jueves,18 agosto 2022
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Katharina Pistor, autora de "El Código de Capital":

Los bancos centrales no tendrán más alternativa que expandir competencias al mundo de la innovación

Consejeros / Gustavo Matías
Hemos pasado de la soberanía territorial definida por el control de la tierra a la soberanía monetaria basada en el control del dinero. Si no paramos Libra, sus patrocinadores y beneficiarios obtendrían acceso gratuito a una red de seguridad pública que no pagarán.Tal concentración de poder de Libra no contaría con responsabilidad significativa para nadie.El control legal y dinerario sólo puede ser alcanzado por el Estado o los privilegios legales que disfruta el capital no serían respetados.

Los anteriores son algunos de los titulares ofrecidos en una entrevista publicada por la revista "Consejeros" con Katharina Pistor, quien ha tenido un verano muy movido al frente del Centro de Transformación Legal Global de la Universidad de Columbia, la más antigua de Nueva York (fue fundada en 1754) y cuna de más de 80 premios Nobel. A mediados de julio fue llamada por el Congreso norteamericano y por la prensa internacional para conocer sus opiniones sobre cómo regular el anuncio de criptomoneda global hecho en junio por Facebook, Visa, Mastercard, Paypal y otras 25 multinacionales y hasta 100 potenciales aliados. Y a partir del 19 de agosto tiene muchas peticiones similares para que se pronuncie sobre el cambio de estrategia del mayor lobby global de 200 multinacionales (la Business Roundtable) para dar prioridad a todos sus grupos de interés sobre el beneficio de sus accionistas.

De origen alemán, es la profesora que más ha destacado los últimos años en derecho y gobierno corporativo, dinero y finanzas, derechos de propiedad e instituciones legales comparadas, desde la presidencia del World Interdisciplinary Network for Institutional Research. Su prestigio se ha reforzado al publicar a finales de mayo el libro El Código de Capital: Cómo la ley crea riqueza y desigualdad, del que el ya famoso Piketty ha dicho que explica cómo funcionan los mercados de capitales y cómo reescribir tratados y privilegios. La autora ya ha situado su nombre, sin recurrir a explicaciones de clase social, junto a los de Polanyi, Harvey, Hobsbawn, Veblen y Stiglitz, a quienes achaca ignorar el papel central de la ley en la creación del capital y su protección.

En efecto, Pistor no invoca a Marx como otros, pero a los 200 años de nacer aquél (5 de mayo de 1818) ya destacaba entre entre los académicos de influencia en desarrollar su tesis de que el capital no es una cosa, sino una relación social de poder. Por eso ha sido muy valorada también su opinión en el nuevo estallido de uno de los dos mayores debates económicos de los dos últimos siglos, tras el protagonizado por Keynes para defender que los Estados intervengan en el curso económico con dinero público: la defensa de que las empresas se pongan al servicio no solo de sus accionistas como propietarios o dueños, sino del conjunto de los intereses que la integran, realizada con escaso eco por la Teoría de los Stakeholders de Edward Freeman en 1984 (Strategic Management: A Stakeholder Approach, 1984) al abandonar progresivamente la Teoría de Shareholder o Teoría Friedman(Capitalismo y Libertad, 1962).

Este debate ha resucitado el último 19 de agosto por el mayor lobby norteamericano (Business Roundtable, BRT) al declarar 181 de las 200 CEOs de grandes multinacionales que la integran su propósito de ponerse al servicio de todos los stakeholders de la empresa y no solo de los accionistas. Presiden y lideran empresas que empleas que emplean más de 15 millones de personas, declaran al año 8.000 millones de dólares en contribuciones caritativas, invierten solo en I+D casi 147.000 millones anuales en investigación y desarrollo, pagan 296.000 millones en dividendos a los accionistas, generan más de 488.000 millones en ingresos para pequeñas y medianas empresas, y pagan atención médica y beneficios de jubilación a decenas de millones de estadounidenses y sus familias. Solo 7 de esas 200 empresas declinaron firmar ese manifiesto: Alcoa, Blackstone, General Electic, Kaiser, NextEra, Parker Hannifin y State Farm.

