jueves,18 agosto 2022
Espacio euroiberoamericano de diálogo sobre la innovación social, profesional y académica
InicioOpiniónLibrosEl enemigo conoce el sistema. Manipulación de ideas, personas e influencias
Marta Peirano / Debate

El enemigo conoce el sistema. Manipulación de ideas, personas e influencias

Redacción
Este jueves 13 de junio sale el último libro de la periodista y experta en ciberseguridad Marta Peirano,´El enemigo conoce el sistema. Manipulación de ideas, personas e influencias en la economía de la atención´,que aporta interesantes hipótesis sobre el sueño roto de una Internet libre y sus raíces en la nueva economía del digitalismo. Se presenta como una guía de "todo lo que necesitas saber sobre el poder, la economía, la sociedad y las telecomunicaciones en la era de la información". Y lo es

Quizá su mejor aportación en este sentido, a la luz de la prepublicación del libro por la propia Marta Peirano en el medio donde colabora, eldiario.es se centra en ayudar a explicar la principal diferencia entre la propaganda y la desinformación. Dice que la primera usa los medios de comunicación de maneras éticamente dudosas para convencer de un mensaje, mientras que la segunda se inventa el propio mensaje, que está diseñado para engañar, asustar, confundir y manipular a su objetivo, que termina por abrazar sus dogmas para liberarse del miedo y acabar con la confusión.

En este sentido, la desinformación a la que nos conduce la economía de la atención actual, cuyas prácticas y tácticas por los aparatos rusos al servicio de Putin y por los norteamericanos que maneja Trump son ampliamente descritas en la obra, afecta muy directamente a los Elementos para la reconceptualización del poder  y al concepto, fuentes e instrumentos del poder que resumió Gustavo Matías, consejero editorial de Ibercampus.es, en su tesis doctoral  "Aproximación al estudio del poder y aplicaciones al proceso de integración europea», U.A.M, mayo de 1993 (amenaza, compensación y persuasión, en cuanto a instrumentos; personalidad, propiedad y organización en cuanto a fuentes).

El paso de la propaganda a la actual desinformación afecta al concepto, elementos, fuentes e instrumentos del poder ejercidos en el actual capitalismo digital

El libro se presenta como una guía de todo lo que no quieres pero necesitas saber sobre el poder, la economía, la sociedad y las telecomunicaciones en la era de la información.En la era actual de la información, las estructuras del poder se han vuelto invisibles, subterráneas. Sospechosamente conveniente, ¿verdad? Las cosas han cambiado y no precisamente a mejor: el poder geopolítico que antes ostentaba el estado se concentra ahora en manos de las redes de comunicación. En efecto, Google y Facebook ya saben más de ti que la policía.Si estos dos gigantes de la información llevan años estrechando lazos con China, es porque se trata del territorio donde tienen más usuarios y, por mucho que sea un país abiertamente totalitario, ambas compañías están dispuestas a apoyarlo. Cuando se trata de optimizar la productividad, la frontera entre lo ético y lo inmoral se difumina.En El enemigo conoce el sistema, la periodista Marta Peirano discurre sobre este y otros temas como el control y destrucción de los procesos democráticos, la era delpresent shock, las mutaciones en la estructura social, el poder de los algoritmos o la militarización del espacio público. Todo ello, para aportar luz al presente en el que vivimos y al oscuro futuro en el que nos estamos adentrando.

Precisa Marta Peirano en la prepublicación del libro que esa desinformación "casi siempre proviene de una persona de confianza o prestigio. Se basa en fotos y documentos alterados, datos fabricados y material sacado de contexto para crear una visión distorsionada o alternativa de la realidad. Sus temas recurrentes son extraídos de la misma sociedad a la que quieren intervenir. La campaña de desinformación empieza por identificar las grietas preexistentes para alimentarlas y llevarlas al extremo. En este caso, la crisis de pánico que estaba causando el virus del sida en un contexto de poca información y el hecho de que parecía afectar casi exclusivamente a dos sectores específicos de la población: negros y homosexuales" (Se refiere con esto último al bulo creado por servicios rusos de que el virus del VIH se escapó de un laboratorio experimental del ejército estadounidense donde testaban armas bioquímicas para acabar con la población afroamericana y la comunidad gay, que llegó a ser contado por el famoso Dan Rather, el presentador de noticias de la CBS, la tercera cadena de radiodifusión más grande en el mundo, en marzo de 1987. Bulo que se atribuia en una carta al director de un "conocido científico y antropólogo estadounidense" que fue publicada el Patriot, un periódico de Delhi, medio del que años más tarde el exagente del KGB Ilya Dzerkvelov dijo había sido creado por la KGB rusa en 1962 como vehículo para sus campañas de desinformación).

