jueves,18 agosto 2022
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Las bolsas latinoamericanas se recuperan en forma de V

Brasil supera a Portugal como segundo país iberoamericano con más víctimas por COVID tras España

Soraya Aybar Laafou
Brasil supera por primera vez a Portugal como segundo país iberoamericano con más víctimas por la pandemia de COVID 19 tras España, tras extenderse en el continente americano después que en Europa. Les siguen en infectados Chile, Ecuador, Perú, México, Panamá, República Dominicana y Argentina. Pero las bolsas de valores latinoamericanas se recuperan en forma de V, mientras el Banco Mundial actúa en coordinación con la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) para coordinar recursos.

Esa incipiente V que marca la recuperación de los mercados de valores es liderada por la Bolsa de Colombia, cuyo índice es conocido como Colcap, pues es el que ha logrado recuperarse más rápidamente de todos al mejorar un 17% hasta el 8 de abrilt tras sufrir una de las mayores caídas y perder casi la mitad de su valor (47%) hasta el 18 de marzo con respecto al valor de cierre del 19 de febrero. 

De México a Argentina, las bolsas latinoamericanas se desplomaron a mediados de marzo, tras la confirmación de los primeros contagios de la enfermedad COVID-19 en los Estados más poblados de la región. Pero ahora todos se recuperan, si bien en menor medida el Ibovespa, índice bursátil que mide la cotización de las acciones de las 50 mayores empresas que operan en la bolsa de São Paulo. Este experimentó un descenso de casi 43% del 19 de febrero al 18 de marzo y aún presenta un marcado descenso de su valor (de casi 33%) hasta el cierre semanal del 8 de abril de 2020. Menor recuperacion que la bolsa colombiana están teniendo la de México (IPC), el Merval de Argentina, el S&P/BVL de Perú y el IPSA de Chile.

La menor recuperación bursátil en Brasil parece guardar relación con el elevado número de casos de Covid 19 registrados en el país, que este viernes 10 de abril a las 20 horas registraba 18.397 infectados y mantenía el puesto número 14º de los más afectados del mundo, lista encabezada por los Estados Unidos y España, con .475.749 y 157.053 respectivamente de los 1.650.210 registrados hasta ese momento en los 185 países afectados por la pandemia de momento.

El primer caso de COVID-19 en la región de América Latina y el Caribe se registró en Brasil, el 26 de febrero. Poco más de un mes después, los contagios se cuentan de a miles. El coronavirus se expande por nuestros países y nuestros gobiernos se apresuran a adoptar medidas de emergencia para tratar de contener la pandemia. En las últimas 24 horas, los países latinoamericanos en su totalidad, han duplicado el número de infectados por COVID-19. Situando a Brasil como el segundo país Iberoamericano con mayor número de contagiados, concretamente 14.049 y por lo tanto, dejando atrás a su colonizador Portugal y a raíz de la escasa intervención política de su actual presidente Jair Bolsonaro ante la pandemia. Además, el país brasileño también ha confirmado en los últimos días su primer caso de COVID-19 en tribu indígena, lo cual podría ser mortal para estos grupos más vulnerables. Cabe destacar, y en funcion con datos proporcionados con anterioridad que Perú ha experimentado un notorio incremento en sus casos, superando a México y a Panamá y situándose ya como el cuarto país en la región Latinoamericana con mayor cantidad de casos detectados. 

A pesar de que la respuesta ha sido hasta ahora más o menos similar a la del resto de países en el mundo: cierre de fronteras, aislamiento ciudadano, atención médica de urgencia, campañas de concientización, y apoyo a las familias más pobres y se están haciendo enormes esfuerzos. Esta tarea recae principalmente en los hombres de los Estados, y en el caso latinoamericano, sobre Estados con recursos económicos, materiales y profesionales limitados. Y todo indica que estan en la fase inicial de una batalla que será larga y costosa. Véase en la tabla inferior actualizada a 8 de abril de 2020. 

 

Desde finales de Marzo, los equipos del Banco Mundial están en contacto con los países miembro con el fin de responder a cualquier solicitud de asistencia y para brindar apoyo técnico, según sea necesario. A lo largo de la región, el Banco está actuando en coordinación con la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) para asegurar que los recursos de ambas organizaciones estén disponibles de una manera eficiente y coordinada.En la práctica, trabajan duro con los países de la región para proteger a la población. El 17 de marzo, los Directorios del Banco Mundial y la Junta de Directores de la Corporación Financiera Internacional (IFC), aprobaron un mecanismo financiero de desembolso rápido de $14 mil millones para asistir a países y empresas en sus esfuerzos por prevenir, detectar y responder a la propagación de la COVID-19. Este mecanismo es un esfuerzo a nivel mundial que en nuestra región irá más allá del sector de la salud para apoyar las economías de los países, con foco en las personas más vulnerables. La economía mundial ya se estaba ralentizando antes de la pandemia. No hay dudas que la COVID-19 complicará aún más la situación  de nuestras economías y que la recuperación demandará un esfuerzo común e integrado.

