jueves,18 agosto 2022
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¿A qué esperamos para potenciar y vincular educación financiera y digital y mejorar la información?

Irene Matías, Enrique Calvet y Gustavo Matías
Sería un acierto conectar más educación financiera y digital. Ambos sectores son hoy las caras de la misma moneda de la inclusión social. Ese objeto pasa por mejorar la calidad de la información financiera y no financiera de las empresas disponible por los ahorradores y usuarios de los mercados financieros españoles. Los autores realizan en esta tribuna un resumen de los avances y novedades regulatorias recientes, que consideran insuficientes para mejorar la racionalidad de los agentes.

Los numerosos eventos organizados en España con motivo del 4º Día de la Educación Financiera y en Europa ante el Día Mundial del Ahorro nos dejaron una agridulce sensación: partíamos con mucha desventaja en la carrera y hemos avanzado mucho en dirección correcta durante el cuatrienio, pero el mundo ha cambiado a mayor velocidad. En España vamos tarde; lo hecho es insuficiente.

Entendimos mejor la necesidad de acrecentar los esfuerzos para adaptarnos a las transformaciones de la educación y la información y sus tecnologías, así como el acierto de vincular educación financiera y digital, al presenciar en España el “Día de la Educación Financiera 2019” y en Bruselas la conferencia internacional organizada por el Instituto Mundial de Bancos Minoristas (WSBI) y la Agrupación Europea de Cajas de Ahorros (ESBG), además de seguir otros eventos como la EduFin Summit 2019. Pero también cuando hace apenas un mes que la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) apreciaban avances en la transparencia junto a deterioro de la información económica (politizada, según APIE) y sugerían cambios adicionales en los códigos de buen gobierno corporativo.Tampoco son muy satisfactorios los avances de los primeros balances del primer año de aplicación de la Ley 11/2018 en materia de información no financiera y diversidad, que impuso a las empresas la obligación de reportar el estado de información no financiera en aspectos ambientales, laborales, derechos humanos, corrupción y soborno y otros relacionados con la comunidad o conjunto de stakeholders, incluidos los canales de denuncias internos o externos.

Ha sido positivo que el primer año en que entró en vigor en España el endurecimiento de las normas contra el conflicto de interés en la información financiera (2018) de la última directiva europea de mercados de instrumentos financieros (MiFID II) , los economistas asesores colegiados solo tuvieron dos reclamaciones, aunque todavía muchas van a banca y extranjeros, y a juzgar por las estadísticas de reclamaciones presentadas por clientes de otro tipo de operaciones bancarias parece que la clientela es consciente de que la banca no presta aún los suficientes servicios independientes para evitar dudas acerca de su adecuada información y evitar pleitos y pérdidas de confianza , mientras tampoco la directiva PSD2  que facilita la conexión de la banca con las fintech sigue siendo suficiente.España es uno de los líderes europeos en fintech y "crowdfunding", y sólo el 17% sabemos lo que son. En buena parte, el problema es que hasta hace poco otras estadístincas indicaban que el 84% de los centros educativos en España no imparte formación financiera, aunque los programas de Banco de España y Comisión Nacional de Mercados de Valores (CNMV) se han extendido con la colaboración de banca y seguros y Educación aboga en los últimos años por potenciar la formación financiera en el colegio, tarea que esperemos acometa el nuevo Gobierno que surja de las últimas elecciones.

Formación e información son imprescindibles para configurar y alimentar la racionalidad individual o colectiva. Nos unimos para defenderlo así tres firmantes que hemos seguido los últimos eventos y colaboramos con la organización de consumidores ADICAE en diversas jornadas de educación difusión en el Colegio de Economistas y en clases de educación financiera en el IES de FP Clara del Rey, uno como eurodiputado que promovió la pasada legislatura iniciativas formativas europeas, otra como directora general de la Asociación Profesional de Relaciones Institucionales (APRI) que apuesta por la transparencia, y el tercero como periodista y profesor-investigador de Estructura Económica. La razón compartida es que vivimos al mismo tiempo dos procesos nunca antes vistos en la Historia con tal intensidad:

1/ La aceleración exponencial de interconexiones, agigantada por las nuevas infraestructuras de la información. Desde que la imprenta interactuó con la contabilidad por doble partida para dar transparencia y racionalidad a la información, se han escrito 170 millones de libros, número similar a los habitantes del planeta hace 2.020 años. Hoy tenemos más dispositivos electrónicos para conectarnos nosotros y con nuevas cosas (unos 10.000 millones) que los que somos (unos 7.500 millones).