Las teorías de Pistor conectan muy clara y ordenadamente debates como el de las implicaciones globales del proyecto Libra, la nueva estrategia del BRT u otros debates como los de globalización-proteccionismo, cambio de paradigma monetario, etc. En la línea de Oliver Williamson de discernir jerarquías dentro de las instituciones, ella ha explicado en artículos académicos muy leídos y citados que el surgimiento de un sistema monetario global cuya banca en la sombra maneja casi la mitad de los recursos ha cambiado silenciosamente el significado de que una nación sea independiente, al pasar de la soberanía territorial definida por el control de la tierra a la soberana monetaria propia de un tiempo en que la soberanía se define principalmente por el control del dinero, donde autores como Zoltan Pozsar defienden que fabricar diferentes tipos de dinero a través del sistema bancario en la sombra es un reflejo de los "desequilibrios de la economía real causados ​​por el exceso de ahorro global, la desaceleración del crecimiento potencial y la creciente participación de las ganancias corporativas en relación con los salarios en ingreso nacional." Y cuando nadie puede ponerse de acuerdo sobre qué es o no el dinero, pero hay cierto acuerdo general en que el dinero se ha ganado el derecho de reclamar lo que cada uno quiere usar, experimentar o consumir de otra persona que tenga esas cosas, ella por ejemplo fue invitada por la Universidad China de Hong Kong en June 2016 a hablar de la “Jerarquía Legal del Dinero Global”, cuando China llegó a tener el 22% de la deuda exterior del Tesoro norteamericano cuando Japón tenía un 20%.

 

Pistor ha facilitado la publicación de esta entrevista-resumen de sus opiniones sobre las nuevas formas de dinero y el propósito de las empresas, anticipadas en libros y artículos de prensa, al enviarnos su declaración ante el Congreso de los EEUU para reconstruir el siguiente guión:

-¿Cómo operan hoy el dinero y los capitales para acumular poder e influir en la creación y reparto de riquezas?

En el libro que publiqué a finales de mayo explicó cómo se crea el capital a puerta cerrada en las oficinas de abogados privados. Son las normas o leyes las que hacen el milagro. Elegir los activos usables como derechos y títulos de propiedad, dotarlos de los atributos legales que reciben por la acción de sus propietarios, abogados, economistas, todo tipo de directivos influyentes, etc, equivale a controlar las palancas para la distribución de la riqueza en la sociedad actual. La base del poder y de la distribución resultante de la riqueza reside precisamente en el proceso de otorgar protección legal a los activos. Utilizó el término "código" para mostrar cómo ciertas instituciones legales se combinaron para codificar el capital muy modularmente, utilizando módulos tales como contratos, propiedad, garantías, todo ello mediante normas o leyes como las de fideicomisos y corporaciones o las de quiebra". Esas normas o leyes son las que operan para otorgar a los activos atributos como los de prioridad, durabilidad, convertibilidad y universalidad.

¿Por qué esos atributos otorgan a sus titulares tanto poder sobre el escenario espacial y temporal, una "ventaja comparativa en la acumulación de riqueza sobre otros “, como escribe en su último libro, un control del proceso o poder que buscan sus tenedores?

Efectivamente, los derechos de prioridad sirven por ejemplo para clasificar las potenciales reclamaciones y privilegiar ciertos títulos sobre un activo u otros, como los títulos asegurados sobre los acreedores no garantizados. La durabilidad agrega además un componente temporal a los derechos de prioridad, de manera que la codificación legal puede prolongar la vida útil de los activos y de sus agrupaciones, incluso frente a los reclamantes de la competencia, aislándolos de demasiados acreedores; así, si una empresa no devuelve un préstamo en el plazo debido, sus acreedores pueden confiscar activos, mientras que los accionistas o los acreedores personales del accionista no pueden. Además, la universalidad asegura que la prioridad y la durabilidad afectarán a las partes que acordaron estar obligadas por ellas, atributos que se mantendrán contra cualquiera. Asimismo, la convertibilidad brinda a los propietarios de activos una garantía explícita o implícita para convertir sus activos en dinero del Estado cuando ya no pueden encontrar compradores privados, y es especialmente importante para los activos financieros.

Llegado a este punto, que nos introduce en algunas claves de la polémica suscitada por el proyecto de dinero global de Facebook, otras y hasta 27 multinacionales y hasta 100 potenciales aliados, ¿qué novedad real suponen Libra y Calibra a la luz de las tesis de su último libro?

Lo nuevo es que pueden ofrecer dinero privado en cualquier lugar del planeta al aprovechar las tecnologías y redes que tienen Facebook y las 27 compañías asociadas, solo en el primer caso más de 2.600 millones de usuarios. Lo que les diferencia de otros emisores de “dinero privado” es su tamaño alcance global y voluntad de “moverse rápido y romper cosas”. Las criptomonedas previas, en sus 10 años de existencia a partir del bitcoin, apenas han llevado a suponer entre el 1% y el 3% del valor acumulado por las públicas, con cuotas mucho menores en el volumen de transacciones permitidas por su falta de liquidez. Pero lo que mantengo en mi libro es que poder de codificación legal solo puede ser alcanzado por el estado o de lo contrario "los privilegios legales que disfruta el capital no serían respetados por otros".

