jueves,18 agosto 2022
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Aconsejan potenciar la "jubilación activa"quitando barreras

Los economistas urgen afrontar el envejecimiento más allá de la reforma del sistema de pensiones

Redacción
En un informe sobre "El reto del envejecimiento desde una perspectiva integral" y multidisciplinar, presentado este jueves junto a la patronal UNESPA, la AIReF y CEA,el Consejo General de Economistas urge afrontarlo más allá de la reforma del sistema de pensiones.España es el país europeo que menos compatibiliza trabajo y pensión, menos de un sexto que la media de la UE pese a que sus compromisos financieros por envejecimiento son del 24,6% del PIB hasta 2030.Ello obliga a colchones anticíclicos

"Solo bajo una mirada global será posible establecer consensos y agendas reformistas estructurales", dijo como resumen en el acto de presentación el presidente del Consejo General de Economistas (CGE), Valenti Pich como conclusión a un acto de presentación y coloquio moderado por Pascual Fernández, vicepresidente del Consejo General de Economistas y decano del Colegio de Economistas de Madrid, y en el que participarn Pilar González de Frutos, presidenta de la Unión Española de Entidades Aseguradoras (UNESPA), Cristina Herrero, presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), y Cinta Pascual, presidenta del Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPs).

Entre las medidas que propone en su estudio el Consejo General de Economistas para acometer el reto del envejecimiento en España se encuentran, entre otras: la creación de “colchones anti-cíclicos” en épocas de bonanza para financiar un envejecimiento que se prevé costará el 24,6% del PIB en 2030 según la Comisión Europea; incrementar la colaboración público-privada para ampliar políticas de dependencia y planes de pensiones de empleo;  reducir la “cuña fiscal” en los trabajadores en edad laboral madura (actualmente un trabajador dedica 3,65 de cada 10 euros de coste laboral bruto a pagar Seguridad Social e IRPF), lo que permitiría a estos poder destinar más recursos a planes de empleo; establecer mecanismos de conversión en liquidez de bienes como la vivienda (rentas vitalicias, hipotecas inversas…) al objeto de conseguir liquidez para complementar la pensión y poder financiar los gastos propios del envejecimiento, especialmente en situación de dependencia; potenciar la jubilación activa y desincentivar el retiro temprano; y mejorar la flexibilidad del mercado laboral para favorecer tanto la permanencia de los trabajadores maduros como la entrada de jóvenes.

Edtas medidas, y en especial las de incentivar la jubilación activa y desincentivar el retiro temprano (basado en prejubilaciones, bajas incentivadas o EREs) están en linea con las propuestas hace unos días por el actual ministro de Inclusión y Seguridad Social y expresidente de la AIReF al Pacto de Toledo en el Congreso de Diputados. El informe fue presentado horas después de que José Luis Escrivá anunciara este miércoles que el Pacto de Toledo “está a punto de llegar a un acuerdo” en el cual se va a despejar la incertidumbre y las pensiones “se van a revalorizar y defender su poder adquisitivo respecto al IPC”. Pero advirtió que esto no implica necesariamente que las pensiones vayan a subir indiscriminadamente, ya que si los precios se mantienen planos o caen, como apuntan todas las proyecciones para este año y el que viene, las pensiones mantendrán su poder adquisitivo solo porque los precios no crecen

Según recoge el estudio realizado por los Economistas Asesores Laborales del CGE,  los españoles vivirán de forma sana un promedio de 73,8 años y el resto de años hasta los 83 (aproximadamente 10 años) lo hará de forma dependiente. Por otra parte, en España viven 2 millones de personas mayores de 65 años solas en sus hogares, y casi 900.000 en la franja a partir de 80 años (el 31,03% de las personas de esta edad viven solas). Según el presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich, “a la vista de estos datos, es muy probable que un alto porcentaje de esas personas mayores de 80 años que viven en soledad se encuentren, a su vez, en situación de dependencia y con una pensión media de aproximadamente 1.100 euros”. Según Pich, “ser anciano, dependiente y solo constituye un enorme riesgo para una gran parte de los españoles, máxime si tenemos en cuenta que en España el número de plazas en residencias –públicas y privadas– no llega a las 400.000,  y que, en la actualidad, el sistema complementario de empleo choca con la presión fiscal que ejercen las cotizaciones a la Seguridad Social sobre el salario –una media del 36,25% sobre el salario bruto–, haciendo difícil su generalización por los altos costes que tiene sobre la empresa”.

En su intervención, Pilar González de Frutos, celebró, en nombre de su colectivo la realización de este estudio, “que es una aportación muy relevante a un debate que, creemos, debe ser, en el momento presente, tan vivo como desapasionado”. Según la presidenta de UNESPA, “en los correctos diseño y gestión de eso que se ha dado en llamar la `economía de las canas´ nos estamos jugando mucho más que la vertiente social del reto. Nos jugamos nuestra competitividad como país a largo plazo; puesto que sólo las naciones que tengan una sociedad de personas mayores manteniendo patrones de consumo adecuados tendrán potencia de crecimiento dentro de dos o tres décadas. El envejecimiento es una gran oportunidad; una oportunidad que, si no aprovechamos nosotros, aprovecharán otros”.

