jueves,18 agosto 2022
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La mayoría de la prensa lo elude como caso excepcional

El asesinato de un profesor replantea el debate sobre un mayor control de enfermedades mentales

Redacción
Tras la conmoción por los hechos que rodearon al asesinato, llega el debate sobre es necesario un mayor control o atención a las enfermedades mentales, como sucedió hace apenas un mes en el caso del piloto que estrelló un avión controla los Alpes. Ahora es por el niño de 13 de años que mató ayer a un profesor e hirió a otras cuatro personas, dos docentes y dos alumnos, tras irrumpir armado con una ballesta y un machete en el instituto Joan Fuster de Barcelona, del que era alumno.

Los editoriales de EL PAÍS y LA VANGUARDIA son los que replantean la necesidad de un mayor control y ayuda a los estudiantes de los servicios psicopedagógicos, mientras que el resto de la prensa española considera un caso ecepcional los hechos ocurridos pasadas las nueve de la mañana, cuando el joven llegó a clase y disparó con la ballesta contra una profesora y contra dos alumnos. Posteriormente, se dirigió a otra clase, donde apuñaló en el abdomen a un profesor causándole la muerte. El menor, que también portaba en su mochila un cóctel molotov, no podrá ser imputado al tener menos de 14 años, por lo que será la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia quien se hará cargo de su situación. De momento, permanece ingresado en la unidad de psiquiatría de un hospital de Barcelona. La consejera de Enseñanza, Irene Rigau, desveló que el joven habría actuado afectado por un trastorno mental, posiblemente un brote psicótico.

El estupor seguido de mayor o menor reflexión se extendió enseguida por el mundo docente, desde el que se registraron múltiples tomas de posición, la sociedad española y sus políticos, con intervención de los medios de ocmunicación. El  presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se mostró "conmocionado por los hechos" y expresó su pésame a la familia y los compañeros del fallecido y sus deseos de recuperación de los heridos. El alcalde de Barcelona, Xavier Trias, mostró su consternación por el "trágico suceso" y envió un mensaje de apoyo a la comunidad educativa. La Generalitat ha decretado una jornada de duelo para hoy y ha suspendido los actos públicos. 

Editoriales de la prensa 

Hay que analizar si los servicios psicopedagógicos son suficientes (EL PAÍS): "Sería inadecuado concluir que estamos ante un problema consolidado de seguridad en los centros escolares. El hecho de que el alumno acuda a su centro con una ballesta, un puñal, un pico y elementos para hacer un cóctel molotov apuntan a un factor de imitación, pero dentro de una situación mental anómala". Lo importante en este caso es que las autoridades docentes analicen si ha habido muestras de alerta que no han sido atendidas. "Los servicios psicopedagógicos deberían poder detectar señales tempranas de este tipo de trastornos". Hay que analizar "si las actuales dotaciones son suficientes para una labor preventiva; en los últimos años se han reducido medios para estos servicios que afectan a la red pública de salud mental infantil y juvenil". El suceso se produce después de episodios de violencia relativamente numerosos contra profesores, que han llevado a los colectivos docentes a pedir medidas legales de mayor protección. "La administración educativa debe tener en cuenta estas demandas y analizar posibles medidas adicionales, sin caer en reacciones ligeras al calor de sucesos tan trágicos como el de ayer".  

Una tragedia aislada que debería servir para extremar la prevención (EL MUNDO): Lo ocurrido ayer en Barcelona es "un caso aislado y puntual en la sociedad española". "No existe una alarma social con relación a la violencia de esta intensidad en los menores de 14 años, ni una frecuencia elevada de sucesos que justifiquen una reforma de la legislación para rebajar la responsabilidad del menor". "En lo que sí debe hacerse hincapié es en profundizar en los terrenos de la educación y de la prevención para evitar sucesos de este calibre". "Es en los padres en quienes recae la responsabilidad principal que comporta la educación de los hijos". Los trágicos hechos de ayer "deberían servir para alertar sobre la necesidad de reforzar la educación en el ámbito de la tolerancia, así como la manera en la que hemos interiorizado la presencia de la violencia en nuestra sociedad, lo que sí está teniendo un impacto preocupante en situaciones de acoso escolar o en los conflictos intrafamiliares. En 2013 se formalizaron 9.000 denuncias de padres a hijos por malos tratos en los juzgados de toda España. Intensificar el control de los niños en el acceso a internet y las redes sociales, así como redoblar la educación en los valores del civismo y la convivencia son las dos vías primordiales y más sensatas para erradicar la violencia en los menores. 

La pregunta es si no podría haberse ejercido un control mayor (LA VANGUARDIA): "Buscar culpables de este mortal y dramático incidente, por lo inusual, es propio de sociedades poco maduras". La sociedad se pregunta si, en casos como el de ayer, "no podría haberse ejercido un control mayor". Lo que debe dilucidarse es cuándo este tipo de dolencias alcanzan el nivel que aconseja la toma de precauciones, si es cierto que la enfermedad del menor había entrado en una fase de peligro para su seguridad y la de su entorno que hubiera requerido una mayor atención sanitaria y/o social; "si fuera así conviene dejar claro a quién correspondería efectuar ese control y de qué forma". También es preciso preguntarse "cómo debe actuar la sociedad ante este tipo de trastornos mentales, que en su mayoría con terapéuticamente controlables e incluso sanables, pero que conllevan riesgos". La Conselleria d´Ensenyament debe poner los medios para dotar de los conocimientos adecuados al personal docente con el objetivo de que pueda hacer frente a contingencias similares. "Todo ello teniendo bien presente que lo ocurrido ayer no tiene nada que ver con el fenómeno de las agresiones a los maestros y los alumnos por otros motivos relacionados con la integración social de los estudiantes". Aunque se trata de un dramático hecho esporádico, es preciso que los maestros y todo el personal dispongan de un protocolo de actuación. 

Un caso excepcional de violencia (EL PERIÓDICO): "Que un adolescente de 13 años entre en su instituto armado con una ballesta y un machete dispuesto a matar a compañeros y profesores es un suceso tan atroz como extraordinario dentro de nuestro entorno". Es el primer caso mortal en España entre las agresiones a docentes, que sí han aumentado en los últimos tiempos. "No sería nada conveniente abrir un debate sobre la edad de responsabilidad penal por la alarma social que provoca un hecho aislado y legislar en caliente". Este caso debe verse como una situación excepcional, lo que no excluye una reflexión sobre si deberíamos ser mucho más vigilantes en el consumo de violencia, por ejemplo a través de la televisión o de los videojuegos. 

Crímenes sin castigo posible (LA RAZÓN): "Premeditación y alevosía, ambas presentes en este caso, tipifican el homicidio como asesinato, pero la actual legislación española considera inimputables a los menores de 14 años, por mucha gravedad que presenten sus crímenes". Hay, por lo tanto, delito, pero no delincuente. Hay víctimas – una de ellas irremediable – pero no hay culpable. "Bajo la tremenda impresión de los hechos, es inevitable que resurja un debate que no es nuevo y que tiene muy compleja solución". Pero "no parece que reducir la edad penal sea por sí sola la panacea que se precisa para prevenirlos".

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