Obama citó a su antecesor, George W. Bush, para reconocer el papel de los inmigrantes en el país y subrayó que "son parte de la vida estadounidense".
Obama anunció un plan que regularizará a entre 4 y 5 millones de indocumentados, aquellos que tengan hijos estadounidenses o a los residentes permanentes que residan en el país desde antes del 1 de enero de 2010 y carecen de antecedentes policiales. Además se facilitarán las visas y permisos de residencia a emprendedores que creen inversión y empleo, así como estudiantes.
El presidente explicó que no se trata de una "amnistía", como le han reprochado algunos críticos. "Amnistía es el sistema migratorio que tenemos actualmente, donde millones de personas viven sin pagar sus impuestos y someterse a nuestras reglas, donde los políticos usan este asunto para asustar a los ciudadanos y buscar votos", afirmó. No obstante, el plan no garantiza la ciudadanía o el derecho de residencia permanente, ni ofrece las mismas ayudas y subsidios. "Sólo el Congreso puede hacer eso", recordó Obama. "Lo que estamos diciendo es que no os vamos a deportar", explicó.
"Para los miembros del Congreso que cuestionan mi autoridad para mejorar nuestros sistema migratorio, o mi actuación donde el Congreso no lo ha hecho, tengo una respuesta: aprobad la ley", reclamó