Por su parte, la presidenta de la AIReF, Cristina Herrero, ha afirmado que “el envejecimiento supone un reto de primera magnitud para la sostenibilidad de las cuentas públicas y con implicaciones para el propio modelo de crecimiento económico. Es esencial analizar cómo hacer compatible el crecimiento económico y la sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social sin olvidar los criterios de suficiencia y equidad intergeneracional. Este no es un problema exclusivo de España por lo que es muy útil mirar qué tipo de medidas y modelos se están adoptando en otros países de nuestro entorno”. 

En el debate también ha participado Cinta Pascual, presidenta del Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPs), quien ha señalado que “el sector lleva 20 años en progresivo cambio, adaptándose a las necesidades de nuestras personas usuarias, evolucionando hacia plataformas que ofrecen una diversidad de servicios, a la medida de cada usuario. El problema que encontramos es que el  sistema es muy rígido y la Dependencia es invisible y está infra financiada. Tenemos que tener en cuenta que la demanda de atención va a seguir creciendo, básicamente porque ahora llega la generación del baby boom y durante los próximos 30 años la población con necesidades asistenciales va a ir incrementándose. Todos soñamos con una vejez entrañable y con estar bien hasta el último día, una vejez sana, pero sabemos que no es así. Tenemos poca memoria y demasiada capacidad de olvidar, pero después de lo que ha pasado está claro que este es el momento de cambiar el modelo. No podemos mirar para otro lado, porque son nuestros mayores y porque ahora ya tenemos a 100.000 personas esperando una plaza. Es el momento de actuar”.

Principales conclusiones del estudio

A lo largo de este estudio ha quedado en evidencia el notable volumen de elementos que se deben considerar en el debate del envejecimiento, pero también es patente la lógica que hay detrás de todos ellos, formando un cuerpo coherente de conocimiento y generador de políticas económicas y sociales. Los rigores de la crisis sanitaria y el escenario que deja en los próximos meses aceleran algunos cambios de fondo como la financiación de la sanidad o la dependencia, pero retrasa otros de enorme importancia estructural como la reforma del sistema público de pensiones, la estructura de las empresas y los incentivos a la productividad. 

Aunque el golpe de la COVID-19 está siendo especialmente duro, no será capaz de borrar las tendencias de fondo. spaña transita un camino que antes han recorrido países como Japón, si bien cuenta con algunos elementos más favorables y otros más perjudiciales. En cualquier caso, éste es el momento de plantear un debate de fondo que vaya más allá de la reforma del sistema de pensiones, para pensar de una forma más global, incluyendo factores o variables que a simple vista pueden parecer irrelevantes pero en realidad no lo son. 

España es el país europeo que menos compatibiliza trabajo y pensión: la jubilación activa dista en España del 1%, seis veces menos que en la media de la Unión Europa

Al fin y a la postre, España no tiene una situación dramáticamente distinta de la de otros socios europeos y lo hace en un área monetaria única donde la flexibilización de las reglas presupuestarias y financieras da un cierto ‘respiro’ a los Gobiernos a la hora de atender compromisos urgentes. Lejos de ser pesimistas, el futuro es prometedor para el sistema si se aborda con prudencia, altura de miras y visión de largo plazo. Éste será un elemento imprescindible en la agenda reformista que la Unión Europea emprenderá y, de forma más especial, para aquellos países que terminen necesitando de la asistencia financiera de las instituciones comunitarias. 

La crisis coronavirus va a suponer una merma importante de los ingresos públicos necesarios para el sostenimiento de los sistemas públicos de pensiones, atención social a mayores y otros esquemas de financiación pública. Ante un país cuyas necesidades de financiación no serán inferiores a 250.000 millones de euros entre 2020 y 2021, pueden estar en peligro las últimas actuaciones legislativas, siguiendo una senda similar a lo ocurrido entre 2010 y 2012. 

El envejecimiento debe abordarse desde una perspectiva integral. Es mucho más que analizar el sistema de pensiones y confiar que el resto de gastos puedan ser financiados o con impuestos presentes o futuros (deuda). 

España ligeramente encabeza el ranking de los principales países europeos que viven más años de forma sana junto con Francia. La OMS calcula que los españoles vivirán de forma sana un promedio de 73,8 años y el resto de años hasta los 83 (aproximadamente 10 años) lo hará de forma dependiente, aquejados de enfermedades graves o en una situación de invalidez que merma significativamente la calidad de vida. 

Un alto porcentaje de las personas mayores de 80 años que viven solas (31,03%) se encuentren a su vez en situación de dependencia y con una pensión media de aproximadamente 1.100 euros 

España, al mismo tiempo, aborda una realidad cada vez más notable como es la soledad. En España viven 2 millones de personas solas en sus hogares mayores de 65 años, lo cual supone el 22,75% de las personas en dicha edad. En la franja de personas a partir de 80 años el número de las que viven solas es de casi 900.000 (31,03%). 

