jueves,18 agosto 2022
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El discurso de Thunberg,menos social que los de ONU en Río

ONU y movilizaciones de mayor sensibilidad que en 1992 por la sostenibilidad,pero centrada en clima

Redacción
Cientos de miles de personas se manifestaron este viernes en ciudades de toda España como en otros países y grupos numerosos cada viernes, en la huelga mundial por el clima, para exigir al Gobierno y a las empresas una acción decidida, urgente y eficaz para frenar el cambio climático. "¿Por qué este mensaje de la estudiante sueca Greta Thunberg cala más que ningún movimiento anterior y lo secunden científicos, la sociedad y políticos?",se preguntan algunos. Aquí recogemos algunas respuestas.

Greta Thunberg, la adolescente sueca que se manifiesta por el clima cada viernes desde agosto de 2018, moviliza a millones de jóvenes en todo el mundo con sus protestas. Muchos se sorprenden de que actúe como lo hace. Muchos piensan que es una marioneta, resultado de la manipulación ejercida por adultos, empresas y organizaciones. Muchos ridiculizan su rabia y sus lágrimas al defender el planeta y su futuro. Pero muchos olvidan que esta joven activista no es solo la voz de una, sino de varias generaciones. Hace 27 años, el 3 de junio de 1992, durante la celebración de The Earth Summit, la Cumbre de Medio Ambiente y Desarrollo organizada por Naciones Unidas en Río de Janeiro (Brasil), donde por primera vez se fijaron objetivos e indicadores de Desarrollo Sostenible a nivel mundial, una niña canadiense de tan solo 12 años, Severn Suzuki, ya habló a favor de la Tierra, también cuestionó el sistema económico y exigió cambios a los adultos. Fundadora con 10 años de la Environmental Children's Organization (ECO), la ahora ecóloga y activista ambiental pidió, en definitiva, un futuro mejor para todos, sobre todo para los más pequeños y con un discurso más preocupado por las desigualdades y las cuestiones sociales que el de Thunberg, como sucede con los discursos de los políticos y los científicos, así como con las movilizaciones inspiradas por la activista sueca, hija de un actor y productor de cine.

Casi tres décadas más tarde, esos niños y niñas han crecido, y ahora mantienen la preocupación por sus propios hijos, cada vez más concienciados por el medio ambiente. Muchos de ellos seguramente formen parte de los grupos de jóvenes convocados el pasado viernes 27 de septiembre en la Huelga Mundial por el Clima, a cuya manifestación de Madrid acudieron varios representantes políticos de PSOE, Ciudadanos, Unidas Podemos y Equo. Por parte de la formación morada, estuvo Pablo Iglesias, Irene Montero, Ione Belarra, Pablo Echenique y Juantxo López de Uralde. Además, también asistió el líder de Más País!, Íñigo Errejón.

Ya en la Cumbre de la ONU de 1992, donde por primera vez se fijaron objetivos e indicadores de Desarrollo Sostenible a nivel mundial, una niña canadiense de tan solo 12 años, Severn Suzuki, ya habló a favor de la Tierra 

Las organizaciones sociales que siguen el movimiento y han secundado la huelga esperaban, como asi fue, esperaban que millones de personas de todo el mundo salieran a la calle. Había previstas más de 100 manifestaciones y concentraciones solo en España. Pero, aunque este último año ha sido especialmente activo, las protestas por el clima vienen de lejos, como recuerda Adeline Marcos en un reportaje distribuido por la agencia ublica española Sinc.

Ya en 2014 se produjeron marchas masivas, una de ellas, la People’s Climate March, congregó a más de 300.000 personas en Nueva York frente a la sede de la ONU. Los movimientos, ahora denominados People's Climate Movement, se han sucedido en los últimos años y se unen a las protestas juveniles. Pero, ¿por qué el mensaje de Greta con Fridays For Future parece haber calado más que ningún otro movimiento?

Una de las razones más claras es que ahora  la crisis climática tiene consecuencias más tangibles que en 1992, cuando 1.700 científicos, incluidos varios premios Nobel, lanzaron una advertencia a la humanidad: las actividades antropogénicas perjudican seriamente al planeta. A pesar de las recomendaciones para proteger el medio ambiente, 25 años después, más de 15.000 científicos de 184 países hicieron en 2017 otro llamamiento porque las tendencias mundiales no han hecho más que empeorar, salvo en el caso de la capa de ozono, aunque los autores terminan su documento con un mensaje abierto al optimismo

Mayor conciencia medioambiental

Los sociólogos siempre decimos que tiene que existir una base social para que se apoyen los cambios, y se ha ido fraguando en estas últimas décadas”, explica a Sinc Mercedes Pardo-Buendía, directora del grupo de investigación de Sociología del Cambio Climático y el Desarrollo Sostenible de la Universidad Carlos III de Madrid.

