Ana y Francisco se conocieron en 1948 (¡hace ya 70 años!) como se conocía antes la gente, a través de encuentros por las calles de un pueblo muy pequeñito llamado Villaralto, en la provincia de Córdoba. Por aquel entonces ambos tenían 24 años y eran pastores. Decidieron casarse y emprendieron una vida que, como todas, ha estado llena de momentos maravillosos, pero también de obstáculos y dificultades (y de largos paseos por las calles de Villaralto, donde todos los vecinos los conocen y aprecian).
Hace poco, la Administración enfrentó a Ana y Francisco al obstáculo más duro: les obligó a estar separados. A Ana le dieron una plaza en una residencia de ancianos concertada en un pueblo que se encuentra a 7 kilómetros del que ha sido su hogar los últimos 90 años. No podía rechazar esa plaza porque si lo hacía le quitarían la pequeña ayuda económica que recibe y eso no podría permitírselo. A Francisco le dijeron que tenía que quedarse en otra residencia en el propio Villaralto y, con una salud deteriorada por la edad, durante los últimos meses no podía trasladarse a la residencia de Ana para pasar el día juntos.
Viendo cómo sufrían, la bisnieta de Ana y Francisco, Irene, inició la semana pasada una petición en Change.org pidiendo a la Junta de Andalucia que sus bisabuelos pudieran disfrutar de su vejez juntos. Desde el primer minuto su historia de amor viajó por toda España a través de mensajes de Whatsapp y correos electrónicos. En pocos días 150.000 personas habían firmado la campaña y decenas de periódicos y televisiones hablaron de ella.
La presión ciudadana funcionó y la mismísima presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, tuvo que responder públicamente a la campaña para anunciar que Ana sería trasladada a la residencia de Villaralto junto a Francisco, para que puedan seguir viviendo en pareja [puedes ver la respuesta de Susana Díaz aquí].
Desde el pasado viernes, Ana y Francisco vuelven a estar juntos y su bisnieta publicó un mensaje de victoria que puedes leer aquí.