La audiencia a la que le llamó el Congreso norteamericano ante su Comisión de Servicios Financieros el 7 de julio de 2019 se titulaba “Examinando la Criptomoneda propuesta de Facebook y su impacto en los consumidores, los inversionistas y el sistema financiero estadounidense”. ¿Cómo resumiría las conclusiones de su investigación sobre Libra a partir del Libro Blanco presentado por sus promotores?

Libra está diseñada como una "nueva moneda global", una "moneda de divisas" con fines de lucro. Su Libro Blanco promete crear un sistema de pago continuo, global, seguro e inclusivo. Está etiquetada como una "moneda estable" , con objetivo de baja volatilidad y alta liquidez a sus clientes, a quienes promete intercambiar sus Libras contra la moneda fiduciaria local (a pedido) sin sufrir grandes costes. Sería respaldada por una reserva compuesta por activos "seguros", a elegir entre depósitos bancarios y deuda líquida soberana, activos respaldados por mecanismos públicos en forma de seguro de depósito y por la “plena fe y crédito” de los estados soberanos que emiten deuda. Así, los patrocinadores de Libra y sus beneficiarios obtendrían acceso gratuito a una red de seguridad pública que no pagarán. La gran diferencia con los países que utilizan canastas de divisas para respaldar sus monedas, como Singapur y Kuwait, sería que todos los intereses y dividendos de esos activos se asignarán a los miembros de la Asociación de Libra y / o a los inversionistas en Tokens de Libra (distintos de las monedas de Libra), ninguno a sus clientes, los titulares de libras.

¿ Y sobre el gobierno y poder de Libra ante los reguladores?

El nodo central de los intermediarios financieros participantes será la Asociación Libra, con sede en Ginebra, Suiza. Esta ejercerá el control sobre la admisión de futuros miembros, administrará la Reserva de Libra, determinará la elegibilidad de los activos que la integren, decidirá si modificará el protocolo interno de actuación y determinará en todo momento la arquitectura de Libra, a modo de un club. Tal concentración de poder no contaría con responsabilidad significativa para nadie. La estructura legal elegida dejaría a los miembros de la Asociación Libra aislados responsabilidad; solo serán responsables ante ellos mismos. No responderían ante tenedores de monedas de Libra ni ante los ciudadanos de los países que crean los activos seguros utilizados para respaldar a Libra. Los marcos legales y regulatorios existentes en los Estados Unidos y en otros lugares, incompletos y con amplio margen para el arbitraje legal y digital, no fueron diseñados para gobernar monedas digitales. ante el tecnológico en rápido movimiento, los reguladores utilizan actualmente un enfoque caso por caso. Por eso el alcance global de Libra exacerbará estos problemas. Muchas de las actividades asociadas con su administración y su Reserva estarán fuera del alcance de los reguladores en los Estados Unidos o en cualquier otro país. El nivel actual de cooperación regulatoria transnacional contrasta con la versatilidad de un actor privado como Facebook para elegir sistemas legales en todo el mundo donde cumpli leyes y regulaciones.

¿En qué medida ese poder aceptar a la banca o sistema financiero tradicional?

Los avances en tecnologías digitales y criptográficas han creado una oportunidad para transformar los sistemas financieros a nivel nacional e internacional de forma inimaginable hace solo unos años. Han creado el sueño de un sistema financiero inclusivo y eficiente. Pero realizarlo requerirá gran cuidado. "Esta vez es diferente" se ha dicho una y otra vez al promover nuevas tecnologías financieras, como demostraron Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff en su libro de 2014) al analizar 800 años de historia de crisis financieras, que tienden a repetirse. Esto no debería impedir que innovemos, aunque debemos recordarlo ante otro experimento financiero que aspira a ser tan transformador como global. Tras la crisis de 2008, los reguladores han exigido a los bancos hacer una especie de "testamento en vida": un plan sobre cómo desconectarse ellos mismos en caso de insolvencia. Deberíamos requerir algo similar de los patrocinadores de Libra y otras innovaciones financieras (fintech o big tech) capaces de tener efectos sistémicos en los sistemas monetarios y financieros nacionales o mundiales. Eso significa que legisladores, reguladores y supervisores deberían examinar si cuentan con medios para responder a escenarios de crisis, ya sea solos o en colaboración, y fijar reglas para garantizar prevenir esas crisis.