El mensaje de Greta ha cristalizado ahora que la crisis climñayica tiene consecuenias mñas tangibles y muchos más científicos alertan fuertemente sobre el problema: en 1992 unos 1.700 científicos, hace dos años más de 15.000

Las movilizaciones actuales parten de una base social ya conciencia sobre el cambio climático, después de décadas de informes científicos advirtiendo sobre modelos climáticos catastróficos y consecuencias devastadoras del aumento de las temperaturas. El discurso de Greta ha cristalizado justamente ahora, “en un momento en que los científicos están alertando fuertemente sobre el problema”.

Sin embargo, también lo hicieron en 1992 con la Primera Advertencia para la Humanidad –el segundo aviso se produjo 25 años después en 2017 con amenazas medioambientales más evidentes y serias–. En aquel momento, la juventud no obtuvo la repercusión en los medios de comunicación ni en la sociedad como lo está logrando ahora Fridays For Future, cuyo mensaje ha llegado incluso a las escuelas.

En realidad, ahora entran en juego muchos más factores: redes sociales, exacerbación de los efectos del cambio climático en el día a día de muchos países, más presencia en los medios de comunicación, más apoyo institucional, el momento de toma de decisión en la ONU, entre otros.

Durante las reuniones de los estados para alcanzar medidas que reduzcan las emisiones de CO2, la acción peculiar de Greta Thunberg, “muy articulada y determinada”, especifica Pardo-Buendía, se ha visibilizado mucho. “Su propuesta de huelga de estudiantes de los viernes era fácil de seguir y estos han respondido. Las redes sociales han ayudado mucho a su difusión”, indica la experta. La activista suma ya más de 2,3 millones de seguidores en su cuenta de Twitter.

El 15 de marzo de 2019, en la primera gran huelga estudiantil a escala internacional, más de 2.000 ciudades de todo el mundo –58 de ellas españolas– concentraron a más de millón y medio de manifestantes. Lo volvieron a hacer en mayo de este año en 125 países, durante la segunda jornada.

“También hay que tener en cuenta que está siendo sobre todo en los países económicamente desarrollados. Cuando las sociedades han superado más o menos sus penurias económicas, quieren calidad de vida. Se trata de valores posmaterialistas, como es el caso de la calidad del medio ambiente”, explica la socióloga.

Los jóvenes, la cara de la lucha

Por sus esfuerzos para sensibilizar sobre la crisis climática, a principios de septiembre, Amnistía Internacional otorgó a Greta Thunberg y al movimiento estudiantil de activistas contra el cambio climático Fridays For Future el premio Embajadora de Conciencia de Amnistía Internacional de 2019. Esta semana, a la activista sueca también le han concedido el premio The Right Livelihood, considerado el Nobel alternativo, por su labor en la protección del medio ambiente.

Todavía es necesario que el problema del cambio climático se conecte más con la vida cotidiana de las personas

Greta, que ha sido portada en la revista TIME, es un fenómeno sociológico, pues ha impregnado los medios de comunicación, las cumbres de Naciones Unidas y la conciencia de las personas. “Eso es muy positivo porque puede empujar más al cambio concreto de políticas y actuaciones”, señala Pardo-Buendía.

El apoyo a la adolescente muestra una importante conciencia medioambiental en la sociedad, aunque todavía queda que se concrete en la acción, tanto de los gobiernos como de las empresas y de la ciudadanía. Es necesario que el problema se conecte más con la vida cotidiana de las personas, “es decir, con el uso del coche privado o el transporte público, por ejemplo, entre otras formas de organización social que requieren transformaciones”, apunta la experta.

Inspirados por la joven sueca, otros niños de diferentes países (EE UU, Nigeria, Islas Marshall, Brasil, Francia, Alemania, India, entre otros) son las caras visibles de los movimientos semanales en contra del cambio climático. Ellos son Children vs Climate Crisis, y tienen nombres y apellidos: Iris Dusquesne, Raina Ivanova, Carl Smith, Catarina Lorenzo, Chiara Sacchi, Alexandria Villasenor, Deborah Adegbile, Litokne Kabua, entre otros.  

