jueves,18 agosto 2022
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Día Mundial de la Salud

Las universidades españolas avisan del desequilibrio entre formación y empleo en las profesiones sanitarias

Fundación CYD recapitula la situación de las profesiones sanitarias desde el comienzo de la carrera en la universidad hasta su inmersión en el mercado laboral. Se trata normalmente de perfiles comprometidos con la asistencia que por la nota de corte elevada y la exigencia misma durante la carrera, conllevan menor abandono de la formación y finalización en el tiempo reglado. Todo ese esfuerzo no se ve reflejado posteriormente en sus condiciones laborales, que se caracterizan por la temporalidad y la precariedad, a pesar de ser el sector público su mayor empleador.

AG

Ibercampus ha venido haciendo eco de la situación precaria de los sanitarios, tanto en su entorno laboral como en la convocatoria de elecciones o en el proceso de asignación de plazas en tras el examen de especialización. En este mismo sentido, la Fundación CYD ha realizado un análisis que pone de manifiesto la implicación que este tipo de profesiones tienen en el sistema educativo, en el mercado laboral y también el impacto de la profesión sanitaria en la sociedad.

De hecho, la pandemia ha puesto de manifiesto lo que el profesional sanitario representa para toda la sociedad, siendo en realidad, mucho más que un trabajo. Una vocación que requiere además determinación, constancia y curiosidad.

Estos profesionales que no solo engloban medicina y enfermería, sino también otras profesiones como psicología y farmacia, tienen a favor el aumento en la demanda de su área de estudio.

Así, la decana de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Navarra, declara, «la oferta formativa de Enfermería en España está por encima de la media europea, donde hay países en los que los estudios no son universitarios o existen diferentes niveles en la formación de enfermeras. La formación, además de ofrecer una buena base teórica, científica y humanista, fomenta el desarrollo en competencias y el currículum integrado con una gran impronta vocacional”

En este mismo sentido, Jose Antonio Hurtado, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Alicante, declara que “la nota de corte es tan alta precisamente por ese espíritu vocacional que hace del servicio a los demás el elemento principal de un modo de vida que conlleva otros valores como la generosidad y la solidaridad. Aunque los estudiantes son conscientes del riesgo que se asume en estas profesiones, la vocación de servicio es muy grande”, apunta José Antonio Hurtado.

En el campo de la psicología sucede lo mismo en términos de demanda y preferencia de la titulación: desde la Universidad de Salamanca consideran que al tener una nota de acceso elevada, el alumno hace un gran esfuerzo por acceder y cuando entra a la carrera no abandona tan fácilmente sus estudios. Incluso, y como consecuencia de la dificultad de acceso, normalmente es la primera elección del estudiante, lo que incide en el desarrollo de una fuerte vocación desde los primeros meses de estudio.

Respecto a la psicología clínica, un área especialmente en auge debido a las consecuencias de la pandemia, se pone en valor el desarrollo de la carrera profesional en el sector público. Así, Juan José García Meilán, decano de la Facultad de Psicología de la Universidad de Salamanca,»En cualquier caso, hay mucha demanda privada y poca oferta de empleo público en el área de la salud mental, lo cual preocupa a los estudiantes debido a que el funcionamiento autónomo y los altos costes de las terapias terminan convirtiendo el trabajo en algo precario”.

Mercado laboral: alta demanda, baja calidad en las condiciones

La inestabilidad laboral de los profesionales sanitarios en España, sumada a la falta de personal fijo, a las altas cargas de trabajo y a la ausencia de plazas en propiedad debido a los contratos interinos hace que el trabajo a priori encajado, se vea opacado por la precariedad y la fragilidad del sistema.

En el caso de enfermería, los sindicatos llevan desde el inicio de la pandemia (e incluso también antes) expresando su insatisfacción ante el «insuficiente ratio de enfermeras» previsto para algunas autonomías. Además, sostienen que los profesionales diariamente realizan tareas que no están dentro de sus funciones y que se ven sobrepasados por tener que asumir responsabilidades que exceden su categoría profesional.

“Desde luego hay que remarcar lo injusto del mercado laboral con estos profesionales, hay una falta de reconocimiento en todos los sentidos, empezando por el salarial y continuando con el social. El salario no refleja la responsabilidad que se asume en estos trabajos. Asimismo, y debido a decisiones erróneas de la administración, se carga contra los profesionales cuando no funciona bien el sistema y en momentos como los que hemos vivido, a pesar de los aplausos, ha habido multitud de ocasiones en los que se ha maltratado a los profesionales sanitarios, dejando a los verdaderos responsables de la situación libres de culpa. La entrega y profesionalidad de estos trabajadores es innegable y no se ven recompensados de ninguna manera, haciendo que aumente, desgraciadamente, el abandono profesional”, declara Jósé Antonio Hurado (Universidad de Alicante).

Si trasladamos el punto de mira a la medicina, existe cierto sentimiento de “seguridad”, aunque también es cierto que en los últimos años se han presentado más de dos aspirantes por cada plaza, lo que se traduce en que la mitad de los graduados no puedan acceder al ejercicio de la profesión. “El MIR es una garantía de un contrato durante los 4-5 primeros años de la salida al mercado laboral, sobre todo si lo comparamos con alumnos de otras ramas como ciencias sociales. Sin embargo, también podríamos analizar qué ocurre después de los años de formación en la residencia y la situación de precariedad en la que se encuentran muchos profesionales. Frente a esta situación vemos una tendencia creciente en el número de alumnos que deciden realizar la especialización fuera de España o que optan por cambiar de país a los 30 años, buscando una estabilidad económica y laboral más asentada que en nuestro país”, reconoce Marta Ferrer, decana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra.

Sobre lo mismo repara Antoni Trilla (Medicina, Universitat de Barcelona): “Si bien no hay apenas paro en esta carrera y el sistema MIR prepara a los alumnos muy bien para ejercer la especialidad, desafortunadamente las condiciones de temporalidad, salario y estabilidad de los contratos distan mucho de ser las idóneas para una profesión que requiere entre 10 y 15 años de formación antes de entrar en el mercado laboral”.

Por último, y en el caso de la farmacia, las salidas profesionales del grado pueden ser muy variadas, tanto en el ámbito público como privado; una versatilidad que no se da en todos los ámbitos de la salud. Además, y según datos del Instituto Nacional de Estadística, el 93% de los graduados superiores ya se encontraba trabajando con un empleo encajado desde antes de la pandemia. “Normalmente, los contratos en oficina de farmacia suelen tener carácter indefinido y es difícil encontrar un graduado en paro. La inserción laboral es muy buena y la variedad de puestos, áreas y sectores también. Sin embargo, es verdad que el ámbito hospitalario se caracteriza por una alta oferta de contratos temporales», concluye María Javier Ramírez Gil, decana de la Facultad de Farmacia y Nutrición de la Universidad de Navarra.

 

 

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