jueves,18 agosto 2022
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Estudio sobre estrategias de 9 países asiáticos y europeos

`The lancet` carga de nuevo contra la gestión del COVID en España: fallaron gobiernos, no ciudadanos

Redacción
Algunas administraciones públicas reclamaron en el confinamiento y la desescalada a los ciudadanos una responsabilidad que ellas no asumieron. Un estudio científico sobre las estrategias de 9 países asiáticos y europeos tras la primera ola de la pandemia destaca que España y Reino Unido precipitaron sus planes de desescalada sin tener antes un sólido plan preestablecido, ni mecanismos robustos para controlar el nivel de contagios y mantener ciertas medidas de distancia social.

El texto íntegro del estudio analiza las estrategias que siguieron nueve países asiáticos y europeos al relajar las medidas de confinamiento tras la primera ola de la pandemia resalta la importancia de establecer mecanismos robustos para controlar el nivel de contagios y mantener ciertas medidas de distancia social. Y, entre otras cosas, señala a España y Reino Unido por precipitar los planes de desescalada sin tener antes un sólido plan prestablecido.Rastreos exhaustivos, control de los contagios, mascarillas y distancia social siguen siendo las claves para evitar segundas oleadas de Covid-19. Y  España falló en los controles.

Es la tercera vez desde que se inició el verano que The Lancet carga contra la gestión de la pandemia en España, a raiz de que un grupo de científicos urgeieron una auditoría externa de la gestión COVID en España, tras descartarla el Congreso, donde además poco antes se registraron desacuerdos sobre educación concertada y pensiones que tumbaron las medidas de reconstrucción social. Todo lo cual reafirma entre otras evidencias la impresión inicial de marzo pasado que la Sanidad española ha sido puesta a prueba y ha perdido como uno de los mejores sistemas del mundo que se le consideraba hasta ahora.

La investigación desgrana cinco medidas clave para reabrir una sociedad después de haber impuesto confinamientos totales o parciales.

La experta en salud pública Helena Legido-Quigley, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, ha dirigido un estudio que se basa en la experiencia de cinco países y regiones de Asia (Hong Kong, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur) y cuatro de Europa (Alemania, Noruega, España y el Reino Unido).

Los autores identifican la necesidad de diseñar "un proceso de toma de decisiones transparente", que identifique los niveles o fases sobre los que se desarrollará la desescalada y detalle los criterios que permitirán avanzar hacia una nueva etapa.

Consideran asimismo que los gobiernos deben establecer sistemas fiables para determinar la expansión del virus y advierten de que valores como el ratio de transmisión (R) solo son útiles si se cuenta con datos de alta calidad en tiempo real.

"Por ejemplo, un pequeño foco localizado puede elevar el valor R de un país, pero no requiere un confinamiento nacional para ser controlado", destacan los autores en un comunicado.

Advierten al mismo tiempo de que las medidas para reducir la transmisión, como el uso de mascarillas y la distancia social, siguen siendo necesarias durante un tiempo tras haber levantado un confinamiento.

Ponen como ejemplo las "burbujas sociales" que utilizó Nueva Zelanda, una medida "exitosa" que permite "la interacción social mientras se reduce la transmisión".

"Para que las medidas de control funcionen, los gobiernos deben educar e interactuar con sus ciudadanos, construir la confianza y seleccionar medidas apropiadas que estén dispuestos a cumplir", señalan los expertos.

Para que los planes de desescalada cumplan sus objetivos, cada país debe asimismo diseñar mecanismos efectivos para detectar y aislar casos.

"España y el Reino Unido han tenido problemas para lograr esto", aseguran los autores, que proponen como "modelo efectivo" el de Corea del Sur.

Finalmente, argumentan que su análisis respalda los efectos de una estrategia de "COVID cero", como la que llevó a cabo Nueva Zelanda, con el objetivo de eliminar por completo la transmisión comunitaria.

"Nuestra revisión de las experiencias internacionales identifica lecciones que los gobiernos pueden aprender a partir de los éxitos y los fracasos de otros", señala Legido-Quigley.

"No estamos aconsejando que los países repliquen exactamente las mismas medidas que otros, pero todavía no es demasiado tarde para que los gobiernos tomen en consideración soluciones novedosas que han desarrollado otros países y aplicarlas en sus propios contextos", agrega.

Martin McKee, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, subraya por su parte que "a medida que algunos países en todo el mundo empiezan a ver resurgir los casos y enduren las restricciones, es imperativo que aprendan las lecciones que se han dejado para el futuro".

"No hay soluciones simples, pero sí que se pueden obtener grandes beneficios aprendiendo de la experiencia de los demás", afirma McKee

La veintena de reputados científicos españoles que el pasado mes de agosto abogaron por llevar a cabo una "evaluación independiente e imparcial" sobre la gestión de la pandemia de la covid-19 han reclamado que esta medida se ponga en marcha con carácter urgente y que el Ejecutivo central se comprometa a aplicar sus conclusiones.

Los autores han publicado un nuevo artículo en la misma revista científica que en agosto, The Lancet, para concretar su propuesta de una evaluación independiente por parte de un grupo de expertos internacionales y nacionales sobre la actuación del Gobierno y de las 17 comunidades autónomas.

En esta nueva publicación, de la que se hace eco Europa Press, los científicos firmantes concretan que la evaluación debe tener carácter de "urgencia", de modo que debe comenzar de inmediato e informar periódicamente hasta el final de la pandemia, y es necesario un compromiso por parte del Gobierno y las Comunidades Autónomas para atender las recomendaciones propuestas y actuar en consecuencia.

Igualmente, también abogan por que esta medida cuente con "un apoyo generalizado" de partidos políticos, asociaciones científicas, profesionales de la salud, pacientes y cuidadores y la sociedad en su conjunto. "La reacción a nuestra primera carta fue positiva entre todas las partes interesadas, y los gobiernos deberían capitalizar ese consenso", alegan al respecto.

"Independientes del gobierno"

Para garantizar "un proceso exitoso", los firmantes del artículo recalcan como uno de los principios rectores de la evaluación que se garantice la independencia de los miembros del comité. "Las personas que seleccionan a los miembros del equipo de evaluación, y los miembros mismos, deben ser independientes del gobiernono haber trabajado en el gobierno y no tener intereses en competencia", indican.

En esta línea, han sugerido que el comité de selección y el equipo evaluador esté formado por académicos españoles independientes, que trabajen en España o en el extranjero, y expertos internacionales. Asimismo, añaden que debe tener un equilibrio de género y ser multidisciplinario.

Igualmente, indican que su labor debe dejar de lado la búsqueda de culpables y centrarse en proporcionar recomendaciones que puedan mejorar la situación. En cuanto a la organización, proponen varios sistemas, entre ellos el de un panel de expertos apoyados por un equipo científico o grupos de trabajo.

Entre los firmantes destacan Margarita del Val, viróloga e inmunóloga del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa; Rafael Bengoa, exconsejero de Salud vasco y asesor de la reforma sanitaria del presidente de Estados Unidos Barack Obama; Carme Borrell, gerente de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB); o Daniel Prieto-Alhambra, farmacoepidemiólogo de la Universidad de Oxford (Reino Unido).

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