jueves,18 agosto 2022
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Las diferentes esclavitudes

Goliardos s.XXI
La civilización occidental, como defensora de los derechos humanos, padece una profunda ceguera cuando mira a otras culturas en las que es cotidiano el comportamiento esclavista, agravado con actitudes súper machistas y de violencia de género llevada a los límites que ni en el Occidente de la Edad Media eran admitidas.

En estos países, dominados por una cultura totalmente machista, la mujer no tiene los mínimos derechos. ¡Ya les gustaría disfrutar de las leyes feudales del derecho de pernada, o de la justicia de la horca y el cuchillo!

Por mucho que intervino militarmente la ONU, amparándose en no sé qué principios, no somos consientes de esta situación, propiciada por un loco llamado Boco Haram, al que no se sabe por qué razones políticas se le consiente el rapto, la venta o la explotación sexual de aquellas mujeres y niñas que secuestra en el territorio que controla o en el de sus vecinos.

Todo esto me hace recordar un texto de Pierre Joseph Proudhon extraído de su libro titulado “Qué es la propiedad”  que dice: “Si fuera a responder a la pregunta siguiente: ¿Qué es la esclavitud? Y con una palabra respondiese: es el asesinato, mi pensamiento sería comprendido enseguida. No tendría necesidad de un largo discurso para mostrar que el poder de arrebatar a un hombre el pensamiento, la voluntad, la personalidad, es un poder de vida y de muerte, y que hacer a un hombre esclavo, es asesinarlo. Por qué pues a esta pregunta: ¿Que es la propiedad? No puedo responder igual: ¡es el robo! Sin tener la certeza de no ser entendido, aunque esta segunda proposición no sea más que la primera transformada”. Si viviera hoy y pudiera ver los efectos de la crisis en el ser humano, creo sinceramente que confirmaría su pensamiento, aunque en Occidente el dios  promotor de esa ignominia no sea Alá y sino Mercurio.

Esto es posible porque la sociedad actual, la que tiene poder para corregir estos comportamientos, de alguna manera es cómplice por consentidora.  

Nuestro insigne y nunca bien enseñado en las escuelas españolas, Cervantes,  decía en su obra titulada Vida de Don Quijote y Sancho.  El sepulcro de don Quijote: “Los esclavizadores saben bien que mientras está el esclavo cantando a la libertada se consuela de su esclavitud y no piensa e romper sus cadenas”

Ahora nos tienen entretenidos con la esperanza de salir del profundo pozo de las crisis, a la que nos ha llevado la política financiera de los bancos y que estamos pagando los ciudadanos. Esperanza que podríamos afirmar que actualmente es nuestro canto a la libertad, como  glosaba  Miguel de Cervantes en Don Quijote de la Mancha cuando  describe el comportamiento de Sancho Panza diciendo: “Y estaba peor Sancho despierto que su amo durmiendo: ¡tal le tenían las promesas que su amo le había hecho!”.  Pues parece que el ciudadano español está adormecido por la esperanza, que como con Sancho Panza acabará en humo y sueño.

De alguna manera se podría ensayar un discurso en el que según sea la situación cultural y económica de los países, existiría una hipótesis cuyo fondo tendría valor universal y que mostraría que la esclavitud y el asesinato siguen existiendo y que los ciudadanos del mundo tenemos unos amos de los que no conseguimos liberarnos.

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