El profeta de las prácticas y tácticas de desinformación actuales al servicio de Putin y Trump no es George Orwell de "1984", sino Aldous Huxley de "Un mundo feliz", publicado en 1932

Para explicar cómo afectan al poder las prácticas y tácticas de desinformación actuales de Putin y Trumpo, o antes del nacional socialismo hitleriano,  El enemigo conoce el sistema recurre con frecuencia a las principales obras de Orwell (1984, publicada en 1949, cuatro años despues de Rebelión en la granja  por  Eric Arthur Blair, conocido por el pseudónimo de George Orwell), y Huxley (Un mundo feliz, Brave New World, titulo original en inglés de la novela publicada por primera vez en 1932). Gana Huxley en esa fecha 17 años anterior a Orwell a la hora de describir la desinformación actual  como herramienta de poder: "Orwell temía a aquellos que prohibían los libros. Huxley temía que no hubiera razones para prohibir libros porque no quedaba nadie que los quisiera leer. Orwell temía que nos ocultaran información. Huxley que nos dieran tanta información que nos viéramos reducidos a la pasividad y el egoísmo. Orwell temía que nos ocultaran la verdad. Huxley que la verdad sería ahogada en un mar de irrelevancia. Orwell temía que nos convirtiéramos en un público cautivo. Huxley que nos convirtiéramos en una cultura trivial, preocupados con alguna versión de "the feelies, the orgy porgy, and the centrifugal bublepuppy".

En resumen, como reconoce Marta Peirano, "nuestro profeta no es George Orwell sino Aldous Huxley. No 1984 sino Un mundo feliz.Los habitantes de 1984 no tienen nada, los de Un mundo feliz lo tienen todo. No sienten la presión del Estado porque no viene de fuera de ellos sino que vive en su interior. Los niños son generados de manera artificial en el Centro de Incubación y Condicionamiento de la Central de Londres, donde son programados durante el sueño "escuchando inconscientemente las lecciones hipnopédicas de higiene y sociabilidad, de conciencia de clases y de vida erótica". Son programados para el consumo y la obediencia, el conformismo y la entrega, la falta de intimidad. La confusión, el miedo o la tristeza son estados no deseados que se desactivan voluntariamente con drogas. ¿Qué clase de persona sana quiere ser infeliz? El lema de ese mundo feliz es ordenado y sensato: comunidad, identidad, estabilidad. Parece el mantra de la era del algoritmo. El mundo en que vivimos no está exento de violencia, pero es de otra clase. Como decía Primo Levi, "hay muchas maneras de llegar hasta ese punto, y no siempre a través del terror del hostigamiento policial sino negando y distorsionando la información, ninguneando los sistemas de justicia, paralizando el sistema educativo y propagando de mil maneras sutiles la nostalgia por un mundo donde reinaba el orden". Nunca ha habido maneras más sutiles de distorsionar la realidad.

La máquina infinita en que se traduce la actual desinformación no fue idea de Orwell, sino de Goebbels, jefe de propaganda del Tercer Reich, cuyas emisiones copiaban el formato de las radios comerciales y despejaron el camino del poder absoluto a Hitler

SIn embargo, la máquina de propaganda infinita en que se traduce la actual desinformación desplegada en el capitalismo de las grandes digitales, explicado por anticipación en Digitalismo (Taurus, 2001) tiene sus precedentes en el Tercer Reich y sujefe de propaganda en enero 1933, cuando el Partido Nacional Socialista era la primera fuerza política en Alemania pero había perdido 34 escaños en las últimas elecciones parlamentarias y Hitler era canciller por los pelos:  "La telepantalla de 1984 que retransmite propaganda sin descanso y que está prohibido apagar no fue idea de Orwell sino de Goebbels. El astuto jefe de propaganda del Tercer Reich entendió rápidamente que la magia oratoria de Hitler no se traducía bien al espectro radiofónico". Para ello, sus emisiones radifónicas copiaban "el formato con el que las radios comerciales interrumpían su programación con anuncios de detergentes, jabones o cigarrillos. Era marzo de 1933 y podían hacer lo que quisieran. Habían despejado todos los obstáculos de su camino con una campaña de desinformación". 

La autora recurre también como prueba de autoridad de lo ajustado de su diagnóstico a Neil Postman: "Nadie explica mejor la diferencia que Neil Postman en su libro de culto Amusing Ourselves to Death. Alumno de Marshall McLuhan y convencido de que estudiar una cultura es analizar sus herramientas de conversación, Postman habla de la televisión y no de internet. Como ocurre con McLuhan, su evaluación de aquel medio de masas nos parece aún más apropiado como predicción del nuestro. La televisión de Postman es "un espectáculo bellísimo, una delicia visual, que derrama miles de imágenes al día". Y por su naturaleza intrínseca, la némesis del proceso necesario para elaborar un pensamiento profundo, para comprender un argumento complejo. Todo en ella va demasiado rápido y está demasiado fragmentado. "La duración media de un plano televisivo es de 3,4 segundos, para que el ojo no descanse, para que tenga siempre algo nuevo que ver." Las plataformas de contenidos que consumimos hoy están aún más aceleradas y todavía más fragmentadas, con dos agravantes. En un programa televisivo hay una cierta coherencia editorial, un concepto que se repite. El feed de noticias de Facebook, de Twitter o de YouTube ofrece contenidos inconexos, una catarata de información impredecible, un circo donde los animales conviven con la bomba atómica, los políticos con los gatitos, las recetas de cocina con los memes racistas, la actualidad con la memoria, la fantasía y la mentira. Y esa catarata es infinita. No se acaba jamás.

