Muchas comunidades autonómicas que corren el peligro de hacer de la cooperación y del voluntariado un negociado más de su estructura administrativa. También los ayuntamientos, desvirtuando así la acción social que les corresponde realizar con asistentes sociales profesionales y debidamente remunerados. Como resultado recogen el desencanto de personas generosas de las que quisieron hacer prosélitos o militantes.
Me invitaron a dar una conferencia en la capital de una autonomía. La invitación era de una ONG cuyo nombre no hacía presagiar que su presidente y Junta directiva fueran funcionarios, así como el personal contratado. Después, comprobé que casi ninguno tenía experiencia en servicios de voluntariado social. "Era necesaria una ONG para canalizar la ayuda de la comunidad autonómica en planes de cooperación al desarrollo", me explicaron. "¿No les parecían de confianza los proyectos de tantas ONG de reconocido prestigio?", pregunté. "Bueno, es que así se capitaliza una acción de gobierno y se decide a dónde van los recursos". Sin más comentarios.
Casi no tenían voluntarios y los que figuraban como tales eran los afines a su grupo político.
Algunas universidades han creado Oficinas de Acción Solidaria con un funcionario, profesor o administrativo al frente, que no sólo perciben un sueldo sino que les sirve de "méritos" para su carrera. Uno de los candidatos a rector, en la Universidad Complutense de Madrid, presentaba una propuesta similar en su programa. Felizmente, no ganó ante el rechazo de los auténticos voluntarios sociales de la universidad.
Otro aspecto que sorprende es la práctica de algunos centros universitarios, sobre todo privados, de conceder "créditos académicos" por las labores de voluntariado, o titulaciones por asistir a unos master en cooperación y acción social. Acabo de participar en uno en el que pagaban 500 dólares por ¡cuatro horas de conferencia seguidas! (por razones administrativas) y al que asistieron 8 personas. Al final de ese master les dan una titulación.
He visitado bastantes entidades semejantes y tengo que decir, como voluntario social y fundador de una ONG, que "no es eso, no es eso".
Las instituciones tienen que acoger y ayudar a las organizaciones humanitarias que surjan en el tejido social y que les parezcan serias. Los sucedáneos son peligrosos y se volverán contra esa generosidad solidaria.