Protesta

Manifestaciones por el clima en Granada el pasado viernes 20 de septiembre. / Eva Rodríguez Nieto

En nuestro país, la versión española de Fridays for Future (Juntos por el clima,) junto a otras organizaciones, también ha firmado el manifiesto para que los estados declaren la emergencia climática y “se tomen las medidas concretas necesarias para reducir rápidamente a cero neto las emisiones de gases de efecto invernadero, en línea con lo establecido por la ciencia y bajo criterios de justicia climática”, exponen.

Los científicos apoyan a los estudiantes

Al igual que los jóvenes han empezado a actuar, alertados por las evidencias de los científicos, estos últimos no han quedado indiferentes ante los movimientos estudiantiles. A pesar de llevar décadas advirtiendo de las consecuencias del aumento de temperaturas, parte de la comunidad científica se ha inspirado del movimiento juvenil para crear su propia protesta: Scientists for Future (S4F).

Estos jóvenes se han aliado con la ciencia y dicen: ayudadnos a convencer a nuestras sociedad para asegurarnos un buen futuro

El alemán Gregor Hagedorn ha sido el impulsor de esta iniciativa, motivado por sus propios hijos, confiesa a Sinc. El investigador en el Instituto Leibniz para la Investigación Evolutiva y de Biodiversidad en Berlín se esforzó durante años, como muchos otros científicos en todo el mundo, en mostrar la cruda realidad del cambio climático, pero fracasó. Con Greta vio la luz.

“Cuando Greta empezó a despertar el interés de los periodistas, comencé a esperanzarme. Tenía un mensaje y recibió una gran atención por parte de los medios de comunicación, justo donde los científicos fallamos”, declara Hagedorn. Después, miles de estudiantes alemanes siguieron el ejemplo de la joven sueca y, como ella, iniciaron las protestas los viernes con un objetivo: pedir un cambio en nuestras actitudes sociales y políticas.

Sin embargo, algunos medios y políticos han seguido ignorando las manifestaciones de los jóvenes, y se han centrado en criticar el absentismo escolar. Otros incluso han realizado ataques personales a los niños. “Tuve la sensación de que los científicos debíamos hacer algo”, señala Hagedorn.

“Al basar sus demandas y supuestos en nuestros datos, estos jóvenes se han aliado con la ciencia y dicen: ayudadnos a convencer a nuestras sociedad para asegurarnos un buen futuro. La ciencia, o más bien los científicos, debían actuar”, recalca.

Desde principios de año, S4F ha logrado reunir unos 60 grupos locales en Alemania, Austria y Suiza, además de otros emergentes en Países Bajos, Italia, Portugal y algunos países más que comienzan a formar equipos. “¡Los científicos en España son bienvenidos!”, manifiesta a Sinc el investigador. En el mes de marzo, para la primera gran huelga lograron recoger 26.800 firmas.

En abril, Hagedorn y otros compañeros respaldaron las acciones de los jóvenes en una declaración publicada en la revista Science. En ella, explicaron que las preocupaciones juveniles están justificadas y respaldadas por la mejor ciencia disponible. “Las medidas actuales para proteger el clima y la biosfera son profundamente inadecuadas”, expusieron.

El científico está convencido de que las cosas pueden cambiar y que los gobiernos se implicarán más en la lucha. “Nuestro estilo de vida es el resultado de nuestras decisiones políticas y sociales. Creo que amamos a nuestros hijos y estamos dispuestos a cambiar por ellos. Pero hacerlo no es una elección individual, es una elección social”, advierte.

Las evidencias no engañan: solo si dejamos de emitir CO2 y otros gases de efecto invernadero en los próximos 20 a 30 años limitaremos el aumento de temperaturas. No hacerlo pondrá en peligro las futuras generaciones, que ya no son puras estadísticas ni figuras abstractas, sino seres humanos de carne y hueso que piden ayuda aquí y ahora.

La niña de 12 años Severn Suzuki,a la Cumbre de la cumbre de la ONU en 1992:  "Si no saben cómo arreglarlo, por favor, dejen de estropearlo"

El 3 de junio de 1992 la niña de 12 años Severn Suzuki, hija de un ecologista y que a sus 10 años de edad fundó ECO (Environmental Childrens Organization), se desplazó junto con otros tres niños de la entidad desde Canadá hasta la Conferencia de Medioambiente y Desarrollo "The Earth Summit" celebrada por la ONU en Río de Janeiro, donde pronunció este discurso:

"Hola, soy una niña de 12 años, hablando en nombre de ECO, una Organización de niños de 12 y 13 años, a favor del ambiente que intentamos marcar una diferencia. Hemos reunido todo el dinero para venir aquí nosotras mismas, recorriendo 5.000 millas, para deciros a los adultos que debéis cambiar. Viniendo aquí, hoy, no voy a ocultar mi objetivo: Estoy luchando por mi futuro.