-¿Entonces por qué han frenado el proyecto hasta llegar a acuerdos regulatorios con los gobiernos?

Porque entraña muchos riesgos, tanto para el propio dinero privado como para el público. Facebook y sus aliados necesitan un compromiso de los gobiernos de imponer en la web relaciones contractuales que respalden la moneda, autorizar el uso de sus propias monedas públicas como garantía, y también que si Libra alguna vez tiene problemas de liquidez los bancos centrales estarían obligados a ofrecerla. Todo banquero y regulador monetario saben , los sistemas de pago requieren un nivel de respaldo de liquidez que ninguna entidad privada puede brindar. A diferencia de los estados, las partes privadas deben operar dentro de sus posibilidades y no pueden imponer unilateralmente obligaciones financieras a los demás según sea necesario. Eso significa que no pueden autorrescatarse; deben ser rescatadas por los estados o alguien debe autorizar su quiebra; rescatar a Libra pudiera exigir más liquidez de la que podría ofrecer un estado. Es más, incluso en el caso de los estados, las paridades fijas ofrecen sólo una ilusión de seguridad. Muchos países han tenido que abandonar esas paridades, siempre insistiendo, al mismo tiempo, que “esta vez es diferente”.

De todos esos problemas, ¿Cuál es el principal?

Libra promete algo que no puede de ninguna manera cumplir por sí sola: la protección del valor de la moneda. Dice que estará vinculada a una canasta de monedas (dinero fiduciario emitido por gobiernos) y será convertible a pedido y a ningún costo. Pero esta garantía descansa en una ilusión, porque ni Facebook ni ninguna otra parte privada involucrada tendrá acceso a reservas ilimitadas de las monedas vinculadas.

-¿Podrán superar los bancos centrales ese problema y mantener sus funciones y competencias?

A la vista dl ritmo del cambio, quizá no tengan otra alternativa que expandir sus competencias al mundo de la innovación, con el fin de guiar la creciente innovación financiera, que ahora excede sus mandatos, centrados hasta ahora en ser los guardianes del sistema monetario, mediante la política monetaria y la de estabilidad financiera. La tecnología podría permitir el desarrollo de un sistema mucho mejor. El sistema actual está siendo superado rápidamente por el cambio tecnológico, que en gran medida no está lo suficientemente regulado y podría exponer a los consumidores a riesgos imprevistos. Esta problema se podría resolver creando un marco único para todas las monedas digitales, que mantenga la puerta abierta para la innovación. Alternativamente, se podría abordar el problema a través de protocolos comunes para gobernar la interoperabilidad entre los diferentes sistemas, de la misma manera en que ha evolucionado Internet. Como sea, necesitamos una nueva infraestructura para gestionar el dinero público y privado. Se los debería considerar como un bien público y, por ende, deberían ser accesibles sin ánimo de lucro. Deberían ser abiertos para cualquiera que busque desarrollar nuevos productos o servicios específicos, mediante un simple requisito de registro. Dependiendo del servicio, todas las ofertas deberían ser reguladas para garantizar la seguridad y la estabilidad del sistema monetario. Para reducir los costos de cumplimiento para las empresas nuevas más pequeñas, las autoridades supervisoras podrían ofrecer una consulta gratuita sobre los canales regulatorios apropiados para nuevos productos. Y, donde fuera necesario, la regulación debería simplificarse para evitar una superposición innecesaria y otras causas de ineficiencia.El dinero digital nos presenta un enorme desafío. Tradicionalmente, los guardianes del sistema monetario, los bancos centrales, se han centrado estrechamente en la política monetaria y la estabilidad financiera. Guiar la innovación financiera excede marcadamente sus mandatos existentes. Pero, dado el ritmo del cambio, tal vez no tengan otra alternativa que expandir su competencia lo antes posible.Ya hubo problemas en ese sentido con el estallido de la crisis de 2008, cuando los reguladores se quedaron de brazos cruzados mientras los innovadores financieros crean opciones de venta.

¿A qué se refiere en concreto?