2/ La transformación de las relaciones con aspectos disruptivos. Banco de Basilea estima que una decena de gigantes digitales ya se han hecho con el 10% del mercado financiero global. Con su irrupción en los pagos y miles de fintech creadas el último lustro, McKinsey ve posible que pronto alcancen el 40%. Avanzamos hacia el Digitalismo en detrimento del capitalismo financiero. España multiplica por 4 su PIB de hace 30 años, China ¡por 20!, por citar al ecosistema digital que rivaliza con EEUU en hegemonía.

La digitalización ha permitido democratizar las finanzas con fintech e insurtech. El esperado aluvión de usuarios con escasa formación exige mejor educación financiera, además del compromisos institucionales por la transparencia y la ética. Que ésta se anteponga a la busca de beneficio, contra lo que apuntan las expectativas reveladas por recientes aportaciones españolas a la literatura académica mundial. Los supervisores nacionales como BdE y CNMV, con su futuro sandbox o banco de pruebas regulatorio, y CNMC y AEPD también involucrados en otros aspectos de la transformación digital, deben asegurar que toda entidad operante cumpla con todas las obligaciones de protección al cliente o inversor, igualdad de trato ( level playing field), con independencia de su lugar de origen, ya sea a través de canales de denuncias o comités de seguimiento.

Mejorar la formación y la información financiera y sus prácticas deontológicas requiere implicación holística e interdisciplinar e incluso transdisciplinar: instituciones, ciudadanos y empresas, niveles de estudios, disciplinas, etc. Ir más allá de los avances logrados por los dos últimos planes de educación financiera acometidos por la CNMV y el Banco de España en centros docentes, jornadas de difusión o proyectos de mejora del portal de su portal finanzasparatodos.es.

La OCDE pide “lo antes posible” una educación financiera para todos desde la cuna a la tumba, mientras UNICEF educar en habilidades y emociones hasta niños de 0 a 5 años, para enseñar a todos el valor de dinero, precios, ahorro, posesiones, y asimismo los medios de vida sostenibles. Necesitarán actualizarlas casi a diario para operar toda su vida con plena libertad para tomar decisiones financieras bien informadas y ser capaces de operar con productos financieros en el mundo digital.

En lo financiero y lo digital, educación y mejor información suponen ya inclusión, lo que debe estimular a los supervisores españoles de los mercados junto a la imparable innovación de éstos. Numerosos estudios demuestran que la ausencia de formación financiera y/o digital merma primero oportunidades y luego recursos y plena emancipación de las personas. Unas tecnologías ofrecen mayor exposición al tráfico de datos “gratuitos” como  big data, inteligencia artificial, machine learning, etc .Otras como blockchain promoten mayor transparencia y posibilidades de evitar conflictos de interés, por ejemplo con sistemas de rating y scoring colaborativos de los productos financieros, que bien podrían ser impulsados por los supervisiones españoles. Estos, en especial los bancos centrales, no tendrán más alternativa que expandir competencias al mundo de la innovación, como nos decía Katharina Pistor, autora de "El Código de Capital", en reciente entrevista para la revista Consejeros. Ojalá que la declaración del pasado verano de los CEOs y presidentes de 181 de las mayores empresas estadounidenses que firmaron una declaración en la que anteponen a los beneficios de los accionistas la responsabilidad social corporativa (RSC) de sus empresas oriente también en esas direcciones hacia la mejora de los códigos de buen gobierno y la supervisión de la calidad de la información financiera y no financiera de las empresas españolas, pues en el año que viene 2020 y la década que inicia los ahorradores y usuarios financieros en general deberán de estar mejor preparados para valorar esa información y mejorar su racionalidad.

Ante fintech, insurtech e innovación de los mercados la idea que aportamos de ayudar a evitar los conflictos de interés mediante el blockchain no debería caer en saco roto ante el inicio de esta década en que la aplicación de ese tipo de hojas contables pueden empezar a surtir los efectos beneficiosos que ha tenido la contabilidad por doble partida para el desarrollo del capitalismo; alguna investigación previa para ello nos la aceptó este año la revista académica "Frontiers", acreditada como la 5ª revista científica más citada del mundo. Pero habrá que tener en cuenta que todas las tecnologías son como cuchillo o fuego: se podrán utilizar para bien o para mal. ¡Es hora de remangarse y garantizar el primero evitando el segundo!

Enrique Calvet (exeurodiputado), Irene Matías (directora general de APRI y consultora de asuntos públicos) y Gustavo Matías (periodista y profesor de Estructura Económica)

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