Perder mi futuro no es como perder unas elecciones o unos puntos en el mercado de valores. Estoy aquí para hablar en nombre de todas las generaciones venideras. Estoy aquí para hablar en defensa de los niños hambrientos del mundo, cuyos llantos son ignorados por todo el mundo. Estoy aquí para hablar por los incontables animales que mueren en este planeta, porque no les queda ningún lugar a donde ir. No podemos soportar no ser oídos.
Tengo miedo de tomar el sol debido a los agujeros en la capa de ozono. Tengo miedo de respirar el aire porque no sé qué sustancias químicas hay en él. Solía ir a pescar en Vancouver, mi hogar, con mi padre, hasta que hace unos años encontramos un pez lleno de tumores. Y ahora oímos que los animales y las plantas se extinguen cada día y desaparecen para siempre.
Durante mi vida, he soñado con ver las grandes manadas de animales salvajes y las junglas y bosques tropicales repletos de pájaros y mariposas, pero ahora me pregunto si todavía existirán para que mis hijos los vean también.
¿Tuvieron que preguntarse ustedes estas cosas cuando tenían mi edad?
Todo ésto está ocurriendo ante nuestros ojos, y aún seguimos actuando como si tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos y todas las soluciones. Soy sólo una niña y no tengo todas las soluciones, pero quiero que se den cuenta: ustedes tampoco las tienen.
No saben cómo arreglar los agujeros en nuestra capa de ozono. No saben cómo devolver los salmones a aguas no contaminadas. No saben cómo resucitar un animal extinto. Y no pueden recuperar los bosques,que un día talaron y que antes crecían donde ahora hay desiertos.
Si no saben cómo arreglarlo, por favor, dejen de estropearlo.
Aquí, ustedes son seguramente Delegados de Gobiernos, empresarios, organizadores, periodistas y políticos, pero en realidad son madres y padres, hermanas y hermanos, tías y tíos, y todos ustedes son hijos de alguien.
Aún soy sólo una niña, y sé que todos somos parte de una gran familia formada por seis mil millones de personas. De hecho, una familia de treinta millones de especies, y todos compartimos el mismo aire, agua y tierra. Las fronteras y los gobiernos nunca cambiarán eso.
Aún soy sólo una niña, y sé que todos estamos juntos en esto, y debemos actuar como un único mundo tras un único objetivo.
Aunque estoy llena de rabia, no estoy ciega, y, aunque tengo miedo, no me asusta decirle al mundo cómo me siento.
En mi país derrochamos tanto… Compramos y desechamos, compramos y desechamos, y aun así, los países del Norte no comparten con los necesitados. Incluso teniendo más que suficiente, tenemos miedo de perder nuestras riquezas si las compartimos.
En Canadá vivimos una vida privilegiada, plena de comida, agua y protección. Tenemos relojes, bicicletas, ordenadores y televisión.
Hace dos días, aquí en Brasil, nos sorprendimos cuando pasamos algún tiempo con unos niños que viven en la calle. Y uno de ellos nos dijo: “Desearía ser rico, y si lo fuera, daría a todos los niños de la calle: comida, ropa, medicinas, un hogar, amor y afecto”.
Si un niño de la calle que no tiene nada está deseoso de compartir, ¿por qué nosotros, que lo tenemos todo, somos tan egoístas?
No puedo dejar de pensar que esos niños tienen mi edad, que el lugar donde naces marca una diferencia tremenda. Yo podría ser uno de esos niños que viven en las favelas de Río; podría ser un niño muriéndose de hambre en Somalia; un niño víctima de la guerra en Oriente Medio, o un mendigo en la India.
Aún soy sólo una niña, y sé que si todo el dinero que se gasta en guerras se utilizara para acabar con la pobreza y buscar soluciones medioambientales, la Tierra sería un lugar maravilloso.
En la escuela, incluso en el jardín de infancia, nos enseñan a comportarnos bien en el mundo. Ustedes nos enseñan a no pelear con otros, a arreglar las cosas, a respetarnos, a enmendar nuestras acciones, a no herir a otras criaturas, a compartir y a no ser egoístas.
Entonces, ¿por qué fuera de casa se dedican a hacer las cosas que nos dicen que no hagamos?
No olviden por qué asisten a estas conferencias: lo hacen porque nosotros somos sus hijos. Están decidiendo el tipo de mundo en el que creceremos. Los padres deberían poder confortar a sus hijos diciendo: “todo va a salir bien”, “esto no es el fin del mundo” y “lo estamos haciendo lo mejor que podemos”.
Pero no creo que puedan decirnos eso nunca más. ¿Estamos siquiera en su lista de prioridades? Mi padre siempre dice: “Eres lo que haces, no lo que dices”.
Bueno, lo que ustedes hacen me hace llorar por las noches. Ustedes, adultos, dicen que nos quieren. Los desafío: por favor, hagan que sus acciones reflejen sus palabras.
Gracias".

