jueves,18 agosto 2022
Espacio euroiberoamericano de diálogo sobre la innovación social, profesional y académica
InicioOpiniónBlogsEl orden natural y la complejidad, 4: El Génesis
Paley, Lamarck, Vico, y el Génesis

El orden natural y la complejidad, 4: El Génesis

José Ángel García Landa Vanity Fea
En una serie de posts (sobre Paley, Lamarck, Vico, y el Génesis) examinamos la noción de orden natural en su relación con el desarrollo del pensamiento evolucionista. Una intuición central para la teoría evolucionista es la idea de que la racionalidad requiere que los fenómenos complejos vayan precedidos por fenómenos simples, y que deriven de ellos. Ello mismo explica que los discursos evolucionistas elaborados descansan sobre un pensamiento protoevolucionista con raíces que llegan a la Biblia.

Examinamos aquí la noción de orden natural en su relación con el desarrollo del pensamiento evolucionista. Hemos mostrado primero la debilidad inherente al argumento creacionista de William Paley, preparando el terreno para centrarnos en una intuición central para la teoría evolucionista: la idea de que la racionalidad requiere que los fenómenos complejos vayan precedidos por fenómenos simples, y que deriven de ellos. A continuación examinamos el desarrollo de esta noción en la biología evolucionista de Lamarck y en el evolucionismo cultural de Vico. Comentamos también, en relación a la obra de Vico, los problemas perspectivísticos inherentes al estudio del desarrollo del pensamiento evolucionista, en concreto la distorsión retroactiva. Un examen considerado de la Gran Cadena del Ser y de los relatos míticos de creación como el Génesis nos muestra que esta racionalidad se asienta en formas de pensamiento previas al evolucionismo—es decir, que el pensamiento complejo de la teoría evolucionista deriva de nociones más simples, proto-evolucionistas, que pueden hallarse en orígenes tan implausibles y remotos como son los mitos de origen creacionistas.

El orden natural y la complejidad, 4: El Génesis

Señalaba Lamarck que "desde hace mucho tiempo se tiene la creencia de que existe una especie de escala o cadena graduada entre los cuerpos vivos"; y aludía a la obra de Bonnet. De hecho podemos reconocer este protoevolucionismo, que no es evolucionismo, en la concepción clásica de la Gran Cadena del Ser, que lleva también desde la simplicidad a la complejidad, desde los cuerpos inanimados (minerales más o menos "nobles") a los seres vivos, y que clasifica éstos en seres puramente vegetativos (pero no todos igual de "bajos"), y animales: los animales tienen "lo que tienen las plantas, y más", tienen no sólo vida sino capacidad de movimiento.

Hay muchas otras cuestiones mezcladas en la Gran Cadena del Ser, cuestiones teológicas, aparte de los elementos protoevolucionistas que se pueden detectar en ella. Pero centrándonos (con una dosis de distorsión retrospectiva o de presunción) en lo que tiene de evolucionista, sí reconocemos una escala de complejidad, aparte de una escala de "excelencia moral" y metafísica, o más bien no aparte sino involucrada plenamente con ella.

Lo que la Gran Cadena del Ser no incluye es un desarrollo temporal: no narra una historia, sino que es una cadena sincrónica, simultánea; la representación de una jerarquía estable, no la descripción de un proceso. Y sin embargo sí hay un protoevolucionismo, como decimos, en ciertos sentidos y aplicaciones de estos conceptos, incluso un asomo de desarrollo temporal… por ejemplo en el relato del Génesis, que coloca el origen del hombre después del origen del mundo, y después de la creación de las plantas y animales…. si bien podemos decir que también "descoloca" al hombre este relato—al colocarlo en el origen de todo, en la persona de un dios creado a su imagen y semejanza.

Hay ya en la época moderna exposiciones de la cadena del Ser, como la de Addison (en su ensayo "The Scale of Being" , en el Spectator), que realmente nos dejan a las puertas de una concepción evolucionista al mostrar, mediante la perspectiva discursiva misma de su exposición, la continuidad entre la materia interte y la vida, y entre las formas simples de la vida, y las más complejas. No es una concepción unitaria y rígida, la perspectiva sobre la complejidad que nos dan las diferentes formulaciones de la Gran Cadena del Ser, sino que ellas mismas van evolucionando desde formulaciones míticas y tradicionales hacia estudios más elaborados de "filosofía natural", y van preparando el terreno para una comprensión más refinada de la naturaleza evolucionista de la realidad.

Son muchos pasos, no uno sólo, los de la cadena de pensamiento que lleva desde el Génesis al evolucionismo. Son necesarios el desarrollo de los mitos, y luego la lectura crítica de los mitos; la escritura de historias, la consciencia histórica crítica, y la reflexión sobre los procesos históricos al modo de Polibio, o de Vico. El evolucionismo no fue creado súbitamente al séptimo día—sino que tuvo que evolucionar, junto con la humanidad y con sus formas culturales. 

 

 

Evolución de la evolución 

  —oOo—

De interés

Artículos Relacionados

Centro de preferencias de privacidad