De acuerdo con este estudio, las tasas académicas más elevadas (alrededor de 11.000 euros) son las de Inglaterra tras la reforma de sus sistema educativo llevada a cabo en 2012. Las tasas no se abonan inmediatamente, sino después de la titulación, cuando los ingresos de los estudiantes exceden de un límite previamente definido, lo que representa un modelo único en Europa.
En Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Hungría, los Países Bajos y Eslovenia, los estudiantes pagan unas tasas relativamente elevadas.
En contraste, Chipre, Dinamarca, Alemania, Grecia, Malta, Finlandia, Suecia y Escocia no cobran tasas académicas. En el otro extremo, en cinco países -República Checa, Holanda, Portugal, Eslovaquia y el Reino Unido (Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte)- todos los estudiantes de licenciatura abonan tasas.
En la mayoría de los países europeos, solo una minoría de los alumnos recibe ayuda en forma de becas. En ocho países, todos los estudiantes (Chipre, Dinamarca, Malta y Finlandia), o la mayoría de ellos (Luxemburgo, Países Bajos, Reino Unido (Escocia) y Suecia) se benefician de este apoyo. En la mayoría de los casos, las becas están ligadas a las necesidades financieras de los estudiantes (como en España), aunque también hay muchos países en los que se vinculan al rendimiento académico.
La comisaria de Educación, Androulla Vassiliou, ha asegurado que "Europa necesita desesperadamente mejorar el acceso e nuestros jóvenes a la educación superior "porque ello "no solo mejorará considerablemente sus posibilidades de encontrar un empleo de calidad, sino que también reforzará nuestras economías, que necesitan la innovación y la creatividad aportada por unos titulados con talento", ha señalado.
"Si los Estados miembros deciden introducir tasas académicas, deben siempre adoptar medidas _incluidas las becas_ a fin de asegurar la igualdad de acceso a la educación superior para todos, especialmente para los estudiantes procedentes de entornos desfavorecidos", ha reclamado.