El Banco está ayudando a los países a mitigar el impacto de la COVID-19 y también a desarrollar su nivel de preparación ante cualquier crisis de salud futura. Buscan que esta inversión sea sostenible a través de sistemas de salud más fuertes y más resilientes y les gustaría ayudar a los países a prevenir, prepararse, detectar, responder y recuperarse de enfermedades potencialmente endémicas, emergentes y pandémicas. Por lo tanto, el foco de atención incluye la resistencia antimicrobiana y la forma en que las enfermedades interactúan con otras afecciones.

En la región y como apuntan desde sus propios medios a través de Banco Mundial Blogs, el Banco Mundial está trabajando activamente con todos los gobiernos, brindando recursos, asistencia en políticas públicas y asesoramiento técnico. Sabemos que los países más pobres son los que pagarán los costos más elevados de la pandemia y como socios estratégicos para el desarrollo, nuestro rol es acompañarlos hoy más que nunca.

Con ese objetivo, el directorio ejecutivo aprobó este jueves la primera fase de entrega de fondos por casi US$100 millones para cuatro países de América Latina y el Caribe (Argentina, Ecuador, Haití y Paraguay), y en paralelo hemos procedido a desembolsar US$170 millones provenientes de la reorientación de fondos de operaciones en ejecución para contribuir en la contención del coronavirus.

Así, Argentina recibirá US$35 millones, mientras que Ecuador, Haití y Paraguay contarán con US$20 millones cada uno en el marco del programa de respuesta inmediata del Banco Mundial,  dirigido a atender las necesidades más urgentes frente a la pandemia. A su vez, hemos destinado US$20 millones de nuestra operación del sector salud en Bolivia a adquirir respiradores, uno de los insumos médicos más críticos en el tratamiento del Covid-19.

Indicaciones del gobierno argentino ante la pandemia del COVID19

Por su parte, la República Dominicana ha recibido un pago de US$150 millones dentro del marco de una operación contingente para atender catástrofes naturales (donde se incluyen pandemias), lo que ayudará al país a implementar medidas de emergencia para contener la propagación del virus, y Panamá contará con US$41 millones de un préstamo similar, y con el fin de producir humificadores y buscar desarrollar ventiladores frente al COVID-19. 

Para el Banco Mundial, las necesidades sanitarias que genera la emergencia son enormes. El listado incluye equipos de laboratorio y monitoreo para prevenir contagios, e insumos básicos como guantes, mascarillas y ventiladores. Hay también necesidades de infraestructura, para ampliar drásticamente el número de salas de terapia intensiva en los hospitales y habilitar centros de cuarentena.

Además, insisten en que esta es solo la primera etapa de su respuesta a las necesidades que hay en la región. Estan en conversaciones con muchos gobiernos más y otro grupo de países se sumará a esta lista en las próximas semanas.  Lo que es más, al mismo tiempo que estan trabajando en atender la emergencia sanitaria, se encuentran ya trabajando en la siguiente fase donde tendrán que afrontar el impacto social y económico de la crisis. Y las necesidades van a ser inmensas en el medio y en el largo plazo.

También resaltan que la región atravesaba ya antes de esta crisis una situación incierta y el nuevo escenario exigirá respuestas macroeconómicas mucho más contundentes de lo que era imaginable. Aún no han comenzado a ver la verdadera dimensión de lo que ocurre, ni cuál será su impacto real en los sectores más pobres y desprotegidos, pero saben que ese impacto pronto será una consecuencia más del coronavirus.

Los ingresos de las familias, el empleo, la seguridad alimentaria, el éxito de sectores cruciales de la economía y la salud de las cuentas públicas dependen en buena medida de que la producción, la inversión y el consumo no se detengan o sufran lo menos posible. Para ello dicen que es necesario que las empresas, grandes y pequeñas, cuenten con capital de trabajo, por ejemplo. Y que las cadenas de pagos y suministros de bienes esenciales no se corten. Pero recueran una vez más que: los más pobres y los trabajadores informales son los más vulnerables. En ese sentido, reforzar los sistemas estatales de contención social para que puedan asimilar el shock lo consideran fundamental. 

Desde el Banco Mundial, entendemos que debemos movernos de manera rápida frente a esta crisis, y que nuestra respuesta debe ser efectiva y flexible, adaptada a las necesidades de países con problemas e idiosincrasias particulares. Estas necesidades pueden estar ligadas al sector de la salud como a la infraestructura eléctrica, la provisión de banda ancha de Internet o la distribución de almuerzos escolares, por ejemplo, todas funciones que son esenciales en momentos de crisis.   

El compromiso del Banco Mundial es claro: trabajar junto a los países en la región y seguir apoyando en esta difícil situación, angustiante para muchísimas familias. A la gente hay que darle esperanza, pero a la esperanza hay que alimentarla con acciones. La emocionante ola de solidaridad que recorre las calles de nuestras ciudades y pueblos debemos estimularla con los recursos materiales, la capacidad de gestión y el conocimiento necesarios para empezar a superar esta crisis y que lo antes posible sea cosa del pasado.

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