El problema de esa fragmentación acelerada e inconexa no es la frivolidad de su contenido. El contenido es irrelevante. De hecho, Postman advierte que la fórmula es más peligrosa que nunca precisamente cuando el contenido trata de ser serio, instructivo o responsable. Usa como ejemplo un programa que emitió en la cadena ABC el 20 de noviembre de 1983, a continuación de la película The day after, sobre el holocausto nuclear.

En este sentido, "tecnológicamente, hoy el mundo se parece más a 1984 que nunca. A diferencia de la radio y la televisión, la telepantalla podía ver y escuchar lo que pasaba a su alrededor a través de un monitor de vídeo conectado a la Policía del Pensamiento. Pero cada época tiene su propio fascismo, y el nuestro difiere en muchos aspectos del que describe Orwell en los cuarenta, al menos en el mundo occidental. A nosotros nadie nos obliga a tener la telepantalla encendida. Nosotros mismos nos esmeramos en llevarla a todas partes, cargarla a todas horas, renovarla cada dos años y tenerla encendida todo el tiempo y programada para no perdernos un segundo de propaganda. La distopía de Orwell está marcada por la violencia estatal y las privaciones, los sacrificios por el Estado y las cartillas de racionamiento. Es una distopía anticapitalista. La que vivimos hoy ha sido creada de manera casi accidental por un pequeño grupo de empresas para hacernos comprar productos y pinchar en anuncios. Su poder no está basado en la violencia sino en algo mucho más insidioso: nuestra infinita capacidad para la distracción. Nuestra hambre infinita de satisfacción inmediata". 

Sobre la autora

 

"Pienso, escribo y hablo sobre vigilancia, infraestructuras críticas y la política de la tecnología. "Las herramientas del maestro nunca desmantelarán la casa del maestro", escribe Marta Peirano como presentación en su perfil de Twitter, desde donde remite a la charlade un evento TEDx organizado por voluntarios que titula "El dispositivo de vigilancia que llevas todo el día", donde dice: "¿Por qué alguien me estaría mirando? No soy nadie". Si esta es su contribución a las conversaciones sobre vigilancia masiva, a la periodista tecnológica Marta Peirano le gustaría hablar con usted. Teniendo en cuenta los cuentos de precaución sobre la recopilación de datos contemporáneos que hacen que la Stasi parezca extraña, Peirano explica cómo los datos que nuestros teléfonos y algoritmos recopilan automáticamente sobre nosotros son propicios para el uso indebido y la explotación por parte del próximo régimen autoritario. 

Nacida en noviembre de 1975 (edad 43 años), Marta Peirano

es una escritora, periodista, actriz y modelo española. De septiembre de 2013 a septiembre de 2016 fue jefa de la sección cultural del periódico digital eldiario.es​. Fundó CryptoParty Berlín, una iniciativa alrededor de cuestiones sobre privacidad y seguridad en internet, según también Wikipedia.

Peirano ha publicado varios libros y ha participado como colaboradora en otros. Su primer libro se titula El rival de Prometeo, Vidas de Autómatas Ilustres (ISBN 978-84-9365-507-5), una selección de textos sobre el hombre como creador de vida, y lo publicó junto a Sonia Bueno Gómez-Tejedor en 2009 con la editorial Impedimenta. En 2010 publicó con la editorial Paperback junto a otros autores Collaborative Futures: A Book About the Future of Collaboration (ISBN 978-09-8447-501-8). En 2013 publicó On Turtles and Dragons and the Dangerous Quest for a Media Art Notation System (version 1.2) (ISBN 978-13-0094-360-0) y al año siguiente Futurish: Thinking Out Loud About Futures. Time's Up, ambos también producidos de forma colaborativa. Su libro más conocido, titulado Pequeño libro rojo del activista en la red de Roca Editorial (ISBN 978-84-9918-777-8) es una introducción a la criptografía para periodistas, fuentes y medios de comunicación, se editó en 2015 y fue el primer libro prologado por Edward Snowden, a quien Peirano conoció a raíz de entrevistarlo para eldiario.es.​

De interés

Artículos Relacionados

Centro de preferencias de privacidad