Thunberg, más técnica y menos social que su predecesora en 1992: "Estamos en el inicio de una extinción masiva y lo único de lo que ustedes pueden hablar es de dinero y de cuentos de hadas sobre crecimiento económico eterno" 

Las palabras que este 23 de septiembre de 2019 pronunció la hija del director y productor de cine activista Greta Thunberg ante a la Asamblea General de las Naciones Unidas, durante la Cumbre sobre la Acción Climática , fueron las que siguen, más técnicas y cuntitativas que las de su predecesora en 1992, pero más centradas –al igual que las de políticos y empresarios- en las cuestiones ambientales y menos en las sociales de equidad o lucha contra las desigualdades que inspiran los iniciales objetivos  indicadores de desarrollo sostenible de la ONU en 1992: 

"Todo esto está mal. Yo no debería de estar aquí, debería de estar en la escuela del otro lado del océano. Sin embargo, ¿vienen a mí en busca de esperanza? ¡Cómo se atreven! Ustedes han robado mis sueños y mi niñez con sus palabras vacías. Y, sin embargo, yo soy una de las afortunadas. La gente está sufriendo, la gente está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos en el inicio de una extinción masiva y lo único de lo que ustedes pueden hablar es de dinero y de cuentos de hadas sobre crecimiento económico eterno. ¡Cómo se atreven!

Por más de 30 años la ciencia ha sido más clara que el agua. Cómo se atreven a seguir mirando para otro lado y venir aquí a decir que están haciendo lo suficiente, cuando las políticas y soluciones requeridas no están a la vista por ninguna parte.

Ustedes dicen que “nos escuchan” y que entienden la urgencia. Pero, sin importar cuán triste o enojada esté, no quiero creerles eso. Porque si ustedes entendieran completamente la situación y aun así estuvieran rehusándose a actuar, ustedes serían malignos. Y me rehúso a creer eso.

La idea común de reducir nuestras emisiones a la mitad en 10 años sólo nos da un 50% de probabilidad de permanecer por debajo de (un aumento promedio de la temperatura global) 1.5 grados centígrados, así como del riesgo de detonar reacciones en cadena irreversibles y más allá del control humano. Tal vez 50% esté bien para ustedes, pero esas cifras no incluyen los puntos de inflexión, la mayoría de los ciclos de retroalimentación, el calentamiento adicional escondido en la tóxica contaminación del aire ni los aspectos de justicia y equidad. También dependen de que mi generación y la de mis hijos succionen del aire decenas de billones de toneladas de su dióxido de carbono (CO2) con tecnologías que apenas y existen. Así que 50% de riesgo simplemente no es aceptable para nosotros, que tendremos que vivir con las consecuencias.

Al 1 de enero de 2018, para tener un 67% de probabilidades de permanecer bajo 1.5 grados centígrados de aumento en la temperatura global –la mejor oportunidad que nos da el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático—, el mundo sólo podía emitir 420 gigatoneladas de dióxido de carbono. Hoy esa cifra ha disminuido a menos de 350 gigatoneladas. Cómo se atreven a pretender que esto puede ser solucionado con soluciones comunes y técnicas. Bajo los nivelesde emisiones de hoy, el presupuesto restante de CO2 estará totalmente agotado en menos de ocho años y medio.

Hoy no se presentarán aquí soluciones o planes en línea con estas cifras, porque estos números son demasiado incómodos y ustedes aún no son lo suficientemente maduros para decir las cosas como son.

Ustedes nos están fallando, pero los jóvenes estamos empezando a entender su traición. Los ojos de todas las generaciones futuras están sobre ustedes y, si eligen fallarnos, yo digo que nunca los perdonaremos. No dejaremos que se salgan con la suya en esto. Aquí y ahora mismo es donde trazamos la línea. El mundo está despertando y el cambio está en camino, les guste o no".

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