En septiembre de 2008 se produjo una debacle y colapso de fondos del mercado monetario (FMM, que en Europa gestionan aproximadamente el 38 % de la deuda a corto plazo emitida por el sector bancario y en torno al 22 % de los valores a corto plazo emitidos por las empresas y los Estados ), a cuyo inversores les habían prometido que podrían tratar sus tenencias como una cuenta bancaria; es decir, que podrían retirar tanto dinero como el que habían colocado cuando quisieran hacerlo. Pero cuando Lehman Brothers colapsó, todos los inversores en FMM intentaron retirar dinero al mismo tiempo, tras lo cual se tornó evidente que muchos fondos no podían cumplir. Para evitar sus problemas y los de los bancos que les respaldaban, la Reserva Federal de Estados Unidos intervino para ofrecer respaldo de liquidez. Una problema similar con Libra exigiría respaldo en una escala mucho mayor, así como una estrecha coordinación entre todos los bancos centrales afectados.

Frente a este problema, nada más anunciarse Libra a mediados de junio pasado, usted destacó junto a los expertos que pidieron frenar a Libra y en su caso sumándose a la sugerencia de la presidenta del Comité de Servicios Financieros del Congreso de Estados Unidos de que los gobiernos empezaran a redactar sus propios testamentos vitales (plan escrito que los bancos les presentan a los reguladores donde describen cómo harán frente a un episodio de insolvencia. ¿Se han resuelto los problemas?

Reguladores, responsables de las políticas y los académicos reaccionaron a la noticia prontamente y, en general, con escepticismo. Las comisiones parlamentarias de Estados Unidos rápidamente dispusieron audiencias y la cuestión fue un tema relevante en la reunión del G7 en Francia el mes pasado. El desprestigio de Facebook como guardián de la privacidad de los usuarios ayuda a explicar parte de la reacción negativa. Sin embargo, la bomba real fue la repentina toma de conciencia de la amenaza que plantean las monedas digitales para el sistema monetario existente –no en algún momento futuro, sino hoy.

¿Y qué pueden hacer los bancos centrales si extienden sus competencias a la innovación tecnológica?

Una de las motivaciones originales detrás de Bitcoin y otras criptomonedas fue la de establecer un sistema de pago alternativo y resistente a la censura. Suecia y Singapur van camino a crear sus propias monedas digitales respaldadas por los bancos centrales (CBDC por su sigla en inglés). En China, un puñado de empresas, entre ellas Alibaba y Tencent, han lanzado monedas digitales estrechamente reguladas y supervisadas para transacciones que se fijan en renminbi. En Kenia, Mali y otras partes, las compañías telefónicas ofrecen servicios de pago digital a todos, inclusive a quienes no tienen una cuenta bancaria. Estos experimentos ofrecen muchos modelos entre los cuales elegir. Pero primero debemos considerar si el estado debería permitir la creación de dinero privado o debería limitar estrechamente los esfuerzos como Bitcoin y Libra

¿Inclusive a riesgo de coartar la innovación?

El dinero funciona como instrumento de intercambio, reserva de valor y una unidad de cuenta. El dólar, la libra, el yen y el euro realizan estas tres funciones, pero no sin cierta ayuda del sector privado. Los bancos desempeñan un papel esencial en los sistemas de pago (la función de intercambio del dinero), al emitir dinero privado en forma de dinero escritural y cosas por el estilo. También ofrecen depósitos, que se pueden considerar como reservas de valor (suponiendo que estén garantizados). Sólo la función de unidad de cuenta –que garantiza el valor nominal de una moneda como moneda de curso legal para pagar impuestos- está exclusivamente en manos del estado.

Dado que algunas de las funciones definitorias del dinero se pueden delegar a actores privados, la pregunta es si esto debería ser así, y hasta qué punto. ¿No deberíamos favorecer las CBDC por sobre todas las diferentes formas de dinero digital emitido de manera privada? Después de todo, se pueden presentar poderosos argumentos normativos a favor de las CBDC. Por ser bienes públicos, los sistemas de pago deberían estar disponibles en iguales términos para todos. Y con las tecnologías modernas, finalmente podemos eliminar a los intermediarios (bancos) que se han venido quedando con la mejor porción de la torta durante siglos. Por otra parte, también se puede presentar un argumento en contra de la monopolización del sistema de pago. En circunstancias ideales, las CBDC podrían dar paso a un sistema totalmente integrado y altamente eficiente que funcione para todos. Pero, en el mundo real, hasta un percance técnico menor u otra falla en la gobernanza podría tener efectos sistémicos. En términos generales, los sistemas monolíticos carecen de la resiliencia de los sistemas diversificados, para no mencionar los incentivos para una mayor innovación. Aun así, una multiplicidad de sistemas de pago viene sus propios problemas. Los costos transaccionales de convertir diferentes monedas, entre sí o a una moneda fiduciaria, podrían ser enormes. Y la historia de la banca libre nos dice que los sistemas monetarios desregulados son proclives al colapso

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