jueves,18 agosto 2022
Espacio euroiberoamericano de diálogo sobre la innovación social, profesional y académica
InicioInnovación y AcademiaCrear órganos en cerdos para trasplantes humanos
I+D del español Juan Carlos Izpisúa

Crear órganos en cerdos para trasplantes humanos

Marga Peñafiel/ Redacción
Reemplazar tejidos dañados de los humanos. Ese es el sino y la razón de vida de Juan Carlos Izpisúa. El científico español ha conseguido, tras muchos estudios de terapia celular, una técnica por la que crear órganos en cerdos y, una vez fabricados del todo, ser trasplantados a las personas.

Esto es posible porque la genética, la fisionomía y la anatomía entre este animal y el ser humano es muy parecida De hecho, son muchas las sustancias del organismo porcino que se utilizan con fines médicos, como la insulina, una hormona esencial para los diabéticos.

Ya se han llevado a cabo diversas investigaciones en las que se propone la clonación como método a utilizar en la creación de órganos. Sin embargo, ésta resulta un tanto cara y difícil. Así, la propuesta de Izpisúa es más prometedora a la hora de poder trasladarla a la práctica clínica.

Desde su laboratorio del Salk Institute en La Jolla, California, ha desarrollado un procedimiento por el que ha logrado generar órganos en diferentes animales, tal y como expuso recientemente en una conferencia celebrada en Albacete dentro del Ciclo de Seminarios de Investigación en Biomedicina 2014, organizado por el Instituto Roche, según informa El Mundo.

Se trata de un procedimiento innovador que dista mucho de las anteriores propuestas, porque se basa en técnicas desarrolladas hace pocos meses y en el empleo de células iPS, las ideadas por el Premio Nobel de Medicina, Shinya Yamanaka en 2006, y que son similares a las embrionarias pero en lugar de proceder de un embrión se obtienen, tras una serie de procesos, de la piel o del pelo de un individuo.

Su génesis de basa primero en la edición genómica y después en la complementación del blastocisto (un embrión en una fase inicial). La primera, mejorada hace un año por el neurocientífico del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) Feng Zhang (considerado por la revista Naturecomo uno de los 10 investigadores que revolucionó la ciencia en 2013), logra de manera rápida y barata lo que hace años o bien era impensable o imposible económicamente: editar el genoma.

En el trabajo de Izpisúa, esta técnica se usa para modificar el embrión de un animal, por ejemplo el cerdo, para que su ADN no genere un órgano, pongamos el hígado. Lo hace quitándole los genes responsables de ese órgano. El embrión, que de esta manera sería inviable, se complementa inyectándole otras células. Ese segundo paso se hace con las iPS de otro cerdo (que en un futuro podría ser de una persona), es decir, se toman células de la piel de otro animal y se modifican para regresarlas a un estadio más primitivo. Al insertarlas en el embrión carente de ese órgano, se diferenciarán en aquellas que formarán un hígado. Éste pertenecería, genéticamente hablando, a ese segundo animal o, si se lograra, a la persona que donó las células de su piel, por ejemplo un paciente que necesita un trasplante de hígado. Según afirmaba el investigador en Albacete, ya han conseguido generar órganos así con animales de la misma especie (entre ratones o entre cerdos) y con especies diferentes, entre rata y ratón.

La idea es aprovechar el nicho donde crecen los órganos dentro del cuerpo del animal porque, como explicaba Izpisúa en su conferencia, el principal problema de las células fabricadas en el laboratorio (y, por tanto, de esos órganos) es que aunque parecen idénticas a las del cuerpo humano, no lo son. «Somos un organismo multicelular y las células necesitan hablar con otras, necesitan un entorno adecuado y preciso para diferenciarse de una determinada manera. Si las hacemos crecer solas en la placa de Petri, quizás no funcionen igual que las naturales», señalaba.

Para poder trasladar este experimento al humano, la clave del éxito estará en superar dos retos. Por un lado, hay que identificar todos los genes responsables de la formación de un órgano en un animal, porque si no se logra podría formarse, por ejemplo, un hígado un 80% humano y un 20% porcino. La otra barrera es evitar el rechazo del órgano criado en un animal aunque de origen humano. Son dos problemas que el equipo de Izpisúa pretende solucionar tras obtener las aprobaciones de los protocolos y permisos necesarios de las autoridades americanas, algo en lo que están envueltos ahora para iniciar su propuesta de desarrollar órganos humanos en cerdos.

De interés

Artículos Relacionados

Centro de preferencias de privacidad