En base a los datos anteriores sobre los años que se viven de forma dependiente y el número de personas que viven solas, se puede colegir que es de suponer que un alto porcentaje de esas personas mayores de 80 años que viven en soledad se encuentren a su vez en situación de dependencia y con una pensión media de aproximadamente 1.100 euros

La estrategia para afrontar el envejecimiento tienen dos vertientes: por un lado, las políticas públicas y, por otro lado, las decisiones de familias y empresas, a partir de cuatro variables de control: ahorro, stock de capital, productividad y “cuña fiscal”. 

La economía española afronta compromisos financieros por envejecimiento por un importe del 24,6% del PIB hasta 2030, lo cual obliga a la creación de “colchones anticíclicos” que cubran los excesos de gasto en cada momento del ciclo económico sin recurrir a una dinámica acelerada de endeudamiento. 

El hundimiento de la rentabilidad del activo sin riesgo (bono español a 10 años) y el incremento de los salarios, hizo que hasta principios de 2020 el sistema público de reparto fuera socialmente más óptimo que el sistema de capitalización. Esta situación puede darse la vuelta en 2021 si se mantiene la tendencia alcista en la prima de riesgo de España y la destrucción temporal de empleo y salarios derivada del ‘coronavirus’ se convierte en permanente.  

La financiación per cápita de la dependencia en España está por debajo de la media de la UE-27, concretamente 184,63 euros per cápita menos

La financiación per cápita de la dependencia en España está por debajo de la media de la UE-27, concretamente 184,63 euros per cápita menos. Un 90% de los programas de salud y dependencia están financiados con cargo a dinero público, frente a sólo un 10% con cargo al sector privado. 

Resultaría positivo potenciar la “jubilación activa” eliminando barreras a la entrada como habilitar su uso antes de la edad legal de jubilación y por menos del 100% de la base reguladora. También sería conveniente desincentivar el retiro temprano (basado en prejubilaciones, bajas incentivadas o EREs) para cerrar el gap de 1,3 años de edad efectiva de jubilación española frente a la media de la Eurozona. 

El envejecimiento ha provocado una pérdida de hasta 6 décimas anuales en el crecimiento de la PTF (productividad total de los factores) en la economía española. Sería necesario implementar reformas en los mercados y estructuras productivas para incrementar la productividad total de los factores, basadas en sistemas de transferencia del conocimiento intra-empresa de los trabajadores mayores a los jóvenes, digitalización y automatización de procesos productivos que generan escaso valor añadido, flexibilización del mercado de trabajo y rebaja de la “cuña fiscal” a los trabajadores más mayores.  

Del total del ahorro familiar, el 74% está invertido en activos inmobiliarios (casi un 50% es la vivienda habitual y el 24% restante son segundas viviendas, suelo u otro

Del total del ahorro familiar, el 74% está invertido en activos inmobiliarios (casi un 50% es la vivienda habitual y el 24% restante son segundas viviendas, suelo u otro tipo de bien inmueble), aunque, en términos generales, existe una tendencia clara hacia una mayor diversificación de la cartera con activos de riesgo que se mantienen a lo largo del tiempo y que especialmente juegan un papel relevante en las edades inmediatamente anteriores a la jubilación. Podría ser interesante la inversión en activos de sesgo más conservador como pueden ser fondos de inversión mixtos, seguros o planes de pensiones; y quizá también la búsqueda de activos que generen rentas de forma periódica como cupones, dividendos o beneficios fiscales. 

Convendría incrementar la oferta de productos y servicios de inversión, como fondos que invierten en función del ciclo vital (life-cycle funds), mecanismos de conversión en liquidez de la vivienda (hipotecas inversas y rentas vitalicias), planes de ahorro sistemático o seguros (unit-linked). 

Además de incentivar la jubilación activa, sería conveniente desincentivar el retiro temprano (basado en prejubilaciones, bajas incentivadas o EREs) para cerrar el gap de 1,3 años de edad efectiva de jubilación española frente a la media de la Eurozona

Apostar por una implantación ambiciosa de sistemas de previsión social complementaria con reforma de los costes de gestión financiera y combinación de la contribución tanto a la Seguridad Social como a un plan de empleo. Dado el impacto sobre la cotización patronal, es necesario que ésta tenga incentivos fiscales adicionales, así como no fiscales como aportaciones compensatorias públicas o subvenciones. 

El patrimonio acumulado en planes de empleo apenas ha ascendido en dos décimas de PIB desde el año anterior (2,8% último dato disponible de 2018), habiendo marcado un máximo relativo en 2014 en el 3,5%.  

En definitiva, un estudio como éste, que entiende el envejecimiento desde el punto de vista integral, puede contribuir de una manera eficaz al debate de alternativas, medidas y actuaciones necesarias para abordar el reto que podría resumirse de la siguiente forma: ¿cómo abordar el envejecimiento con personas que viven cada vez más años, pero con la última parte de su vida en situación de dependencia incluso grave o severa y que además vive cada vez más sola?

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