriamente los intereses de los operadores de transporte".

Mientras la federación presentó hasta cinco escritos de denuncia ante distintas instancias -desde la Defensora del Pueblo hasta la directora general de Tráfico- Blablacar respondía que "un coche no es competencia desleal del autobús" y que ellos tan sólo "potencian la movilidad sostenible". La compañía afirma que, de todos los países en los que está presente, sólo ha tenido problemas con el sector del autobús en España.

En esta ocasión, Blablacar ha pedido expresamente a Fomento una "reglamentación más clara" y su responsable en España y Portugal,Vincent Rosso, ha recordado, en declaraciones a Servimedia, que esta plataforma firmó en 2011 un convenio de colaboración con el Ministerio de Industria para favorecer el coche compartido como una medida para reducir las emisiones de CO2.

El sector del taxi, contra Uber

Una de las diferencias entre Uber y BlablaCar es que la primera funciona para trayectos en una misma ciudad. La compañía, estadounidense, funciona como una aplicación en la que los pasajeros escogen un coche, entre varias tarifas disponibles, para desplazarse dentro de un núcleo urbano. El usuario además elige el punto de recogida exacto y paga a través de la tarjeta de crédito. Por tanto, hace competencia directa a los taxis. De hecho, la Asociación Gremial de Auto Taxi y la Federación Profesional del Taxi han convocado un paro de 24 horas del 11 al 12 de junio en Madrid y acusan a Uber de "instrusismo" y de ser "ilegal".

Las asociaciones más representativas del taxi también se manifestarán mañana en Barcelona, ciudad en la que primero desembarcó Uber, hace meses. Lejos de la rectificación de Fomento, la Generalitat ha anunciado hoy que pedirá al cese inmediato de actividad de esta aplicación por "prestar servicios irregulares de transporte", informa Europa Press. La sanción del Govern podría llegar a los 6.000 euros e incluiría el precinto del vehículo utilizado a tal fin.

Según el sector del taxi, Uber, además, "pone en riesgo a los usuarios al carecer de las autorizaciones, los seguros y las garantías correspondiente". La empresa asegura que los conductores "cumplen con todas las normas locales, desde el seguro hasta la verificación de antecedentes". Tanto en esta plataforma como en BlablaCar, los usuarios además clasifican a los conductores.

Otros casos de consumo colaborativo

A pesar de los intentos por "limitar" las plataformas colaborativas como BlabaCar o Uber, este tipo de proyectos son cada vez más numerosos. La página consumocolaborativo.com recoge una lista de los que existen, de momento, en España. Para compartir coche, trayectos o parking, existen más de 20.

Son servicios en los que los usuarios comparten gastos, prestan o intercambian bienes y que están sufriendo un impulso gracias a la tecnología. Su éxito refleja, además, cómo los usuarios priorizan cada vez más el acceso a determinados bienes que la propiedad de éstos.

Los ejemplos no se limitan al transporte. Por ejemplo, Airbnb permite alquilar habitaciones en casas de particulares. La compañía, fundada en 2009 en San Francisco y presente ya en 192 países, está en el punto de mira del sector hotelero, que la acusa de competencia desleal. Airbnb se defiende alegando que genera puestos de trabajo en la economía local y asegura que todos los propietarios respetan las normativas nacionales.

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