Se me ha ido medio verano, el único del 2016, que no volverá, en redactar un capítulo para un volumen de estudios sobre complejidad narrativa que se publicará, Dios mediante, en las Prensas Universitarias de Nebraska. Me cabe el privilegio, creo, de inaugurar el volumen, con un capítulo que es más evolucionista-cosmológico que el resto del libro, pues la mayoría de los autores se centran en estructuras narrativas complejas y nuevos medios. Bien, supongo que tardará algo en aparecer, y algo más en aparecer por aquí, pues hay contratos editoriales que cumplir hasta que el olvido los cubra de polvo. Entretanto, abajo pongo un enlace al resumen que presenté, y aquí van el primer y último párrafo en español.
El capítulo viene a titularse "En perspectiva retrospectiva: Complejidad, contingencia, y cartografía narrativa."
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Si el Tiempo ha de afirmarse una vez más como el trasfondo fundamental e irreducible de la evolución cósmica, como el fundamento sobre el cual los emergentes complejos se construyen mediante interacciones sin precedente, entonces la narración, también, es un fenómeno fundamental, siendo tanto el florecimiento último de la complejidad como una herramienta fundamental para la comprensión de la complejidad de todos los fenómenos—ya que la narración es nuestra manera de enfrentarnos al tiempo, a los acontecimientos y a los objetos y a los demás seres y a sus acciones tal como aparecen en el mundo—como productos del tiempo y de interacciones complejas y novedosas.